Las marchas de protesta se están dando un poco por doquier en el mundo, y América Latina no es la excepción. En Colombia son frecuentes y van en aumento. También en intensidad y violencia. Las recientes de Nicaragua, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia son la prueba. El summum son las de Venezuela, sea como “guarimbas” o como “antiguarimbas”. Para este 21 de noviembre las de Colombia se aseveran bastante “movidas”, para no utilizar otros calificativos. Algunos emplean capuchas para esconderse, otros están convocando a usar chalecos reflectivos de color amarillo que recuerdan los gilets jaunes franceses. A propósito de Francia, este último recurso a la protesta ciudadana —sobre cuyo contenido político no hay acuerdo—, me viene a la memoria el movimiento de tenderos y artesanos llamado del poujadisme. Sí, el poujadismo o movimiento de pequeños comerciantes y artesanos animado por Pierre Poujade para reivindicar los intereses de una pequeña (o ¿mayoritaria?) clase de propietarios de pequeños negocios (panaderos, tenderos, baristas, peluqueros, fontaneros y más) afectados por el exceso de control económico y los excesos fiscales. Algo así como las grandes jacqueries de tantos períodos históricos de Francia, Alemania y por doquier. A nadie le gusta que le suban los impuestos. La “suba” de impuestos, como dicen los uruguayos, trae revueltas. ¿El 21N de Colombia las traerá?
El movimiento poujadista
Se trata de un movimiento político de derechas que se constituyó en la Francia de finales de la IVa. República con el ideario de hacer la defensa de los comerciantes y artesanos, con visos de grupo de presión que en un primer tiempo se manifestó por medio de revueltas y poco a poco fue tomando un matiz político, siempre a la derecha del espectro político francés. Por extensión, pasó a ser definido como un movimiento o actitud fundados sobre reivindicaciones corporativistas y rechazo a la evolución socioeconómica de la inmediata posguerra, posición que contrastaba con la de la izquierda al reclamarse esta de la industrialización. Los neopoujadistas actuaban bajo reflejos de gremio, siguiendo las tesis de Pierre Poujade y de la Unión en Defensa de los Comerciantes y Artesanos (UDCA), creada en 1953 gracias a su éxito en las elecciones legislativas de 1956 como un alineamiento con los intereses corporativos de un grupo de presión defensor de los intereses de los pequeños comerciantes y más tarde de las empresas medianas, desarrollando a veces temas de extrema derecha, toma de posición que hizo que S.M. Lipset calificase al poujadismo de “demagogia regresiva”, por sus medios de protesta violentos y ruidosos próximos a un fascismo de clases medias. Es por esta razón que a partir de 1956 cambiaría de naturaleza al pasar de grupo de presión a formación partidista con el propósito de alcanzar el poder. Reclamándose de un patriotismo de retorno a la vieille France.
El fundador del poujadismo
Pierre Poujade (1920-2003) fundó este movimiento corporativista y populista de derecha en 1950, le llamó UDCA. Fue un movimiento de pequeños comerciantes y artesanos confrontados con la modernización después de la Segunda Guerra Mundial y en rebeldía contra la “presión fiscal”, opuesto a la Europa del Tratado de Roma, antiparlamentarista y nacionalista, así como crítico del sistema fiscal opresor. Se transformó en Unión y Fraternidad Francesas (UFF), ahora con el ideario de superar el clivaje entre la derecha y la izquierda y tratando de reunir a un electorado cansado de la inestabilidad e impotencia de la IV a. República. Su emblema era el gallo francés, lo que denota ya el carácter nacionalista.
