Sin ser uribista ni guerrerista mi voto será para Iván duque. De él me motivan varias cosas, una de ellas tiene que ver con el pueblo wayúu, al cual orgullosamente pertenezco. La propuesta de devolver el 50 % de las regalías a los municipios productores sería para una zona como la Alta Guajira tremendamente conveniente. La Guajira es un departamento al que le extraen gas, sal yeso y carbón; y a diferencia de los demás departamentos productores de minerales tiene una connotación especial que tiene que ver con que el hecho de que 50% de su territorio es desértico, cuenta con comunidades dispersas, no hay interconexión eléctrica ni vías de acceso, lo que en conjunto tiene como consecuencia la mala salud y la desnutrición infantil.
Pues bien, a los niños no solo los está matando de hambre la corrupción en un alto porcentaje, también lo hacen las condiciones de infraestructura. Sin embargo, Duque insiste en invertir en una vía perimetral que una la población del norte del desierto guajiro más poblada Nazaret y la cabecera municipal de Uribia; con esa vía llegaría el turismo, la seguridad y la atención en salud. Además, desde mi perspectiva, la educación mejoraría casi que un 360 %, así como la presencia del Estado. Todo esto le daría la sensación a los wayúu de que pertenecen a Colombia. Por esas razones que le cambiarían para siempre la cara a La Guajira voy a votar con Duque.
Aunque jamás he votado por Uribe y tampoco por Juan Manuel Santos, el que dijo Uribe en un entonces, porque el uno acomodó la Constitución para su reelección y el otro la usó para el mismo propósito, a Uribe le abono algo muy importante: la ley de justicia y paz que sometió, desmovilizó y condenó a los paramilitares. Cabe decir que esta es una ley muy parecida a la normatividad wayúu que consiste en verdad, justicia y reparación. De hecho, gracias a esta normativa nosotros como víctimas del bloque norte accedimos a la verdad y con ella a la justicia y eso nos dio la sensación de haber sido reparados.
En cambio, Santos con la negociación con las Farc le dio un decorado que no se compadece con las víctimas y les causa una sensación inequívoca de impunidad; una negociación tibia que hoy arroja serios interrogantes como el matrimonio Farc-narcotráfico. Si bien en esa oportunidad mi voto fue por Mockus, terminé sometido a Santos.
Por todas estas razones el voto será para Duque. Así mismo, aparte de su juventud ha dado muestra de conocimiento y determinación en sus intervenciones y ya es hora de que Colombia elija a uno de sus jóvenes.