Aparte de las discusiones de la existencia o no de uno o miles de dioses o si ateos o cristianos o judíos o satanistas tienen la razón, es por lo menos necesario resaltar unas preguntas sobre las responsabilidades sociales de las empresas llamadas iglesias y aquellos quienes se conceden el derecho supremo, único e inalienable de ser los iluminados, guiados por fuerzas supra-naturales, de modelar la opinión no solo de lo religioso y a veces lo espiritual sino de lo político. Vamos por partes.
Inicialmente es ineludible –aunque sinceramente más que eso, es rutinario- hacer mención de que todos los ciudadanos tenemos el derecho de expresar nuestros pensamientos y gozamos de ciertas libertades que nos permiten promulgar y defender desde nuestras inclinaciones religiosas, políticas, sexuales y culturales hasta lo repugnantes y vomitivos que nos parezcan los reality shows, hasta ahí, en lo abstracto, no hay aparentemente problema.
El camino empieza a volverse trocha cuando ciertos personajes de talante religioso, por medio de una autoridad auto-adjudicada ‘enseñan’ sobre ciertos temas basados en suposiciones profundas o postulados tendenciosos los cuales predican a diestra y siniestra frente a miles de personas que en un deseo interno –impuesto desde niños o por conversión- de salvación de la perversa inmundicia del mundo, atienden por lo menos cada ocho días a un lugar donde ponen todas sus oraciones y gran porcentaje de sus recursos.
El problema no radica exclusivamente en las masas que atienden las predicas o ministraciones –lo cual no las exime de su responsabilidad pasiva, por darle un nombre condescendiente- sino más allá, en las minorías que se proclaman de una forma egocéntrica como los ‘verdaderos profetas’ ‘mensajeros de dios’ o ‘transmisores de la palabra’. Es aquí donde subyace la legitimación de discursos de odio aceptados y replicados como el de un pastor que –sin editar sus palabras y basado en Isaías 61:2- dice literalmente “Señores este es el año, 2017 es el año de la buena voluntad de Jehová, pero también es el año, como dijo el profeta de la venganza de nuestro dios” y aquí empieza la parte preocupante: “Todos los que se burlaron de nosotros en 2016 prepárense porque dios se va a vengar” puedo preguntar, ¿Cómo?. Esta cita bíblica la entiendo, teniendo en cuenta de donde viene: la biblia. Aunque el pastor dice en tono de melancólica nostalgia: “Yo no me puedo vengar, como uno es el amor de dios uno no puede decir nada, sino fuéramos cristianos ‘tarias llevándote una muñequera hace rato, Palo te hubieras lleva’o”. Ya sabemos qué pasaría si él no fuera cristiano. Finalmente sobre el tema, este hijo de dios, resalta que los musulmanes para no ser criticados, castigan con la muerte, de lo cual el pastor parece ser partidario.
De las grandes mayorías pasivo-pacificas me atrevo a pensar que muy pocos tomarían esto literal, y ahí es donde está el punto. Dichas palabras en oídos fanatizados, son fácilmente transformados en un 11 de septiembre o un Timothy McVeigh.
Queda la pregunta ¿Cuál es la responsabilidad moral, social e incluso legal de facto de este tipo de discursos temerarios? ¿Hasta dónde la libertad de culto y de expresión son tapetes de bienvenida a la incitación a la violencia y la muerte?
Para terminar con el señor, que no es mi pastor, hay que decir que no solo amenaza; después de esto, emitió un video donde se disculpaba y decía que su video lo habían editado. También miente. Si no hizo nada malo ¿por qué se disculpa? El video se puede encontrar en la web.
Ejemplos como este o como el del pastor peruano Rodolfo Gonzales (Movimiento Misionero Mundial, MMM) que afirma que “Los homosexuales deben morir, al igual que los corruptos y ateos porque no son obra de dios” y que –basado en la biblia- : “Si encuentran a dos mujeres teniendo sexo, maten a las dos. Si encuentran a una mujer teniendo sexo con un animal, mátenla a ella y maten al animal, sea un perro o cualquier otro animal, en el nombre de Jesús (…)” Sus áulicos dijeron que su prédica había sido editada y sacada de contexto. Muchas cosas en común con el señor nuestro pastor -el colombiano- pero dos para resaltar; 1. Su inclinación por la pena capital y que también fue desmentido, su video no fue editado. Sus palabras (las de los dos) son fieles a lo que creen y predican.
Probablemente, el siguiente paso sería el que acaeció con Vilma Trujillo a quien “le sanaron su alma” en la hoguera, si, este año, 2017 en la empresa asamblea de dios en Nicaragua.
Dejando de un lado –sin restarle importancia- el tema de la sangre podríamos preguntar: ¿todos estos personajes tiene patente de corso para hacer y decir lo que sea ilimitadamente cobijados en la libertad de culto? ¿Hasta dónde dicha libertad se extralimita no solo legalmente sino social y moralmente?
¿Cómo es posible que en el siglo XXI aún haya espacio para predicar y defender sin ningún sustento científico que la tragedia que ocurre en Perú en estos momentos es un castigo por no satanizar a los homosexuales ni declararles la pena de muerte? ¿Cómo es posible que por culpa de los homosexuales –que no son obra de dios según el pastor de la MMM- dios castigue a muchos heterosexuales-católico-cristianos que defienden su doctrina? ¿Y llegar hasta extremos tan bufos como hacer una campaña en defensa de la familia contra la bella y la bestia?
Este tipo de premisas apócrifas son en gran medida las responsables de que en países religiosos, los niños tengan peores resultados en matemáticas y en ciencias naturales –sin dejar de lado los pésimos sistemas educativos que por ejemplo tenemos en Colombia-, según una investigación realizada por el profesor Gijsbert Stoet de la Leeds Beckett University el cual tuvo en cuenta las pruebas PISA y TIMSS.
Pero mucho más allá de eso, es como la predica religiosa, independiente de cuál de todas esas religiones ‘verdaderas’ venga, trata de imponerse como sea, es como un camaleón que se viste de procurador de la Fraternitas Sacerdotalis Sancti Pii X que es capaz de convencer a miles de que un acto de corrupción castigado con destitución es un acuerdo político-comunista-gay-anti-religioso y no lo que es: corrupción; o que se transforma en súper youtuber de esos que hacen todo tipo de gestos, expresiones, cambios de tono y se inventan cuanto chiste flojo y superficial para convencer que el arrebatamiento no solo va a ocurrir –siempre y cuando no haya homosexuales y ateos y judíos y musulmanes y agnósticos, y… etc.- sino que va a ocurrir en Colombia y en estos tiempos, ¿no es eso ya mucho egocentrismo?
Para terminar esta cacofonía, y consiente de que lloverán maldiciones y oraciones –más las primeras que las segundas-, venganzas divinas y no divinas; que van a haber cientos de santos, puros y píos dedos de señalamiento, miradas iluminadas de inquisición y palabras de indignación y que probablemente estas palabras no cambien la realidad, solo me queda una última pregunta que ojalá pueda resumir la intención de esta retahíla ¿Cuándo y quien va a hacerse responsable de las atrocidades en nombre de la religión, desde el abuso infantil llámese sexual o de adoctrinamiento hasta las torturas físicas y psicológicas por no creer o creer en otra cosa? ¿Quién responde? Tal cual.