José Antonio Potes Caez tenía dos ídolos: Lionel Messi y Nayib Bukele. La única diferencia es que del argentino no tenía ninguna imagen en su casa y en cambio, del presidente de El Salvador, este caleño de 21 años tenía un santuario en su cuarto. Cegado por las noticias que llegaban desde ese país centroamericano decidió viajar a San Salvador. Dos días duró en esa ciudad antes de ser detenido. El único crimen que cometió este palmireño fue estar tatuado. Sin necesidad de mucho intercambio de palabras -ni pruebas- lo detuvieron por presuntamente pertenecer a la Mara 18, filial Colombia.
¿Quiénes son los Mara Salvatrucha?
La primera referencia que se tiene sobre los Salvatrucha fue en Estados Unidos, específicamente en Los barrios más deprimidos de Los Angeles, en el año 1985. En esa época las guerras civiles que se vivían en países como El Salvador, Guatemala y Nicaragua, obligó a salir de sus países a cientos de miles de personas. Los más jóvenes llegaban a los Estados Unidos sin ningún sueño Americano, sin ninguna esperanza. Así que tuvieron que salir a las calles de todo el Valle de San Francisco a disputarle el dominio a las pandillas mexicanas. La única banda que pudo contra los aztecas fueron los Stoners o, mejor conocidos como los Mara Salvatrucha.
La etimología del nombre es básica: Mara es el nombre que reciben las pandillas en la mayoría de países de Centro América, Salva tiene que ver con El Salvador y Trucha, como en Colombia, tiene que ver con lo listo, con lo abeja, con la inteligencia. Son los chicos trucha de la calle. Su confrontación mayor ocurrió a principios de los noventa, cuando se enfrentaron con toda la violencia de sus armas contra el Barrio 18, la más temible de las bandas mexicanas. Paradójicamente fue una banda del país Azteca la que potenció a esta pandilla.
En diciembre de 1993 cambia por completo el mundo del narcotráfico con la muerte, sobre el tejado de una casa en Medellín, de Pablo Escobar. Los mexicanos, tan cerca de Estados Unidos, tan lejos de Dios, decidieron manejar toda la cadena de producción desde Colombia hasta su traslado a las costas de la Florida. Pronto el Cartel de Sinaloa, en cabeza del Señor de los Cielos, el Chapo Guzman y los hermanos Arellano, dominarían el negocio. Los Maras se convertirían en los guerreros callejeros de los carteles de la droga mexicanos. La hydra tendría una nueva cabeza. El gobierno de George W. Bush decidió combatirlos y en sólo 5 años lograron deportar a 20 mil de estos pandilleros a El Salvador. Entonces los Maras empezaron a dominar las calles de San Salvador.
El ritual de iniciación de un Mara es algo terrible. Muchos deben ser obligados a matar hasta a su propio compañero. Esto es paradójico en una organización que supuestamente premia la lealtad. Sin embargo deben soportar golpizas de 13 minutos para ser aceptados o, si se es mujer, deben aguantarse violaciones colectivas.
Los colombianos presos por Bukele
En Colombia no existen maras a pesar de lo que digan en El Salvador. La pandilla opera principalmente en Guatemala, Honduras y El Salvador. En el afán mediático de llenar sus mega cárceles con jóvenes tatuados, el gobierno Bukele ha cometido errores imperdonables. Al de Antonio Potes se suman otros colombianos como Brandon Loaiza quien fue preso después de protagonizar un accidente con su moto. Acababa de llegar a El Salvador después de vivir en Pereira donde trabajaba en un club campestre, llegó buscando mejores oportunidades con el negocio del bit coin y sólo lo metieron preso por su aspecto. El delito con el que metieron a la cárcel a estos dos colombianos es el de hacer parte de agrupaciones ilícitas. En El Salvador hacer cerca de 69 mil personas detenidas de las cuales 20 mil son inocentes. Aún no se sabe exactamente cuantos colombianos pueden estar detenidos pero, según una ONG, por lo menos veinte familias dentro del país han buscado ayuda para liberar a los colombianos detenidos injustamente. A los peligros de estar encerrados con peligrosos delincuentes, asesinos, violadores, está el hecho de que les tienen prohibidos recibir paquetes o algún alimento.
Según una investigación de El País los tatuajes si son considerados por la policía salvadoreña como una prueba de criminalidad. La preocupación de las familias de los más de veinte colombianos detenidos en El Salvador los llevará a reunirse en los últimos días con Gustavo Petro. Poco a poco se derrumba el mito de El Salvador de Bukele.