Si usted es de los que aún se enrumba con vasitos plásticos pa’l guaro, es alguien a quien literalmente le está importando cinco el planeta.
La información sobre los graves estragos que el uso excesivo y la mala disposición final del plástico están causando en el planeta, incluidos los mares, abunda por doquier, tanto en canales de noticias como en las redes sociales. Casi todo mundo la ha visto.
Pero aun así la gente se sigue comportando igual, como si esto ocurriera en otro planeta, como si no le importara el problema o como si cada uno, como individuo, no pudiera hacer algo para mejorar la situación.
La rumba y los festejos representan uno de los muchos escenarios donde usted, como consumidor responsable, puede mejorar las cosas evitando plásticos innecesarios y exigiendo (el cliente manda) a quien se la provee, llámese bar, discoteca, organizador o tugurio, que también sea más responsable con el medio ambiente en los insumos que le suministra para el proceso de divertirse y pasar un buen rato.
El ejemplo más sencillo son los vasitos plásticos en que suele servirse el guaro. Es necesario reemplazarlos por alternativas biodegradables: puede empezarse por vasitos de cartón reciclado mientras otras opciones, como los plásticos biodegradables (a base de yuca, almidón de maíz, hueso de aguacate o bagazo de caña), se vuelven más accesibles.
Lo mismo ocurre con los recipientes de icopor (poliestireno expandido) para comida, los cubiertos y vasos de plástico, y hasta las mentadas bombas (que en un país con tanta violencia más bien deberían llamarse globos, como en otros lados) con que se animan o decoran muchos festejos.
El cuidado del medio ambiente es razón y argumento más que suficiente para promover este cambio en la hasta ahora tradicional forma de divertirse.
Pero como en Colombia —donde la escala de valores sigue muy invertida— la gente en su mayoría sigue mostrando gran apatía hacia los temas ambientales y que incluso les importa más la plata que el planeta, pues créame que a muchos se les está haciendo tarde para hacer su buena platica promoviendo y comercializando recipientes de materiales alternativos al plástico, más amigables con el planeta, y que cada vez tienen más demanda.
Ahí hay un nicho de oportunidad para obtener ingresos, al tiempo que se ayuda al planeta, que muchos siguen desaprovechando. ¡Salud!