El nuevo amanecer en Colombia requiere de la voluntad de quienes aspiran a la presidencia de la república para coincidir en propósitos comunes que posibiliten avanzar en la construcción colectiva de la paz con justicia social, equidad y pluralismo.
Después de campanazos de alerta como el triunfo del no en el plebiscito para refrendar los acuerdos de Paz, la manera en que se decida concertar una coalición requiere de vocación de poder, voluntad de cambio, generosidad, fraternidad y confianza ciudadana. Desde esa perspectiva es pertinente instalar una Mesa de Pactos por la Paz, la democracia, la seguridad vital, la transparencia y la justicia social. Podría ser en un lugar emblemático, como fueron los Pactos de La Moncloa en España, por ejemplo, en La Quinta de San Pedro Alejandrino en Santa Marta y allí suscribir el Pacto.
Es imperativo que, con diálogo social inclusivo, se concerte un plan común basado en la justicia social, climática, económica y política. En esta mesa durante el tiempo que sea necesario pueden disertar los precandidatos, con sus equipos programáticos, para consensuar pactos que posibiliten construir un programa de convergencia que una a los diversos sectores alternativos, ciudadanos y progresistas.
Los precandidatos sugeridos serían: Clara López, Piedad Córdoba, Claudia López, Gustavo Petro, Sergio Fajardo, Carlos Caicedo y Humberto de La Calle. También se podría invitar a Jorge Robledo, Juan Fernando Cristo y a Antonio Navarro.
En los posibles pactos para la mesa se contarían, entre otros, el de la lucha contra la pobreza; por el trabajo decente y la inclusión social; por las infraestructuras para la productividad; por la educación para el desarrollo; por la salud, saneamiento básico y seguridad alimentaria; por la seguridad vital: cambio climático y desarrollo sostenible; por la transparencia; instituciones incluyentes y lucha contra la corrupción; y de la ciudadanía, sostenibilidad de los acuerdos de paz, y las reformas como la judicial y la política.
El resultado del Pacto de La Quinta de San Pedro Alejandrino, además de la proclama y el respectivo programa amplio y concertado, será el diseño de un procedimiento o metodología para escoger en forma participativa y por consenso al candidato o candidata de coalición para enfrentar a las maquinarias y a la ultraderecha enemiga de la paz en la elección presidencial de 2018; sea a través de una consulta interpartidista y de grupos significativos de ciudadanos; una encuesta; una convención general o de un pacto específico.
En el lugar donde murió el libertador Simón Bolívar renace la esperanza: la paz será nuestra segunda independencia. El gran mensaje del acuerdo de paz con las Farc es que por la vía del diálogo se pueden solucionar las diferencias y concertar tratos para avanzar en nuestra democracia. Posibilidades sí hay. Señores precandidatos presidenciales, apuéstenle al futuro, antepongan el bienestar general a sus intereses particulares. La amenaza es cierta y no podemos retroceder en la búsqueda de un mejor país en paz, más justo, humano y más democrático para todos.