Sintetizando, el poujadismo se caracterizó por ser una reacción populista y conservadora ante la casta política (i); un movimiento ciudadano rebelde ante los controles fiscales del Estado (ii); que no rechazaba la acción violenta, sin aceptar la vía armada (iii); representante de las clases medias trabajadoras, arruinadas por la inflación (iv); compuestas esencialmente de pequeños y medianos empresarios (v); críticos furiosos de la partidocracia y la tecnocracia(vi); denunciantes incansables del Estado prevaricador (vii); adversos a las sinarquías judías y masónicas por considerar que ellas desmembraban el país de su poderío internacional luego de la derrota de Dien Bien Phu (viii);defensores de la conservación de las colonias en Asia, África y América (ix); despreciativos de los intelectuales, acusados de ociosos e ideas destructivas (x). En síntesis, pura afirmación de la identidad nacional francesa en contra de todo aquello que la amenazase y, por lo tanto, opuestos a la inmigración masiva. No obstante, próximos a la Organización Armada Secreta (OAS) y defensores de los “harkis” o soldados argelinos al servicio del Ejército francés. El poujadismo fue también anti modernizador, al rechazar los planes de industrialización nacional neocapitalista (xi); al oponerse a los proyectos de urbanización que favorecían la especulación inmobiliaria (xii); y repudiar al "American Way of Life" que promovía un consumismo salvaje que sólo beneficiaría a los supermercados y a las grandes cadenas comerciales (xiii); al atacar a los bancos de control estatal acusándolos de realizar prácticas usurarias, lo que los llevó a intentar organizar “corridas bancarias” (xiv); adversarios de la intervención francesa en la Crisis de Suez, porque Francia no debía auxiliar ni a los británicos ni a los israelíes que normalmente conspiraban en contra de ellos (xv); al denunciar que detrás de los movimientos de descolonización estaba el capitalismo financiero que solo buscaba ampliar sus negocios (xvi). La UFF presentaría seguidamente un proyecto para convocar a una asamblea constituyente que reformase la Constitución, siendo detalle notorio la exigencia de que fuese de esencia “corporativa” con representación estamental de los sectores sociales. Con el ascenso de Charles de Gaulle al poder, el poujadismo perdió toda influencia en el campo político, aunque siguió siendo una fuerza de cierta relevancia en el ámbito sindical. En 1958, con la Va. República ya constituida, la UFF obtuvo sólo el 1,47% de los votos, perdiendo todas las bancas que había conseguido.
En su momento se quiso ver al poujadismo como la versión francesa del Qualunquismo italiano y de la Wirtschaftliche Aufbau-Vereinigung de Alemania. El Qualunquismo italiano se caracterizó por privilegiar la “apatía política”, como una actitud que reniega o ignora intencionadamente la actividad política ligada a la vida en sociedad. El nombre viene de la palabra italiana qualunque, «cualquiera», para referirse al ciudadano común y cotidiano caracterizado por una desconfianza general hacia las instituciones, los partidos políticos y varios aspectos de la política, viéndose como algo distante, pernicioso e incluso perturbador de la autonomía individual. Es por este desprendimiento, indiferencia, “apoliticismo” o apatía hacia la actividad política que algunos lo han asimilado un tanto al poujadismo francés. Por su lado la Unión de la Reconstrucción Económico Wirtschaftliche Aufbau-Vereinigung (WAV), fundada en Baviera en 1945 por Alfred Loritz y disuelta en 1953, fue un partido político alemán de tendencia conservadora, federalista y populista, defensor de la propiedad privada sobre todo la de pequeñas y medianas empresas y de la clase media, que debían ser protegidas contra la gran industria, y beneficiar a los trabajadores en los salarios mínimos. Algunos otros autores consideraron que el poujadismo tenía un mayor parentesco con el “comunismo” que con el fascismo, porque el Partido Comunista Francés había contribuido activamente en la fundación de la UDCA, de allí que el poujadismo sólo atacara a los comunistas de un modo superficial, afirmaban y debido a que Poujade no rechazaba el republicanismo, sino que lo afirmaba. Frente a esto hay que anotar que Jean-Marie Le Pen, a la sazón un joven militante del poujadismo, ingresó al movimiento justamente seducido por la posibilidad de dirigir un grupo de choque “patriótico”para realizar el combate urbano contra los enemigos del pueblo francés. Luego sería expulsado por ser de una derecha extremista. El poujadismo sería continuado directa o veladamente a partir de 1970 por el CID-UNATI de Gérard Nicou.
