En el 2015, con 20 años de edad, Rafael Santos Borré despuntó en un suramericano Sub-20 e inmediatamente fue contratado por el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone. En las prácticas el técnico argentino lo desestimó. Borré había debutado a los 17 años con el Deportivo Cali y había demostrado una consistencia y una madurez impropias de un jugador colombiano. Sin embargo en el Atlético de Madrid no fue valorado por su técnico y fue cedido al Villareal donde tampoco le fue bien. Entonces el Muñeco Gallardo lo salvó.
Borré llegó a River Plate el 3 de agosto del 2017. La hinchada millonaria no sabía muy bien que esperar de un jugador de 22 años que había fracasado en Europa. Los primeros partidos pidieron que por favor no lo metieran mas. Se comía los goles debajo del arco, era un desastre. Pero se reivindicó y en 133 partidos que tiene con el equipo de Gallardo ha marcado 47 goles y 19 asistencias. Sin embargo, los únicos que no parecieran entender el monstruo de jugador que es Santos Borré es la selección Colombia.
No se sabe aún por qué razón Queiroz nunca lo llamó a la selección pero con Rueda será imposible que no se efectúe su llamado. Es, después de Muriel y Zapata, el delantero colombiano con mayor presencia internacional. Palmeiras le ofreció un contrato de 14 millones de dólares anuales y lo rechazó por fidelidad a River. Es que Santos Borré, además de ser un crack, es un profesional absolutamente entregado a la causa. Un muchacho agradecido que a los 26 años está demostrando su valía y su capacidad goleadora.
Regresará a Europa a vengarse, a romperla, a demostrar que podrá ser uno de los mejores jugadores del mundo. Ahora, con su nominación para ser el mejor jugador de Sudamerica, podria llegar a ser lo que alguna vez fue el Pibe, Teófilo y Borja. Ojalá se le de.
Por ahora disfrutemos sus jugadas:
