En diciembre de 2016 recibí una jugosa invitación para participar en un proceso de selección para presidente de una entidad importante en Bogotá. Desde hace mucho tiempo vivo fuera de Colombia por escogencia mía y por exigencia de Juan Manuel Santos en los últimos años.
Me puse a reflexionar si realmente quería volver a Bogotá, particularmente por la pésima calidad de viva. Pasaría de la total libertad que gozo aquí al encierro al que estaría obligada a vivir en Colombia, detrás de muros, rejas, escoltas y hasta en blindado.
Hablé con mi familia. Mi hermana mayor vive en Israel y es bastante mística. Tiene unas consejeras en Jerusalem, donde vive, que se comunican con D-s directamente. Ellas me aconsejaron, a través de Sara, que el puesto no estaba definido porque yo en realidad no lo quería.
Es cierto. No quiero volver a Colombia por ahora. Cuando me comunicaron que yo no era la elegida para el puesto me volvió el alma al cuerpo. Lo que más me enfurecía era que tendría que pagar impuestos, o sea consignar mis obligaciones directamente en las cuentas bancarias del Ñoño Elías, Roy Barreras, Armando Benedetti, Iván Cepeda y similares.
Recordé la pesadilla de hacer cualquier trámite en Colombia, incluso en el sector privado con sus fotocopias de la cédula al 150%, huella, original y copias, etc. Se dice que en Colombia todo es prohibido pero posible, mientras acá en el norte nada es prohibido, pero si hay imposibles.
El año pasado cumplí 57 años. Siempre coticé en la AFP Porvenir perteneciente a Luis Carlos Sarmiento, alma bendita. Presenté mis papeles en agosto para la anhelada jubilación, pero me tomaron el pelo durante cinco meses, pidiendo más cartas apostilladas, poderes y lo que se les ocurriera. Al fin, el 22 de diciembre de 2016 pude radicar oficialmente mi petición.
Como tenía menos de 150 millones de pesos, me anunciaron que no alcanzaba a tener pensión, pero me devolverían los aportes. Muy prestos, emitieron la directiva para la devolución el 5 de enero de este año.
Pero hoy, el dinero no me ha sido consignado porque, según ellos, el número de mi cuenta bancaria estaba errado. He llamado innumerables veces, donde cada vez me dicen otra excusa. La reina indiscutible es que no me han podido consignar porque no ha salido el Indice de Costo de Vida del DANE. Lo peor es que los mismos funcionarios de Porvenir me dicen que llame dos o tres días después para “chequear cómo van las cosas”.
Quiero sacar mi dinero de Colombia lo más rápido posible. Vivo aterrada de que el gobierno le haya autorizado a banqueros como Luis Carlos Sarmiento no solo auto préstamos con el dinero de la AFP Porvenir para financiar sus propias obras, sino también no pagar impuesto de renta en la construcción de las casas gratis. Tengo negros recuerdos del pánico financiero de los años ochenta como los casos de Jaime Michelsen y el Grupo Grancolombiano o Félix Correa con el Banco Nacional y Financiera Furatena.
Hoy primero de febrero llamo a Porvenir nuevamente. A pesar de que me han dicho que hoy me consignan, hasta el momento “Pagos” no ha generado el giro. Tengo que volver a llamar por la tarde a rogar que me devuelvan mi dinero.
Puse una queja en la Superintendencia Financiera. Gerardo, por favor, ayúdame a recuperar mi dinero. Intercede ante Luis Carlos a ver si le da la gana de devolverme los ahorros de toda mi vida.
Es claro como Luis Carlos Sarmiento quiere trabajar con mi dinero el mayor tiempo posible. ¿Es qué no tiene liquidez porque los recursos nuestros están comprometidos en auto préstamos autorizados por este corrupto gobierno?
Gracias
*Consultora independiente en asuntos públicos