Gérard Nicoud, continuador del poujadismo
Nació en Marsella en 1947. Líder sindical de la Confederación Intersindical de Defensa y de la Unión Nacional de Trabajadores Por Cuenta Propia (CID-UNATI). En 1969 un grupo de comerciantes y artesanos insatisfechos con la nueva ley sobre el seguro médico obligatorio le encargó redactar, firmar y presentar una petición ante la prefectura de La Tour-du-Pin. En menos de tres meses reunió a diez mil personas y quince mil firmas para fundar el CID-UNATI y así apoyar las mesadas de los pensionistas de pequeñas empresas. Fue encarcelado en varias ocasiones, las protestas se intensificaron y finalmente liberado. En 1972 protestó por el aumento de las cotizaciones a la seguridad social de los trabajadores por cuenta propia. En 1976, acusó a los inspectores de impuestos de causar suicidios entre pequeños comerciantes. Fue condenado a prisión y no apeló voluntariamente para dar a conocer su lucha, denunciando la voluntad del Estado de condenarlo. En 1984,ante la presión de sus seguidores insatisfechos se vio obligado a abandonar la Secretaría General del CID-UNATI. Se presentó en las elecciones europeas de 1984 en Francia, en la lista de la Unión de Trabajadores Independientes por la Libertad Empresarial (UTILE) junto a Pierre Poujade. Fue perdiendo fuerza a principios de la década de 1990
Para Nicoud, el comerciante y el artesano no tienen medios significativos de producción, por lo que no son de interés para nadie. Ambos se encuentran atrapados entre dos sistemas: uno capitalista y el otro socialista. Por lo tanto, están condenados a "ser asesinados por un supermercado o una tienda estatal". En sus acciones de choque, desencadenó una serie de manifestaciones, mítines, huelgas de hambre, llamados a la huelga del impuesto, bloqueo de carreteras y otras acciones en defensa del artesanado y el pequeño comercio, sobre todo contra los supermercados y las grandes superficies, con tanta presión que en 1973 el Parlamento aprobó una ley de “orientación del comercio y el artesanado” para proteger a esos dos sectores de la economía contra los hyper-marchés texto que trajo la crítica de los defensores del libre mercado y el libre ejercicio de la competencia al establecer una especie de corporativismo. Gérard Nicoud ha sido descrito como un poujadista en los medios de comunicación.
La CIDUNATI se estableció en 1969 en Francia. Es un movimiento todavía existente que se dice “apolítico” y se jacta de ser financieramente independiente, ya que vive sólo de las cuotas de sus miembros y cámaras de oficios para permitir a los independientes obtener más justicia social y fiscal frente a otros franceses (i); llevar a cabo en la medida de sus posibilidades un control sobre los abusos de la administración (ii). Procurar un trato justo para los “autónomos” frente a los poderosos grupos de presión, para esto lanza huelgas contra el pago de cotizaciones (iii); alcanzando en 1974 una amnistía social votada por la Asamblea Nacional (iv); y más tarde algunas reformas fiscales (v); una reforma de la Seguridad por Enfermedad de los trabajadores independientes (vi); la reforma de las Pensiones (vii); la creación del Ministerio de Comercio y el Artesanado (viii); la Ley Royer sobre regulación de las grandes superficies (x); la Inversión de la Prueba en materia fiscal (xi); la eliminación de las Visitas domiciliarias sin autorización de un juez (xii); y la Carta del Contribuyente (xiii). Siempre mediante acciones espectaculares y el arresto voluntario de dirigentes para lograr gran seguimiento de la prensa. Estos actos de choque los han considerado como la gran epopeya “patriótica” de 1969-1984.
Con el advenimiento de la Va. República gaullista el poujadismo prácticamente desapareció, mejor se eclipsó, porque se presentaría más tarde bajo otro ropaje y de tal manera que hoy en día es sinónimo de “actitud demagógica” en favor de los pequeños comerciantes por practicar un corporativismo reivindicativo, una oposición a la evolución económica y social, un discurso antiparlamentarista, y hasta la asunción de un ideario de extrema derecha. Por estas posiciones es visto como un conservatismo “pequeño burgués”. Como Le Front National, es considerado un partido fascista, populista, nacionalista, o de extrema derecha; resumiendo, como un poujadismo. Movimiento que algunos han asociado un tanto con el de los Gilets Jaunes o de los Chalecos Amarillos.
