“En ocho meses se firma la paz con las Farc”: Juan Manuel Santos
Opinión

“En ocho meses se firma la paz con las Farc”: Juan Manuel Santos

En un almuerzo en la casa del ministro de Justicia, el Presidente le destapó sus cartas sobre la paz a la periodista María Clara Gracia

Por:
marzo 05, 2014
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Me invitaron el domingo pasado a un almuerzo muuuuuy especial, al que asistió el presidente Juan Manuel Santos. Al él se le ve en muchas partes y desde todas las distancias, pero ese día lo tenía en la mesa del lado. Como me gustan las versiones de primera mano, siempre esperé el momento en el que se quedara solo para abordarlo, sin muchas ilusiones. Pero en un instante estaba solo, parado al lado del asador. Entonces me paré, di tres pasos largos y le dije:

—Presidente, quiero hacerle una pregunta. ¿Me lo permite?
— Claro.
—Soy escéptica de su proceso de paz. Convénzame con una frase por qué debo creerle.
—Porque esos tipos no tienen otra opción —me dijo contundentemente.

—Pero en este proceso se han dejado de decir muchas cosas. ¿Qué de lo que no se ha dicho se debe decir ahora?
—Ese es el acuerdo, que ninguna de las partes dice nada —y se calló.
—Pero ni mis hijos, ni sus hijos, ni usted, ni yo vamos a ver la paz.
—Sí la vamos a ver —dijo con vehemencia. —Va a haber una gran chiva en dos meses, se va a acordar de mí —agregó con fuerza.
—¿Pero cuándo se va a firmar la paz?
Se acercó y me dijo con mucha seguridad:
—En ocho o nueve meses, mejor dicho, este año. Eso no pasa de este año, —se despidió muy amablemente y se fue.

Santos 4 - “En ocho meses se firma la paz con las Farc”: Juan Manuel Santos

Hubiera querido preguntarle mucho más y haberle aclarado el sentido de mis preguntas, pero no hubo tiempo ni espacio. Quiero centrarme, sobre todo, en mi afirmación de que ni mis hijos, ni los de él, ni él, ni yo vamos a ver la paz. Lo que le quería decir era que el posconflicto es tan largo y doloroso como el conflicto mismo, y que aunque la paz se firme en ocho o nueve meses, no va a llegar de manera inmediata. Cuando leo lo que se publica a diario —que parece mucho pero no es ni la mitad de lo que realmente pasa—, me cuesta creer que el perdón llegue antes de una o dos generaciones. Y ese es el centro del asunto: ¡El perdón! Siempre he creído que perdonar es recordar sin dolor. Crecí en una familia muy católica, pero este punto del perdón me genera resistencia por tanto dolor que he visto y que he vivido. Trabajé con Gilberto Echeverri Mejía, un hombre maravilloso que fue asesinado miserablemente; y todavía me duele. ¡Qué difícil! Entonces me pregunto, ¿cómo puede una madre perdonar a esos hombres (guerrilleros y militares, porque hay que decir lo que es) que violaron, empalaron y asesinaron a sus hijas en frente suyo? ¿O que amarraron a su esposo y hasta a sus hijos a un árbol de su pueblo para ajusticiarlos, con ella y sus vecinos como testigos? ¿O que se llevaron a sus niños y niñas a militar en la guerrilla sin más conocimiento que empuñar una cuchara para comer, porque no conocían un arma? Francamente lo veo muy difícil. Por eso digo que nosotros no lo vamos a ver como queremos. Eso le quería decir al presidente. Lo conocí hace muchos años cuando trabajé con María Mercedes Cuéllar, pero nunca pensé que llegara a la Casa de Nariño, y mírenlo hoy oficialmente de presidente-candidato listo y aspirando a la reelección. La vida te da sorpresas…

Respetado presidente: Me gusta la vehemencia y el convencimiento con el que usted habla de su proceso; eso está bien. Si uno no hace sus proyectos así, no tiene sentido, y menos con la responsabilidad de 40 millones de colombianos de por medio. Pero estaré pendiente el dos de mayo próximo de ver en las noticias la chiva que me anunció, y de la firma de la paz que en noviembre o diciembre de este año me aseguró que se hará.

Y a usted, que se está tomando el trabajo de leer estas palabras le pregunto: ¿lo convenció el presidente?

¡Feliz resto de semana!

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