Jericó, esta palabra puede evocar la idea de tradición antioqueña. Las fachadas del pueblo son coloniales, allí se apuesta por la cultura y por mantener vivas las viejas costumbres, como tomar café en la plaza principal del pueblo en compañía de amigos, y llevar un carriel y un sombrero puesto.
Hace más de 140 años, en sus calles surgió la idea de crear un objeto ideal para que los hombres llevaran sus pertenencias, fue así como nació el famoso carriel, elemento que no puede faltar en el traje típico paisa.
Está ubicado en la subregión del suroeste de Antioquia, y ha sido cuna de personajes como Javier Darío Restrepo, Héctor Abad Gómez y Manuel Mejía Vallejo, personas que han dejado legados intelectuales muy valiosos, pero no solo esto, también se distingue por su fe católica.
Jericó es la cuna de la primera santa colombiana, la madre Laura, por esto y muchas cosas más son miles los visitantes que llegan por año. Sin embargo, desde el año pasado se ha hablado de la posibilidad de hacer minería en este municipio, proyecto que ha sido criticado fuertemente desde múltiples voces y ha generado una constante disputa. Estas posiciones se han podido observar en redes sociales, declaraciones de líderes políticos, columnas de opinión y medios de comunicación, donde en reiteradas ocasiones se ha dejado claro que la comunidad rechaza la minería.
El año pasado se hundió el proyecto de acuerdo municipal que tenía como objetivo proteger a Jericó de la minería a gran escala y este año se inició de nuevo la discusión frente al tema.
Encontrar entre tierra y barro el material precioso, obtener los minerales que se desean extraer de la tierra usando químicos nocivos para la salud humana como el mercurio… la minería tiene costos ambientales muy altos, costos que gran parte de la ciudadanía no quiere para el bello municipio de Jericó, ¿pero qué pasa en las otras 8 subregiones de Antioquia en relación a la minería?
Los datos no son nada alentadores y las consecuencias de la minería se sienten de gran forma en la cotidianidad de los habitantes de muchos municipios, y no solo en el día a día, pues la huella ambiental arrasa con los paisajes y contamina las fuentes hídricas.
La lista de los principales municipios productores de oro del 2018 es liderada por 5 municipios antioqueños: Segovia, El Bagre, Remedios, Caucasia y Zaragoza, que produjeron 4552, 4243, 3546, 2606 y 1779 kilogramos de oro al año respectivamente.
Municipios que hacen parte de las subregiones del nordeste y bajo Cauca, lugares que, además de la ausencia de estado, han sufrido las secuelas de un negocio muy rentable para las grandes empresas y los grupos armados que hacen presencia en las zonas.
Según datos de la investigación Tras el oro turbio de El Colombiano, en 170 de los 300 municipios del país con vocación extractiva hay grupos armados ilegales que se financian con el oro o la extorsión. Estos grupos criminales pueden tener ganancias por más de 3 billones de pesos al año, según la Fiscalía.
Por esto es importante preguntarse, ¿por qué centramos el debate de la minería solo en Jericó si otros municipios ya están pagando las secuelas de esta?, ¿por qué olvidamos el bajo Cauca y el nordeste antioqueño?, ¿a qué se debe que pesen más algunos intereses a la hora de defender los territorios de la minería?
Me gustaría ver que con la misma vehemencia que algunos periodistas, políticos e intelectuales han promovido el rechazo de la minería en Jericó en la opinión pública, rechazaran los métodos extractivistas que se presentan en Segovia, El Bagre, Remedios, Caucasia, Zaragoza y muchos municipios más desde hace tiempo.
El hecho de que el rechazo no sea generalizado y se centre solo en algunos territorios deja entrever la falta de desarrollo del sentido de pertenencia, actitud que puede percibirse a nivel nacional con ejemplos como el departamento del Chocó, territorios que tenemos sumidos en el olvido.
Territorios donde el riesgo ambiental, social, el daño a los paisajes y el daño a las dinámicas cotidianas ya hacen parte de la realidad, consecuencias que asustan tanto que pasen en Jericó, y hoy por hoy conforman esta realidad ignorada a la que poco les interesa.
Ya va siendo hora de dejar de hacernos “los de la vista gorda”, como se dice comúnmente, con el tema de la minería en el departamento y el país. No podemos seguir callando cuando tenemos de frente nefastas secuelas. Más allá de Jericó existen otros municipios. ¿Cuándo pondremos nuestra atención en ellos?