El real fundador de los Chalecos Amarillos
El fundador del movimiento se llama Éric Drouet, un chofer de camion. Lo inició en noviembre de 2018. A finales de octubre de 2018,decide con un amigo convocar un mitin de automovilistas en la carretera de circunvalación de París para protestar contra el aumento de los impuestos a los combustibles decidido por el gobierno a fin de promover la transición energética, como parte de los compromisos de Francia derivados del Acuerdo de París sobre el medio ambiente. Trabaja en unión del grupo Angry France, que recuerda un tanto a los enragés o “perros furiosos” de una película. Desde el 28 de noviembre de 2018, representó también al movimientoYellow Jacket. Drouet ha sido arrestado varias veces, él mismo ha provocado estos arrestos para suscitar reacciones violentas de su grupo contra la policía, sobre todo por la causal “organizar una manifestación sin declaración previa". Con esto busca ser detenido y así llevar a cabo un golpe de estado mediático. Ha recibido varias multas. Eric Drouet afirma ser extraño a cualquier compromiso partidista y solo un buen patriota francés. Sin embargo, ha sido presentado por algunos medios de comunicación como partidario del Rally Nacional (RN) o de La France insoumise (FI), lo que ha negado, al igual que ha negado haber votado a favor de la candidata del Front National —Marine Le Pen- en las elecciones presidenciales de 2017. Rechazó ser incluido en una lista para el Parlamente Europeo. Se le critica bastante tener mala ortografía y pésima redacción, lo que ha dado lugar a decir que se le quiere negar a un obrero ser líder popular. Algunos lo califican de ser anarquista. A lo cual él responde: “Nunca dije que quería ir al Elíseo para romperlo todo, sino para ser escuchado". El 26 de enero de 2019, transmitió una declaración pidiendo un "levantamiento" general. El Ministerio del Interior, vio esto como una incitación a la insurrección ( once muertos, unos 6400 arrestos hasta enero de 2019, unos 2.100 manifestantes heridos, 136 policías, más de 500 casos de evidentes abusos policiales, 22 manifestantes que han perdido un ojo, cinco una mano, 210 con heridas en la cabeza). Ha tenido muchas tensiones con otras personalidades del movimiento Yellow Jacketquienes se opusieron a sus posiciones más radicales. Se ha situado Drouet en la "franja radical", en la de aquellos que quieren ir más allá, en los métodos violentos de protesta, por ejemplo, manifestando hasta por la noche para cansar a las fuerzas de la ley y el orden en procura de alcanzar el objetivo final, lograr el derrocamiento del gobierno. A finales de enero de 2019 los núcleos duros de tribus urbanas de Drouet no han estado de acuerdo con los “moderados” sobre qué hacer con el movimiento de protesta. Drouet solo ansía mayor radicalismo.
Como en el poujadismo, los Chalecos Amarillos han ido aumentando sus reivindicaciones, por ejemplo, bajar el elevado precio de los peajes (i); del control técnico automotor y de las multas por la multiplicación de los radares de control del tráfico (ii). También se proponen reivindicaciones sociales como el aumento de la pensión de los jubilados (iii); la reducción del impuesto a la contribución social (iii); una reforma educativa (iv); y otra más de la salud pública (iv). Poco a poco han llegado a hacer propuestas con respecto a la inmigración (v), sobre todo con relación al Pacto Mundial sobre Migración que fuera firmado por el presidente francés justo durante las protestas lo que fue percibido como un menosprecio hacia el movimiento. El 29 de noviembre del 2018 se le comunicó al gobierno una lista de 45 reivindicaciones entre diferentes temas como transportes, poder adquisitivo, impuestos, jubilación, trabajo, democracia, servicios públicos, empresas, salud y vivienda. Los reflejos poujadistas comienzan a ir más allá de lo corporativista para tomar un rumbo de cambio de modelo de sociedad, bajo la rúbrica de un patriotismo nostálgico de la era preindustrial, como le reprochan algunos.
