Aunque la falta de cuestionamiento ha sido común, no solo en Colombia sino también en Latinoamérica, esta situación tiende a superarse gracias a Jair Bolsonaro en Brasil, cuya victoria del 28 de octubre le abre una nueva esperanza a la democracia liberal en nuestros países.
Las viejas oligarquías de la región se dedicaron a parasitar con el manejo de los estados y se olvidaron del debate fecundo de las ideas en contra del principal predador de la democracia y la libertad. Resaltando nuevamente que el comunismo totalitario por antonomasia es enemigo de la humanidad.
El llamado castrochavismo que acecha en esta parte del mundo no es un invento electoral como algunos quieren hacer creer, sino que junto al socialismo del siglo XXI, el bolivarianismo, el indigenismo y el sandinismo son parte de la mascarada del marxismo para engañar a los pueblos, pues no se puede ignorar que los comunistas han utilizado diferentes atuendos para timar a los ciudadanos.
Ocurrió con el tirano de Fidel Castro, quien utilizó como fachada “el movimiento 26 de julio” para luego en el poder cambiarle el nombre por "partido comunista de Cuba". Igual aconteció con el partido de los trabajadores de Corea del Norte, que después del genocidio de Kim Il-sung, en donde murieron más de tres millones de personas, se transformó en partido comunista. Esto significa que históricamente los marxistas usan cualquier nombre, de acuerdo a las condiciones y peculiaridades, para sus intenciones criminales y burocráticas.
No podemos olvidar la revolución bolivariana y el marxismo-leninismo, que son la misma vaina, entonces no hay que hacer diferencias. Además, los comunistas acuden a los próceres latinoamericanos para usarlos en sus aviesos planes. Sucede con Simón Bolívar, a quien los comunistas ultrajan hablando de bolivarianismo. No se puede pasar por alto que el libertador fue mancillado por el señor Karl Marx, padre del comunismo totalitario, quien en una biografía publicada en 1858 lo trató de de canalla, cobarde y traidor, acusándolo también de haber entregado a Francisco Miranda a los españoles. Como se ve, los marxistas de los diferentes pelambres no tienen moral para utilizar la memoria de Bolívar.
Ahora bien, en la lucha de Colombia contra las guerrillas comunistas (llámense Farc, Eln y otras), durante 52 años se priorizó principalmente la vía militar y a veces la parte política, pero fue casi nula la lucha ideológica en contra de esas bandas armadas. Además, sus instigadores en la legalidad influían en algunas organizaciones populares, lo que permitió también que las narcoguerrillas cabalgaran con el atraso y la ignorancia en los sectores rurales, especialmente con sus mitos, supersticiones, irracionalidad y predestinación, que son las enseñanzas fundamentales del marxismo-leninismo, con las cuales engañan a las personas despistadas.
De acuerdo a las anteriores consideraciones el gobierno nacional le debe dar un viraje al Centro Nacional de Memoria Histórica y a la Comisión de la Verdad, sabiendo que la documentación seria y veraz sobre el conflicto señala que su principal generador fue el partido comunista, fundador de las Farc, que desde el lX congreso en 1961 proclamó la combinación de todas las formas de lucha para lo que llamaban liberación nacional. Hay que saber que una cosa es querer y otra poder, pues la fábula de la revolución bolivariana instrumentada por el marxismo-leninismo no podrá doblegar ese talante amante de la libertad del pueblo colombiano, así se valgan de muchos trucos, porque el repudio al comunismo está en la lógica y la ética de una civilización cristiana y libre que rompe con esa idolatría que se le tiene al marxismo.