Como vimos el mundo no se acabó el 12 de diciembre de 2012 a las 12:12 del mediodía como lo recreó un filme hollywoodiense. A los mayas les atribuyen infinidad de vaticinios. La quinta predicción menciona que todos los sistemas basados en el miedo que rigen a la humanidad se transformarán junto con el hombre para dar lugar a una nueva realidad. Cuando observamos a caudillos como Kim Jong-un, Trump o buena parte de los políticos colombianos tendemos a pensar que continuamos en la época de los primates no solo por la calidad de los mandatarios sino por el creciente caudal de ingenuos votantes que les creen y eligen. Solo basta recrear lo que está sucediendo hoy con Corea del Norte, las recientes elecciones en Estados Unidos y los comicios que se avecinan en nuestro país donde lo más bajo conocido y por descubrir del ser humano, es el pan de todos los días en el juego de tronos que busca perpetuarse en el poder.
Durante 23 siglos hemos sido liderados por un grupo reducido de personas bajo conceptos y estrategias basadas en el miedo, pecado, culpa, castigo, el gozo de la salvación eterna si hacemos lo que ellos quieren y, sobre todo, el acceso limitado a información privilegiada la cual pocos conocen y utilizan usualmente para su provecho.
Ser dueños del llavero y las llaves que dan acceso al conocimiento facilitan ejercer el poder y la autoridad. Está comprobado que la mejor forma de gobernar y controlar a una sociedad es con la efectiva y milenaria receta que mezcla ignorancia con terror. Las mismas estrategias y tácticas han sido utilizadas por los de derecha, izquierda o centro, capitalistas, progresistas o comunistas y la única innovación es que hoy, en el siglo 21, las nuevas plataformas tecnológicas digitales que facilitan la cobertura, inmediatez e impacto de la información con objetivo predeterminado a través de redes de países, redes de negocios, redes de conocimiento y las redes de personas.
No obstante, en esta década estamos dando los primeros pasos en esta transformación del miedo en valor, valentía y tranquilidad. Y esto se está logrando, en buena parte, por un derivado de la predicción maya: cada día será más difícil y más costoso mantener un secreto.
Todas las semanas se destapan escándalos de corrupción privada o pública, se conocen efectos secundarios nocivos de alimentos y medicamentos, salen a flote las bases de cientos de negocios fraudulentos, el manejo inapropiado de recursos donados locales e internacionales, se develan estrategias de manipulación masiva que mezclan el poder, los medios de comunicación y las redes sociales y se cuestionan los discursos, procedimientos y toma de decisiones de líderes religiosos, políticos, empresariales o de cualquier área por el impacto negativo en segmentos importantes de la sociedad empezando por niños, adultos mayores, madres cabezas de familias o grupos poblacionales en condiciones de extrema pobreza.
También se están abriendo otras alternativas para democratizar el acceso a la información. Solamente en enero de este año, la CIA desclasificó más de 12 millones de páginas sobre ovnis, alienígenas y otros fenómenos paranormales. Series de televisión como House of Cards o The Young Pope le dejan ver a sus seguidores y fanáticos que es lo que realmente se mueve detrás de la escena con los dirigentes políticos y religiosos.
Esta es la verdadera revolución del siglo 21. Por primera vez en la historia de la humanidad millones de personas están accediendo a información, datos y conocimiento que antes era privilegio de pocos. La ignorancia solo se combate leyendo, estudiando y viajando. La vacuna contra el oscurantismo está al acceso de millones de personas cada día. Es común que los seres humanos exijamos la verdad afuera con mayor vehemencia que la propia. Es común que ejerzamos con mayor fuerza nuestros derechos adquiridos que la voluntad de cumplir con nuestros deberes y aportes al equilibrio de la sociedad. La verdad os hará libres, dice la frase religiosa.
Es momento de abrocharse los cinturones de seguridad y agarrarnos bien porque el nuevo ordenamiento de la sociedad está en marcha. Quien no tenga la capacidad de entender y transformarse no va a sobrevivir. Cada día será más difícil y costoso mantener un secreto empresarial, religioso o político que busque manipular o perjudicar a otros. Todas las mañas y malas prácticas tradicionales de los dirigentes seguirán saliendo a flote. El meteorito del libre acceso a la información viene directo a la tierra y exterminará a todos los dinosaurios que se aferren a las estrategias que les permitieron ejercer y mantenerse en el poder hasta hoy.