Los adoradores del “mesías” andan difundiendo el cuento irresponsable de que la refrendación del Nuevo Acuerdo de Paz en el Senado y en la Cámara de Representantes fue un “Golpe de Estado”, como haciendo gala de su estilo mentiroso para conseguir adeptos ingenuos e ir allanando el terreno para las elecciones de 2018.
Están desesperados ante el fracaso de su estrategia dilatoria para acabar con el Acuerdo de Paz, y, en medio de su desconcierto, acuden a las más bajas pasiones de la gente desinformada, hastiada, e incrédula de tanto engaño, para poder vender la imagen del fascismo más ordinario con sus famosas mentiras de la “entrega del país al castro-chavismo, al comunismo, y a la dictadura de las Farc.”
Tiene que estar uno muy alejado de la realidad política, o ser definitivamente un cínico de siete suelas para poder asegurar públicamente con toda vehemencia y desfachatez, que la refrendación del Nuevo Acuerdo de Paz en el Congreso fue un “Golpe de Estado”
Y lo aseguran sin sonrojarse, sin medir las posibles consecuencias incendiarias, como si estuvieran allegando pruebas para justificar más adelante su conducta guerrerista.
No en vano propusieron la Resistencia Civil, la Revocatoria de Congreso, y toda una serie de mentiras como si estuvieran cortadas por la misma tijera. Se ve de lejos que hay un plan bien concertado para desestabilizar al Gobierno de Santos con el objeto de llegar a las elecciones del 2018 con un discurso fraudulento que les permita, como en la campaña del plebiscito, tomar el poder y borrar de un plumazo todos los posibles avances democráticos que se puedan alcanzar con el Nuevo Acuerdo de Paz.
Porque no nos digamos mentiras: “El Mesías” quiere, como el más caracterizado vocero de la ultraderecha latifundista, la rendición incondicional del movimiento insurgente, o la solución militar por encima de los Derechos Humanos, y del Derecho Internacional Humanitario; arrasando sin contemplaciones con la doctrina el “enemigo interno”, “la seguridad nacional”, la “seguridad democrática, la cohesión social y la confianza inversionista”, sin mayores contraprestaciones para el movimiento popular.
Están preparando con su discurso fraudulento, la estrategia de la retoma del poder teniendo en cuenta cuatro elementos fundamentales: la victoria del No, el ascenso de Donal Trounp, la Refrendación del Congreso y la Reforma Tributaria.
Con estos elementos demagógicamente manejados, unidos a una personalidad que impone disciplina militar a sus militantes y seguidores, se podría estar configurando un nuevo fenómeno populista de la ultraderecha recalcitrante, que, como se está viendo en el mundo, es la corriente predominante y ascendente en la época actual.
Por eso es importante y decisivo tener claro que, si los sectores democráticos de las más variadas expresiones no se unifican en torno a un programa sobre lo fundamental, y con un candidato unitario que tenga la personalidad suficiente para atraer y movilizar con su discurso a las grandes mayorías de todas las tendencias progresistas, inclusive, conmover y atraer a grandes franjas de abstencionistas, va a ser muy difícil remontar la aplanadora del “Mesías” con su discurso emocional y populista: Miedo, mentira y odio.
Es por lo anterior que interpretamos la consigna: “Por un Gobierno de transición”, como la más acertada y vigente para el período que se avecina. A partir del día D, empieza a correr la campaña electoral para el 2018, con la concentración y dejación de las armas por parte de las Farc y su conversión en movimiento político.
La polarización se va a profundizar, pero no hay que tenerle miedo si tenemos el arma de los argumentos para explicarle a la gente con un lenguaje sencillo la necesidad de las reformas democráticas que hacen falta con urgencia en este país.
Si continúa la guerra no hay perspectivas de un país viable. Solo la negociación política del conflicto armado abre las avenidas de la paz y de la democracia. Por eso es indispensable, condición “sine qua non“, un Gobierno de Transición” pluralista y democrático para poder asegurar la sostenibilidad y el desarrollo del Nuevo Acuerdo de Paz.