¿Son los Chalecos Amarillos una cierta manifestación de poujadismo?
Se ha querido ver una pervivencia del poujadismo en el actual movimiento de protesta social de los Chalecos Amarillos, luego extendido a Bélgica, Países Bajos, Alemania, Italia, y España. Son causas que lo han motivado: el alza en el precio de los combustibles (i); como en el poujadismo, la injusticia fiscal (ii); la globalización (iii); la impopularidad del presidente Macron por su política social (iv); y el caso judicial Benalla el encargado de la seguridad del presidente Macron, acusado de haber violentado a dos personas y usurpado la función policial durante la manifestación del 1º. de mayo de 2018, en París (v); aumento del salario mínimo (vi); restablecimiento del Impuesto Sobre la Fortuna (vii); mantenimiento de los servicios públicos (viii); organización de un Referendo de Iniciativa Ciudadana o RIC (ix); destitución del presidente Emmanuel Macron (x). Posteriormente se fueron agregando otras reivindicaciones cuales: el rechazo generalizado al alza del impuesto sobre el carbono (xi); y el aumento del poder adquisitivo de las clases medias y clases bajas (xii); entre otras. Los Chalecos Amarillos, al igual que poujadistas y nicoudianos, son muy exigentes. Las principales reivindicaciones van entonces acordes con el carácter no estructurado ni centralizado de este movimiento, espontáneo, transversal y sin portavoz oficial puesto que revelan diversas aspiraciones de los ciudadanos de las clases media y baja que, en términos generales, expresan un disgusto masivo de los ciudadanos franceses. De planteamientos y peticiones de corte “gremial”, el movimiento ha dado un salto a lo “político” expresado en la pretensión de defenestrar a Macron y los textos de las pancartas: "políticos, tendrán que rendir cuentas". En realidad, el movimiento de los Chalecos Amarillos parece acercarse cada día más a las posiciones de Pierre Poujade y Gérard Nicou, pero ahora no bajo las formas del sindicalismo tradicional sino con la ayuda de las poderosas redes sociales, con la adición de los obreros de fábricas, desempleados y jubilados grupos también en estado de ira que se reitera y refleja en los famosos “Actos” de los sábados parisinos que ponen los pelos de punta de las fuerzas del orden, tal es la violencia y actos subsecuentes de vandalismo (con consecuencias “económicas” adversas para los comerciantes: en el primer sábado de manifestación las ventas cayeron un 10% en París, el segundo sábado descendieron un 44%; el tercero, un 66% y la última, un 97%) que han dado lugar a la creación de un archivo o lista negra de manifestantes radicales y particularmente violentos, considerado como contrario al derecho constitucional de protesta. Pese a las negativas del gobierno, el movimiento ha alcanzado el logro de algunas de sus reivindicaciones, mas no el de la principal, el restablecimiento del Impuesto de solidaridad a la fortuna (ISF) (ver: Éric Drouet, el cerebro de la revuelta amarilla en Francia. La Vanguardia. 12 de enero de 2019). Las protestas durante el primer aniversario dela creación de los Chalecos Amarillos —16 de noviembre de 2019—, se han ido incrementando con fuertes disturbios y actos de violencia, quema de carros y contenedores, monumentos pintados, mobiliario urbano destrozado y un centenar de detenidos en París en el solo París al grito de "¡No vamos a retroceder! ¡Seguimos aquí, aunque Macron no quiera, seguimos aquí!", "Seguimos movilizados porque queremos un futuro mejor para nosotros y nuestros hijos, la situación en Francia está cada vez peor", "Yo gano un poco más del salario mínimo y tengo dos hijos. El dinero no nos alcanza hasta fines de mes". "Llevamos un año en las calles y no pensamos parar. Estamos dispuestos a seguir manifestando hasta que Macron nos escuche". "Macron, nuestro primer aniversario, es el último para ti". Los comerciantes protegieron desde temprano sus escaparates y mercancías por miedo a incidentes violentos, lo que contrasta con el origen ideológico del movimiento. Los transportes públicos se vieron afectados por la manifestaciones y los bomberos tuvieron que intervenir en varios puntos de la capital. La similitud de reivindicaciones, métodos de choque e idearios podrían ser aproximados, en opinión de algunos, al poujadismo. ¿Es esto cierto?
