Una vez más las bancadas de la derecha y la extrema derecha: uribismo, partido Conservador, partido Liberal, Colombia Justa Libres, partido Mira y la vergonzosa representante de la Alianza Social Independiente, se atraviesan como palo en la rueda para no dejar pasar las reformas sociales, que intenta el presidente Gustavo Petro para hacer realidad su propuesta de cambio.
Definitivamente, estamos frente a un presidente, realmente un país, secuestrado por una dirigencia parásita y egoísta que se niega a permitir que se pongan en curso las reformas que hagan posible avanzar hacia una sociedad más justa, menos excluyente y que ponga por encima los intereses y necesidades de los trabajadores y los sectores sociales más pobres y vulnerables.
La propuesta presentada hoy en la comisión séptima del Senado de la República, con la que se busca el hundimiento de la Reforma Laboral, confirma que necesitamos de un Congreso que no siga, como hasta ahora ha ocurrido, de espaldas a los intereses de las mayorías nacionales, que fueron precisamente las que en 2022 votaron por el sueño de tener un nuevo país. Unas mayorías de las que se burlan y a las que les pasa por encima un minúsculo grupo de calanchines acomodados en la burocracia y que devengan copiosas sumas por su oficio principal de ser mandaderos y calientapuestos.
La Reforma Laboral que se va a hundir trae una serie de beneficios, que son realmente derechos que en reformas anteriores se habían recortado, como la jornada nocturna desde las siete de la noche, la remuneración justa del trabajo en el día de descanso obligatorio, medidas de estabilidad laboral y estabilidad reforzada para personas embarazadas, enfermas y pre pensionadas; medidas para la eliminación de la violencia, el acoso y la discriminación en el mundo del trabajo; aumento de la licencia de paternidad, formalización del trabajo doméstico y mejora de las condiciones de para los trabajadores y trabajadoras rurales, entre otras.
Es decir, es una propuesta que reafirma que tenemos un Gobierno realmente comprometido con las causas sociales y con los intereses de aquellos que conscientemente lo eligieron, y a quienes no quiere defraudar, que es lo que buscan los que amparados en mentiras y triquiñuelas buscan a toda costa establecer el bloqueo, bien sea en el Congreso e incluso en las altas Cortes.
Consciente de las dificultades y que de lo que está en juego rebasa sus capacidades, el presidente, su equipo de gobierno y las organizaciones sociales, han convocado a una movilización social y al respaldo de sus propuestas en las calles, que es la única vía que van dejando los amos, o los siervos acomodados, del establecimiento. Asimismo, a una consulta popular que en los próximos meses tendrá que hacer curso legal en el Senado de la República. Amanecerá y veremos.
Las cosas van quedando claras:
1. Las propuestas del presidente van a seguir siendo bloqueadas en el Congreso y los mismos que se oponen van a ser luego los que van a vitorear el supuesto fracaso del primer Gobierno popular en Colombia. Por eso hay que salir a respaldarlas en las calles.
2. En las próximas elecciones necesitamos una nueva representación tanto en Cámara como en Senado. Nada se puede lograr si continúan siendo mayoría los que se niegan a entender que el país necesita cambios. Que sin esos cambios no habrá paz porque para ello se requiere de mayor justicia social y mayor democracia, que no puede estar, como ahora, en cabeza de ocho desconocidos.
3. El proyecto de cambio debe garantizar su continuidad en 2026, porque, está comprobado, es muy duro y de muy largo plazo.
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