Yo llegué a esta ciudad por azar. Mi hija mayor vivía acá y yo quería estar cerca de ella. Portland es lejísimos, el viaje en avión a Colombia dura más de 18 horas y hay que tomar tres vuelos. Muchas veces viajo 24 horas. Es más cerca ir a Europa.
Portland es la ciudad más grande en el Estado de Oregon, situado sobre el Pacífico. Limita con California al sur y con el Estado de Washington al norte, que a su vez limita con la helada Canadá. El clima es privilegiado: la corriente del Pacífico evita que los veranos sean demasiado calurosos y los inviernos son menos fríos. Llueve mucho, pero no más que en Medellín.
Contando el área de la ciudad y sus suburbios no se llega a dos millones y medio de habitantes. Hay muy pocas compañías grandes. Las mayores son las fábricas de Intel, Nike, Adidas y Columbia.
En el área donde vivo la población es tan mezclada como en Toronto, donde más del 50% de sus habitantes son nacidos fuera de Canadá. Muchos chinos, coreanos, vietnamitas, filipinos, rusos de las ex repúblicas soviéticas y de la madre patria, árabes, iraníes, etíopes, nigerianos, filipinos, indios de acá y de la India.
Esta es una ciudad de inmigrantes y hippies viejos y jóvenes, pobres y ricos. También se dice que es la ciudad donde los jóvenes vienen a retirarse. Es la ciudad más liberal de Estados Unidos, aún más que California
Acá todos son tree huggers o ambientalistas, pero con todo el sentido de la palabra. Por ejemplo, en todos los restaurantes, sean de cadena o no, hay siempre platos vegetarianos o vegan (sin lácteos o huevos).
Esta es la ciudad de los FOOD CARTS. Hay más de 500, la mayoría agrupados en lotes alquilados llamados pods. Con esta variedad de orígenes, los carts reflejan la idiosincrasia de la ciudad. Comida de todos los países, desde Etiopía a Noruega, especialidades de cada país árabe como Irak, Líbano y Siria entre muchos. La comida mexicana y Thai son las más populares. Obviamente también hay carts de hamburguesas, perros calientes, pollo, fish’n chips, BBQ, doughnuts, helados, etc. No hay mejor plan que ir a un pod y ensayar nuevos menús, con influencia de todas partes del mundo.
Hay un cart que es un salón de belleza y otro que vende ropa Vintage. Hay un mercado latino donde hay carts de todos nuestros países, incluido el colombiano Que Bacano, uno de los más populares. Hay otro cart colombiano llamado El Pilón. Está en el centro de la ciudad. Los dueños son una familia de Medellín que trabaja todos los días del año, sea invierno o verano.
La diversidad se da también en las preferencias sexuales. La tolerancia es total. Acá no hay LGBT en el clóset. Todos viven libremente, sin que los señalen. Hay infinidad de transgéneros con toda clase de empleos. No hay ninguna discriminación: ni en lo personal ni en lo laboral. Se cogen de la mano, se besan como cualquier pareja, a nadie le importa. Son padres sustitutos y adoptantes.
En la calle se ven toda clase de pintas que nadie percibe como anormales. Pelos de todos los colores, tatuajes que cubren todo el brazo o el cuerpo, aretes en la nariz, collares de perro, punks, todo menos saco y corbata. Solo los abogados litigantes usan ese uniforme.
El desfile del orgullo Gay en Portland
Durante el verano la ciudad organiza eventos todos los fines de semana. Los mercados de los sábados, donde se venden artesanías hechas en Portland, los mercados campesinos que se organizan en toda la ciudad, maratones y carreras de bicicleta donde los participantes van desnudos o vestidos, dependiendo de la ocasión.
Este año fuimos a la parada del orgullo gay. Las compañías más grandes desfilaron con sus carrozas seguidos por sus empleados LGBT: la ciudad de Portland, el MAX (sistema de transporte), Nike, Columbia, Fred Meyer (supermercado), el servicio de correo USPS, los bomberos, el Chase Bank, Wells Fargo, Farmers Insurance y muchas más empresas. Todas orgullosas de sus empleados LGBT. El público saluda entusiasmado. No hay discriminación ni prejuicios.
