Algunos paladines del cambio, en su fatuidad, se creen dueños de la “verdad revelada”, lo cual les impide rectificar ideas/actitudes desatinadas que los hacen trastabillar. Partiendo de premisas correctas, eligen métodos errados y chocan contra la realidad. De continuar así, muy poco van a conseguir. Sin proponérselo, lograron “derechizar” al país. Releer/Malentender El Capital, en vacaciones, ¡indigesta! ciudadano Petro. Rodearse de corifeos, causa daño. La praxis administrativa, no se improvisa. Aún le queda tiempo para enmendar yerros o proseguir inflándolos.
Ya malogró en el Congreso la reforma a la salud, sin duda alguna la principal, porque nos afecta a todos los colombianos. Las otras dos -pensional/laboral- pueden aprobarse, ¡transigiendo! En un Legislativo hostil, mayoritario, ideológicamente antagónico, sus iniciativas tienden a fracasar por haberlas radicado apresurada/simultáneamente, anticipándole a la oposición argumentos para rebatirlas y/o utilizar estratagemas dilatorias para sabotearlas.
Esporádicamente pienso que su objetivo NO era “cambiar” la realidad, sino ser Presidente. Usted no tendió puentes de Unión en torno a sus proyectos, nombró algunos funcionarios ineptos/cuestionados, casó broncas innecesarias y cosechó ojerizas por montones, etc., ¡todo lo opuesto a su ideario! Los problemas socioeconómicopolíticos orgánicos se solucionan mediante la ¡REVOLUCIÓN! Otras dificultades estructurales, admiten ¡REFORMAS! Su Programa de Gobierno propuso medidas reformistas. Desafortunadamente, equivocó el camino, porque NO estableció prioridades, ni mecanismos acertados para materializarlas y, …con modificaciones superficiales, es imposible instaurar transformaciones revolucionarias. ¡He ahí el quid!
Ninguna persona sensata puede negar que su propuesta de reforma al sistema de salud contiene aspectos trascendentes, como sustraer a las EPS del manejo de los recursos aportados por particulares/Estado; universalizar el servicio en más de 1000 municipios no rentables; enfatizar en la prevención; formalizar el personal médico-sanitario, etc. El carácter “aguerrido” de sus ministros –Corcho/Jaramillo/Velasco-, no bastó para vencer las “componendas” de congresistas atados a los intereses del capital financiero internacional.
La cuestión sanitaria se resuelve SIN invocar una Constituyente, ni un Estado Social de Derecho “demagógico”, ni fallos judiciales que ordenan “cubrir/sanar” todas las dolencias, ni colapsando las EPS, ni debatiéndola en un Congreso pútrido, sino abordándola como asunto de DINERO/CORRUPCIÓN/SERVICIO, por vía administrativa, reglamentando la normatividad existente –atención primaria: Ley Estatutaria de 2015; medicina preventiva: L.1438/11; formalización laboral: L.1122/07; supresión de intermediarios (EPS): Plan Nacional de Desarrollo, etc.-. “Refinanciar” el sistema y “reajustar” las UPC, parece clave para resolver los obstáculos.
El Acto Legislativo 01/2005 instituyó tres regímenes en nuestro sistema pensional: General, Presidencia y Fuerzas Armadas. Los aportes a COLPENSIONES (+60 billones/año, 2023), mantienen “quebradas” las finanzas públicas. Para evitar el “hundimiento” de la reforma pensional, Petro propició una coalición con el partido liberal, bajando de 3 a 2.3 smlmv el umbral de las cotizaciones obligatorias a Colpensiones y situando la dirección del Fondo de Ahorro en el Banrepública.
El summum de la política impone aflojar/endurecer posiciones, acorde con las circunstancias variables. En Cámara, donde el PH puede armar mayorías, ¡la “aprobación” podría asegurarse! Lo más relevante del proyecto es implantar la justicia social; dignificar la existencia de la vejez desamparada; complementar los sistemas públicos/privados; fortalecer Colpensiones y desvanecer, gradualmente, el billonario latrocinio de los Fondos de Pensiones y Cesantías privados.
Las cifras DANE arrojaron una tasa total de desempleo de 11.7%, en 2023. La reforma laboral se centra en mejorar la estabilidad/calidad/derechos de los trabajadores empleados –¡importante, pero NO apremiante!-. El reto está en crear fuentes formales de trabajo, reducir sustancialmente la informalidad laboral (60%), disminuir los autoempleados carentes de seguridad social y los precaristas domésticos/rurales.
La inferioridad cuantitativa del Pacto Histórico en el Congreso, lo sitúa en posición desventajosa en el quorum decisorio; los intereses individuales dominan sobre los colectivos; “revolcar al gobierno” es la consigna reaccionaria, para “probar” QUIEN TIENE EL PODER ECONÓMICO. Tales factores son insoslayables, durante el trámite de los proyectos del “cambio”. Forjar alianzas tácticas, ceder cuando sea indispensable, “escuchar/admitir” opiniones contrarias razonadas, “reorientar” las polémicas legislativas, ¡podría trocar el réquiem en un canto victorioso!