Como estudiante de psicología, siempre me interesaron los efectos que tienen los medios de comunicación sobre las masas que reciben diariamente ese gigantesco bombardeo de estímulos auditivos y visuales, los cambios que las noticias, los programas y todo aquello que se pone de moda podrían generar en el comportamiento y pensamiento de las personas.
Mucho más interesante resulta hoy en día hacer un análisis empírico sobre dichos efectos, teniendo en cuenta que Internet convirtió a los espectadores en activos moldeadores y críticos de toda información a la que se ven expuestos, administrando constantemente respuestas e indicadores sobre lo que hacen y piensan, que se pueden ver reflejados en sus comentarios, vídeos de opinión, gustos (likes) y las réplicas constantes que hacen ante aquello que les parece digno de ser replicado.
En principio esto suena bastante bien, pero contrario a ello, hay una realidad innegable y es que los contenidos que más suelen ser admirados y viralizados en los medios actuales suelen ser los más vacíos, de poco valor útil para las personas y que llegan incluso a rayar con la estupidez.
En principio se puede suponer que este es un reflejo del estado mental de una mayoría en la sociedad, que estamos rodeados de un conjunto de individuos poco evolucionados que serian capaces de golpearse la cabeza con una roca solo para que el resto aplaudan como focas ante tal proeza, pero quizás y solo quizás esto no sea así.
El reconocimiento podría ser una necesidad inherente al ser humano (incluso a otras especies animales) pero el contenido de aquello que se reconozca y se muestre ante los demás como algo de admirar puede ser moldeado, muy fácilmente hoy por los medios de comunicación masivos existentes.
Podrían existir intereses sociales e incluso políticos detrás de esto, quien sabe, pero no es gratuito que los grandes medios de comunicación enseñen diariamente a todos aquellos que consiguieron grandes fortunas haciendo cosas realmente inútiles y estúpidas; youtubers, pseudoartistas y religiosos estafadores son algunos de los perfiles más difundidos y que se convierten en el ejemplo a seguir para alcanzar reconocimiento social e incluso posicionamiento económico.
Esos ejemplos para seguir, expuestos a una sociedad de niños y jóvenes con un deseo ambicioso de reconocimiento, han creado una cadena de cerebros huecos, sin pensamiento crítico ni conocimientos útiles, convirtiéndolos en presas fáciles para los gobiernos corruptos y la manipulación mediática.
¿Cómo seria una sociedad en la cual los médicos, los bomberos o los científicos fueran virales? Todo sería bastante diferente supongo, sin embargo queda seguir aceptando que si algo se hace famoso el día de hoy, hay bastante probabilidad de que sea algo bastante tonto y por eso, espero que este breve análisis se desvanezca en el desconocimiento, de hacerse viral, podría hacerme sentir un poco estúpido.