¿Se están dando en América Latina protestas simultáneas y frecuentes de tipo poujadista?
Al parecer sí se están dando. Se trata de un fenómeno social simultáneo a casi todo el subcontinente desde 2010, ¿resultado de la crisis financiera de 2008?, ¿de un crecimiento económico sin beneficio real o suficiente para los pueblos? Protestas las hay en Honduras, Perú, Venezuela, Nicaragua, Chile, Bolivia, Argentina, Brasil, Paraguay, Ecuador y Guatemala entre otros países. Hay un descontento social generalizado que las élites son incapaces de calmar con soluciones oportunas y justas. Las ciudadanías claman por que sean prontas, para ya. ¿Es la democracia la que está fallando, los gobiernos o los Estados?, ¿se puede datar un cierto desencanto por la democracia a partir de 2010? De existir este desencanto, ¿las causas de él son económicas?, ¿sociales en general?, ¿y si fuesen de esta índole es porque el aumento de la educación y el nivel de vida ha hecho a nuestros países más exigentes, como lo es la clase media en general en todos los países?, ¿más organizada y, por ende, más crítica de los gobiernos?, ¿qué es lo que exigen?, ¿acaso más garantías sociales?, ¿son oportunas las respuestas de las autoridades?, ¿son políticas las diversas protestas, o expresión de un malestar con la democracia?, ¿están las élites, los partidos políticos y la representación en bancarrota frente al pueblo?, ¿están las protestas guiadas principalmente por la corrupción política y la económica?, ¿están garantizados los derechos sociales a la educación, salud, salario digno y cesantía?, ¿en realidad, quién gobierna y para quién gobierna?, ¿se gobierna para la minoría privilegiada, en desconocimiento de los derechos de las mayorías?, ¿están los estados cooptados por la corrupción como en Perú, Brasil, Argentina, Bolivia?, ¿quieren los pueblos más democracia o un retorno de los gobiernos “fuertes”?, ¿son los gobernantes latinoamericanos sordos ante el clamor popular o lentos en tomar las decisiones correspondientes?, ¿hay ya la creencia en los pueblos latinoamericanos de que solo con la manifestación —pacífica o violenta—, es posible lograr alguna respuesta a las demandas?, ¿es la calle el medio de lograr el fin?, ¿están por igual la derecha y la izquierda superadas por la complejidad del problema social?, ¿están en real declive las ideologías y solo están contando las “soluciones” prontas, de fondo y esencialmente económicas?, ¿el caso de América Latina es reducible a desigualdad, corrupción, desconfianza en las élites?, ¿son los carburantes, el combustible de la protesta social a causa de la supresión de las subvenciones?, ¿fracasan los gobiernos latinoamericanos o, por el contrario, los estados?, ¿está la política en América Latina y los partidos obsoletos?, ¿se puede promediar el estancamiento de las poblaciones de América Latina en un 70%?, ¿tiene América Latina ya asegurada la libertad y sus problemas son esencialmente de carencia o falta de reales garantías sociales?, ¿el descontento de América latina con los gobiernos es propio de la región o del mundo globalizado?, ¿son nuestras democracias deficientes?, ¿son demasiadas las democracias de la región en crisis simultánea?, ¿nos llegó el poujadismo a Colombia?
Para algunos estudiosos del problema actual de las protestas en América Latina es necesario concitar a todos los sectores políticos, económicos y sociales a fin de llegar a un acuerdo que ofrezca salidas consensuadas y razonables que les permitan a nuestras sociedades construir un nuevo contrato social que sea más justo, democrático y exigible, moderando los énfasis ideológicos. En ese nuevo pacto social debe regir la ética pública y la búsqueda del bien superior de todos los habitantes de la región con el ineludible compromiso de recuperar la confianza en las instituciones, los gobernantes y la propia ciudadanía. Naturalmente sin qualunquismo, apatías o apoliticismos derrotistas.
