Los disturbios, que se iniciaron el viernes pasado como una protesta estudiantil en rechazo a la subida del billete del metro, dejaron ya un saldo de 10 muertos en todo el país. El Instituto Nacional de Derechos Humanos informó que 283 personas han sido detenidas. Hay al menos 44 heridos, incluyendo a jóvenes que recibieron disparos y anunciaron querellas por violencia policial.
Chile lleva casi varios días paralizado, con prácticamente todo el comercio cerrado, cancelación de vuelos en el aeropuerto y sin transporte público en la capital.
En ese contexto y con un número creciente de militares en las calles, el presidente Sebastián Piñera aseguró que su país está "en guerra": "Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite, que está dispuesto a quemar nuestros hospitales, el metro, los supermercados, con el único propósito de producir el mayor daño posible", enfatizó.
Su mensaje generó una ola de críticas por poner el foco en los destrozos sin responder al llamado ciudadano. Lo que comenzó como una protesta estudiantil en contra del alza al pasaje de metro parece haber detonado un malestar más profundo ante el encarecimiento del costo de vida y la indiferencia de la clase política a las demandas por derechos sociales.
Si bien se han denunciado saqueos, incendios y robos que han sembrado el caos, sobre todo en zonas periféricas, la ciudadanía continúa saliendo a las calles para participar en cacerolazos.
"Nosotras no tenemos miedo"
Este domingo se repitieron las escenas de protestas pese al toque de queda decretado a las siete de la tarde. "La desigualdad es lo que nos convoca. El pueblo no tiene para pagar sus pasajes, con el sueldo mínimo no alcanza para cubrir ni siquiera la comida", dice una manifestante.
"Creo que la mayoría de los jóvenes, de los estudiantes que estamos acá es porque vemos a nuestros padres hasta el cuello con las deudas, que tienen que trabajar más de 12 horas al día, es un acumulo de cosas que han ido surgiendo y por eso hoy en día nos levantamos para poder pelear", explica el estudiante Eduardo Valdés.
La joven Carla Rojas, que manifiesta con sus amigas, afirma no tener miedo: "Somos las hijas de los padres que vivieron el golpe de Estado. Nuestros papas tienen miedo por nosotras, pero nosotras no tenemos ese miedo porque no lo vivimos. No le tenemos miedo al toque de queda, ni a venir acá a manifestarnos como corresponde".
Durante la madrugada de este lunes se ha escuchado un intenso sobrevuelo de helicópteros, y aunque el gobierno convocó a la población a asistir a sus trabajos, los colegios y universidades han anunciado suspensión de clases debido a la falta de transporte público y la inseguridad en las calles. Nuevas manifestaciones están previstas y se hizo un llamado a la huelga general.
* Con las corresponsales Yasna Mussa y Aude Villiers-Moramé, desde Santiago de Chile.