A la ciudad la atraviesan dos ríos, el Columbia y el Willamette. Este desemboca en el Columbia, y este, a su vez, en el Pacífico y se usan para transportar madera, mercancía y recreación.
La mayor pasión es la pesca y el camping. Hay más de 6.000 lagos en el Estado, incluido Crater Lake, que como su nombre lo dice, está en la boca de un cráter. Por lo general tienen área de camping.
Los pescadores deben pagar una licencia por temporada. Con ese dinero, todos los años, el Estado siembra alevinos de salmón, trucha, esturión y otros pescados de agua fría en ríos y lagos, de manera que la pesca no es depredadora.
Se puede cazar también, con permiso. En realidad la caza de venados es indispensable, porque tienen pocos depredadores. Se multiplican hasta colmar los bosques y no encuentran suficiente comida para alimentar la manada.
Oregon ofrece un servicio médico totalmente gratis para los más pobres. Los usuarios reciben toda la atención en salud que necesiten, incluyendo transporte para citas médicas y terapias. Se llama Oregon Health Plan.
Al mismo tiempo que es una ciudad hippy, la gente va a misa los domingos. Las iglesias se llenan sean luteranas (la mayoría por la inmigración alemana), católicas, protestantes, budistas, musulmanes, ortodoxa griega, ortodoxa rusa, Bahai, mormones y menonitas.
Junto con las iglesias, florecen bares de striptease en todas partes. Funcionan 24 horas. Se puede desayunar viendo chicas en pelota.
La marihuana es legal. Si usted desea un cacho, puede entrar a un dispensario donde lo venden por un dólar. Puede escoger la clase de hierba entre más de treinta variedades, todas examinadas y aprobadas por laboratorios. Puede sembrar en su casa hasta seis matas, y si requiere marihuana médica los precios son subsidiados por el Estado.
También hay habitantes de calle, que en este país por lo general son drogadictos y/o esquizofrénicos. La gente les ayuda, les paga un café o les da comida. Obviamente que hay abuso de drogas y alcohol, sobre todo heroína mexicana. Se ven jeringas tiradas en los parques.
Algunos viven en sus carros, como el bus de la foto. Se parqueó hace dos días al frente nuestro. Cada tanto se mueve dentro de la ciudad.
No hay ni que decirlo, obviamente en la calle no roban, no matan por un celular ni por unos tenis.
Esa es la verdadera libertad. Salir sin miedo. La puerta de nuestra casa siempre está abierta. Los gatos del vecindario entran a comer el cuido de Onix y se van, tal como camina la gente en la calle con total libertad, sin miedo a un atraco o a un carterista/fletero/sicario/paseo de la muerte/ y otros crímenes que no existen aquí, como la burundanga.
El peatón tiene la vía. Los carros paran en las equinas para dejarlos cruzar. Una persona en silla de ruedas no tiene ninguna limitación física en la calle. Los carros no pitan, la gente hace fila para todo, nadie insulta a un LGBT, hay piscinas públicas en todos los barrios. La comida es en su mayoría orgánica. Hay playas nudistas en las riberas de los ríos, montañas para esquiar y a dos horas está el mar.
Hay estudios de yoga y meditación en toda la ciudad. Tatuado res, los que quiera. Las personas tatuadas son mayoría. Headshops, donde venden toda la parafernalia y nicotina de sabores para los cigarrillos eléctricos y marihuana.
Al contrario de la tendencia nacional hacia la obesidad, acá se ven muy pocos con obesidad mórbida. La mayor diversión es estar afuera, en las montañas haciendo hicking, pescando, volando en cometa, pescando en el mar mirando ballenas, esas mismas que se reproducen en Nuquí y Gorgona y luego vuelven a su casa, que es aquí en el Pacífico Norte.
El gobierno estatal y local están al servicio de la gente, no al contrario como sucede en Colombia. Hay gran respeto por la Policía. Si una persona agrede a un Policía es arrestado inmediatamente. La ley se cumple al pie de la letra.
En este Estado se vive en paz, la paz que quiere Colombia. Todo parte de la seriedad de las instituciones y agencias del estado que se hacen respetar. La gente paga impuestos y estos se reflejan en la calidad de vida. La autoridad se hace sentir en la vida diaria. Sin ella, no habría libertad ni paz. Acá todo está regulado, pero vivimos libres y sin miedo.
