Colombia es uno de los países más desiguales de todo el mundo. Todos los días, lo primero que vemos en los noticieros, son las noticias de políticos corruptos que se salen con la suya. Servidores públicos que yo llamaría «aprovechadores públicos» que se aprovechan de la ignorancia de los colombianos para poder robar los recursos públicos y permanecer en la impunidad. Me enojo al ver en televisión: los policías orgullosos que capturan pequeños delincuentes que cometieron una equivocación; obligados por la pobreza extrema. Por otro lado, vemos los mismos políticos de siempre robándose una buena parte del presupuesto del país.
¿Quién es culpable? ¿Los ladrones nacidos en un barrio marginal o los dirigentes que se roban miles de millones del presupuesto para salud y educación? Pero los seres humanos somos cínicos, nos encanta ver cómo golpean a un ladrón que roba un celular; pero, al mismo tiempo defendemos a los corruptos que nos han estado robando por años. ¿Qué somos?
En Colombia se puede observar los peores males de la pobreza. La delincuencia crece en charcos de pobreza e ignorancia. No entiendo este sistema diseñado para que la gente nunca salga de la pobreza. Un sistema donde admiramos a los dueños de grandes monopolios que cada vez nos quitan más calidad de vida; mientras a cambio nos ofrecen tecnología que nos hicieron pensar que necesitábamos. Somos como los indígenas que cambiaban oro por espejos en la época de la colonización.
Admirando siempre al imperio americano que nos tiene hundidos en la miseria, el país de las franjas rojas y blancas que ha intervenido militarmente todos los países de Latinoamérica. La nación que nos obliga a cortar relaciones con un país hermano que históricamente solo nos ha mostrado afecto y nos ha abierto sus puertas. Acusándolo de narcoestado, cuando de nuestro país sale el 70 % de la droga del mundo; tildándolo de dictadura, cuando nuestra nación es gobernada por narcotraficantes y terratenientes. No podemos dejarnos manipular de los mismos dos medios de comunicación que han elegido los últimos presidentes, los medios que nos dicen lo qué es bueno y malo.
*Fragmento de mi libro «la vieja de en seguida»
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