Hoy en Bogotá, en razón a las dificultades de movilidad hemos decidido movernos en taxis, al igual que hacemos en Armenia, Cali e Ibagué. En esta nota pretendo llamar la atención respecto del mal estado en que con frecuencia se encuentran los taxis, lo que me lleva a poner la mirada sobre el juicio de las políticas de las empresas que expiden la tecnomecanica, quienes son implacables con los vehículos particulares pero que el lamentable estado de los vehículos de servicio público dejan en evidencia la doble moral con la que prestan el servicio.
Es irritante subirse a un vehículo al que los amortiguadores no funcionan, las puertas vibran permanentemente, las sillas están rotas, huele a humo, etc.
Tengo algunas preguntas:
1. ¿Porqué las autoridades competentes permiten el rodamiento de taxis, busetas, camiones, volquetas y otros, en evidente mal estado? ¿Que pasa con las policías de tránsito?
2. A la hora de evaluar la calidad técnica de vehículos particulares, utilitarios y de servicio público, ¿Por qué se les evalúa con diferente racero? Y finalmente,
3. ¿Qué entidad o funcionario tiene la competencia para hacer el correspondiente seguimiento a esta y tantas quejas respecto de este punto?
Por lo pronto simplemente espero que estas letras no viajen indefinidamente por calles y callejuelas.