Las protestas sociales llegan a Colombia
Un poco por todo el país. En las regiones deprimidas nunca se han ido. En Bogotá y Medellín se acentúan. En la capital antioqueña hay alerta por la creación de un supuesto grupo ciudadano ‘antidisturbios’ que afirma saldrá en defensa de los comercios, tiendas, locales y en general de la propiedad privada de los habitantes de la ciudad, lo que ha traído el rechazo de la Policía Metropolitana al aclarar —desde el 13 de noviembre— que no apoya ni aceptará ayuda de este grupo. El movimiento en ciernes ha asegurado que su objetivo es “salir a la calle para defender nuestro patrimonio e infraestructura”. Se autodenomina ‘Resistencia Civil Antidisturbios’ para defender la ciudad contra presuntos ataques vandálicos que se presentarían el 21 de noviembre de 2019 durante el anunciado paro nacional. Hace énfasis en el video donde un “encapuchado” amenaza con destruir durante el paro el metro, la infraestructura de la ciudad u otros blancos. Para ello, estarán vestido con chalecos reflectivos —de los cuales no está ausente el color amarillo—, con las siglas del grupo (RCA) y, a su vez, portarán silbatos que anunciarán “la legítima defensa de manera proporcional a la agresión”, en caso de que se presenten enfrentamientos con los marchantes que apoyen el paro. Dice al respecto el iniciador del grupo a la Policía Metropolitana: “Le notificamos que un grupo nutrido de ciudadano nos hemos organizado para acompañar, de manera pacífica, a nuestra Fuerza Pública como un actor sicológico de contención a posibles hordas vandálicas que amenazan con destruir nuestra ciudad, siguiendo las directrices del Foro de São Paulo”. Agregan que igualmente se opondrán a los movimientos armados subversivos, los acuerdos de La Habana, y a impedir que Colombia se convierta en una Venezuela. Al parecer, algunos integrantes del RCA no se identifican ya con el actual gobierno, lo que ha motivado duros enfrentamientos con partidarios de este. La defensa de Medellín es el objetivo primordial, aunque el movimiento parece asomarse a otras ciudades del país. En Bogotá se comenta que ya se están formando grupos antidisturbios para la defensa de la propiedad privada y la infraestructura de la ciudad.
El comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá ha sido explícito en decir que no necesita ayuda de grupos no autorizados por la Constitución y las leyes, y rechaza cualquier actuar de este grupo asegurando que la Policía no necesita protección y, por el contrario, iniciativas como estas lo que van a generar son más problemas. "La institucionalidad (Policía, Ejército, Alcaldía, Fiscalía, etc.) son los únicos que pueden actuar para garantizar la seguridad ese día. Ningún grupo ciudadano puede tomar justicia por propia mano porque eso puede empeorar la situación", aseguró el general. Por eso, reiteró en el mensaje, para esta y cualquier otra iniciativa ciudadana que busque ejercer control durante las marchas, deben abstenerse de contrarrestar a otras personas de forma violenta y dejar la seguridad en manos de las autoridades. En procura de esta labor, explicó, se contará con el apoyo de unos dos mil policías en puntos estratégicos como avenidas principales, instituciones educativas, centros comerciales, estaciones del metro, entre otros. Este contingente reforzará a los cerca de cinco mil policías que permanentemente están en el territorio del valle de Aburrá. De igual forma el general de la Policía les pidió a quienes van a marchar, no dejarse infiltrar por personas violentas que buscan atentar contra la infraestructura de la ciudad. Agregó que el mensaje va dirigido a esta y cualquier otra iniciativa ciudadana que busque ejercer control durante las marchas, porque esa tarea es función de las autoridades.
