Con mucho temor los colombianos recibieron la alerta del Operador XM, una de las empresas de energía más importantes del país, sobre los riesgos de un apagón que evoque los aciagos años en los que, durante el gobierno de César Gaviria. El temor se basa en hechos fácticos: desde el pasado jueves 28 de septiembre 20 empresas de energía recibieron un llamado de atención por incumplimiento en pagos. Esa falta de liquidez podría afectarlos hasta el punto que, si no se ponen al día el próximo 18 de octubre se podría afectar su desempeño lo que podría derivar en un apagón en todo el país. Las empresas afectadas son Air-e, Cedenar, la Empresa de Energía de Arauca y Empresa de Servicios Públicos del Occidente Colombiano.
El gobierno Petro le ha salido al paso a los rumores y afirma que no hay ningún riesgo que se venga un apagón. Sin embargo hay varias coincidencias con la crisis de hace 30 años que podrían desencadenar un escenario nefasto para el país.
A esto se suma el problema de sequía que se viene presentando con el Fenómeno del Niño que recuerda 1992, el segundo año de César Gaviria, donde se obligó a hacer un apagón general. El 2 de mayo de 1992 fue un día histórico. Ese día, por primera vez, se tuvo un día de 23 horas. La idea fue contemplada entre César Gaviria y Juan Manuel Santos quien era el ministro de Comercio. Aunque hubo una sequía importante, producto del Fenómeno del niño, también se sumó una crisis económica de las empresas eléctricas –la deuda de este sector en 1989 constituía el 43% de la deuda nacional- a lo que se sumó la huelga de empleados de Corelca, Corporación Eléctrica de la Costa Atlántica . Tres décadas después un monstruo como Hidroituango no se ha podido poner en marcha en su totalidad, ese retraso, como el que sufría la represa del Guavio, fue importante para que se tomara una medida extrema: la de apagar la energía entre las 5 de la tarde y las nueve de la noche.
Ese hueco llevó a la gente a refugiarse de nuevo en la radio. Una idea de Hernán Peláez, La Luciérnaga, cuajó de tal manera que tres décadas después sigue siendo uno de los programas más escuchados del país. En ese entonces el humor lo ponía Guillermo Díaz Salamanca haciendo juego con sus personajes inolvidables y también Oscar Artunduaga quien le daba un transfondo periodístico.
Juan Camilo Restrepo, el ministro de minas y energía, fue el que la tuvo más complicado. Se tuvieron que crear la CREG y la UPME para equilibrar un poco la situación. Restrepo llevaba apenas 15 días posesionado como ministro cuando visitó los embalses de Antioquia y constató que estaban casi vacíos. Así que convocó a un consejo de ministros y se hizo imperativo pensar en el racionamiento. Según le dijo en su momento Restrepo a la República: “El país venía con una cierta autarquía y cada empresa regional establecía un programa eléctrico, pero cuando llegaron las dificultades económicas al país, con la gran devaluación, se suspendieron y, por lo tanto, no hubo una buena programación de los ensanches eléctricos”.
Poco a poco el país volvió a la normalidad. Juan Manuel Santos sólo quitó dos horas la energía y el 6 de febrero de 1993 se dejaron a un lado los apagones. Treinta años después una tormenta perfecta ha vuelto a poner sobre el papel la posibilidad de un apagón de proporciones monumentales en el país. El problema es que, con la dependencia electrónica que tenemos, la necesidad de estar conectados, un racionamiento en estas circunstancias podría ser devastador. El gobierno ya tiene paliativos para contrarrestarlo.