Cerré mi Facebook. Yo que soy Miss redes sociales decidí eliminar mi cuenta por completo. No fue un acto repentino. Llevaba meses dándole vueltas al asunto. Los comentarios a mi mensaje de despedida no se hicieron esperar: ¿Qué pasó? ¿Por qué cierras tu Facebook? ¿Cómo nos vamos a comunicar contigo? Es como si hubiera dicho: me voy a vivir al Polo Norte. Mi respuesta: siento que mi privacidad esta siendo vulnerada. Mi hermano se rió mucho, me dijo: pero ni que fuera un agente secreto. Mis amigas del colegio que si me había vuelto loca, que si tenía algo que esconder. Solo uno de mis contactos escribió: te entiendo.
El tema de la privacidad empezó a rondarme hace unos meses. Un día estando en el ascensor de mi edificio me percaté de la cámara de seguridad. Siempre he sabido que esta allí, de hecho siempre me ha dado sensación de alivio, pero ese día me sentí observada. Salí del ascensor y vi como Manuel, el portero de mi edificio, me miraba con cara de risa. Seguramente observó mis caras frente al espejo durante los doce pisos que duró el trayecto y luego mi cambio de actitud al mirar a la cámara. Me sentí ridícula (Probablemente esa cámara solo ha servido para que Manuel se eche una buenas risas).
Aunque como bien dice mi mamá, con la inseguridad en la que vivimos vale más la seguridad que la policía. Y es que creo que nosotros valoramos mucho la seguridad. Y me pregunto: ¿La seguridad si se consigue con más vigilancia? Es decir, que se ejerza más control sobre los ciudadanos si hace la diferencia en temas de seguridad?
Otra de las cosas que me hizo reflexionar a cerca de mi privacidad pasó un día que estaba en el Facebook de un amigo viendo fotos con él. En lugar de mirar sus fotos me fijé en sus anuncios.Toda la promoción iba dirigida a un hombre de 30 años. Cuando entré de nuevo en mi cuenta comprobé entre sorpresa y horror que la mayoría de los anuncios eran vestidos de novia. Miré mi estado: en una relación, año de nacimiento: 1986, así que según Facebook ya debería ir pensando en comprar vestido de novia. Supongo que si un día cambio mi estado a “casada con” empezarán a promocionar ropa de bebé. Hasta ese momento me había parecido absolutamente normal todo lo que se promocionaba en mi página sin percatarme que cada anuncio esta ajustado a los gustos, edad, sexo, lugar de residencia, gustos musicales y hasta si se tiene un perro o un gato, todo depende de la información que compartas.
Para mi sorpresa a nadie de mi entorno pareció importarle mucho mis preocupaciones en lo referente a la privacidad. Me pregunto si realmente nos importa mantener nuestra vida privada, en privado.
Creo que si vivimos en un país como Colombia, todos preferimos ceder un poco nuestro derecho a la privacidad con tal de ganar en seguridad. Estamos más que dispuestos a pagar el precio que sea con tal de vivir en un entorno más seguro, aunque siempre llegue ese molesto día cuando tenemos que pedir la visa a Estados Unidos, para la cual nos piden hasta una copia del RH de la abuela, y pensamos: ni que fuéramos delincuentes! Y vamos a la entrevista sintiéndonos que tenemos que comportarnos de una manera adecuada no vaya a ser que descubran ese delito que no hemos cometido. Entonces ¿Qué es lo que nos molesta, que estemos absolutamente controlados, o pedir la cita y hacer recopilación de todos los papeles solicitados? Creo que me inclino por la segunda opción.
Y es que estamos llenos de contradicciones, nos fijamos, leemos y nos aseguramos qué información ven nuestros amigos en Facebook, no vaya a ser que mi ex-novio se de cuenta que me subí 5 kilos, pero nos da absolutamente igual, que entes, gobiernos o empresas privadas estén absolutamente enterados de nuestra actividad diaria, sea en la red o fuera de ella.