Entre las medidas anunciadas como posibles de tomar para conjurar el paro o los posibles desmanes que podrían presentarse, el gobierno ha pensado en decretar el Toque de queda y otras medidas. Por ejemplo, dictar un decreto brindándole facultades extraordinarias a gobernadores y alcaldes para que regulen el porte de armas, el consumo de bebidas alcohólicas y, la implementación de toques de queda si lo ameritan las circunstancias luego de una evaluación conjunta que se haga entre las autoridades regionales, Fuerzas Militares y Policía”. Por su lado, el Fiscal General aseguró que el ente investigador acompañará esta estrategia del gobierno con un fortalecimiento de las investigaciones de posibles actos vandálicos destinando para ello a 107 fiscales asistentes que estarán a cargo de judicializar los eventuales brotes de violencia que se presenten en las marchas convocadas. El ministro de Defensa al respecto ha dicho: “Continúa el proceso de coordinación de todas las instituciones del Estado con el fin de garantizar el derecho a la protesta pacífica. (...) Y naturalmente también avanza todo el proceso de coordinación requerido para hacerle frente a cualquier manifestación de violencia o vandalismo que pueda presentarse”. El comandante de las Fuerzas Militares ha ordenado el acuartelamiento de primer grado de todos los miembros de la Fuerza Pública, en consecuencia, todos los uniformados de Ejército, Armada y Fuerza Aérea deberán concentrarse en las bases militares y estar disponibles a cualquier eventualidad que se presente durante las manifestaciones a fin de evitar el éxito de las amenazas latentes, “prever planes de intervención” en coordinación con las autoridades de orden nacional y local, “extremar medidas de seguridad” en las instalaciones militares, así como en la infraestructura económica “crítica” para el Estado. En resumen, todas las unidades de las Fuerzas Militares deberán estar en “máximo estado de alerta” de cara a la protesta.
Los organizadores del paro, justifican el paro por estas razones: En contra de la reforma laboral que se planea implementar (i); contra la anunciada reforma pensional, que según los sindicatos apunta a quitar derechos y privatizar Colpensiones (ii); contra la venta de algunas entidades estatales (iii); contra la corrupción (iv); el aumento de las tarifas de energía (v); la rebaja de impuestos a las grandes multinacionales para imponer más tributos a la clase media (vi); reclamar un salario mínimo digno (vii); el cumplimiento de los acuerdos firmados con profesores, trabajadores estatales, estudiantes, indígenas y el agro (viii); y por la defensa misma de la protesta social (ix) que algunos sectores insisten en que se debe regular. Colombia se prepara para el paro nacional, en medio de un ambiente alimentado por el cruce de mensajes amenazantes en las redes sociales y teniendo como espejo las movilizaciones de Chile, Bolivia y Ecuador. A algunas de estas peticiones el presidente de la República las ha calificado como “mentiras”, por ejemplo, las versiones en torno a las supuestas reformas pensional y laboral que estaría preparando su gobierno en contra de los trabajadores colombianos porque, según él, esa discusión se abordará solo en la Mesa de Concertación para cerrar la brecha abierta por la falta de cobertura pensional.
El ambiente previo al paro nacional del 21 de noviembre del año de gracia de 2019, convocado por las centrales obreras y organizaciones sociales, estudiantiles y de oposición política, tiene tenso el ambiente al darse un cruce de mensajes amenazantes de lado y lado por las redes sociales. En estas circunstancias de tiempo, lugar y modo frente al RCA algunos se han hecho la pregunta de si estamos en presencia de una contraprotesta reaccionaria de tipo poujadista. Lo cierto es que ambas partes —los que están por el paro y los que se oponen a él—, creen poder alegar un derecho a la legítima defensa. Creo, muy personalmente, que lo inédito para Colombia sería que Poujade, Nicoud y Drouet aterrizasen en un país que por varias circunstancias no ha podido salir de los enfrentamientos de una prolongada Guerra fría. Además, si de luchar contra el neoliberalismo “ocdiano” o combatir el “forismo” paulista se tratase, ¿no sería mejor buscar a un verdadero patriota en la figura de don Ambrosio López? Solo dejo la inquietud.