Como dicen que soñar no cuesta nada, les voy a dibujar un panorama muy optimista sobre la manera como podemos ganar el mundial. Es tan simple como ganar cinco partidos más. Veamos cuáles y con qué argumentos.
El primero en fase de grupos frente a Japón el 24 de junio. Es muy seguro que Colombia le gane a Japón. Vamos a jugar sin presiones y con el objetivo de ser los primeros del grupo y tal vez, el único equipo que pase a octavos con nueve puntos a su favor. En el peor de los casos, un empate, pasaríamos primeros con siete puntos lo que nos obligaría a jugar contra el equipo que ocupe la segunda casilla del grupo “D”.
El segundo, en octavos contra Italia o Uruguay el 28 de junio. Ojalá fuera Costa Rica, pero el equipo de Pinto está demostrando que no se asusta ni con la historia ni con la camiseta de sus encopetados rivales. Esto quiere decir que muy seguramente Costa Rica vuelva a sorprender empatando o ganando a un equipo inglés eliminado y desmotivado, lo que nos pondría a jugar con el ganador del juego entre Italia y Uruguay. Si juega Luis Suárez gana Uruguay.
El tercero en cuartos contra Brasil o contra Holanda el 4 de Julio. El equipo de casa es el favorito pero no nos asustemos, no tiene el equipo asustador de otros mundiales. Ya lo vimos pasar dificultades para ganarle a México y ni los propios brasileros creen en su equipo. Cada que tomamos un taxi en cualquier ciudad de Brasil aprovechamos para hablar con los conductores a cerca de su selección y no hay triunfalismo. Están pesimistas, saben que su equipo no exhibe el mismo “jogo bonito” de otras épocas. Es más, desean que otro equipo elimine a Brasil antes de la final por temor a un nuevo Maracanazo. Por eso pienso que no es imposible ganarle a Brasil. Tenemos mejor juego y mejor presente y ya Costa Rica, Ghana, Australia y Chile nos enseñaron a no respetar historias y camisetas. Si el rival es Holanda, sí debemos preocuparnos. Aunque la naranja mecánica pasó apuros para ganarle a la modesta Australia, recordemos que goleó 5-1 en su debut a la campeona España. Han sido varias veces subcampeones del mundo y parecieran estar dispuestos a no aplazar más esa ilusión. A este equipo le temo más que a Brasil.
El cuarto partido en semifinales contra Alemania el 8 de julio. La selección Alemana llegaría a esta instancia luego de derrotar a Francia en cuartos de final. Tampoco nos asustemos. Con la goleada 4-0 sobre la Portugal de Cristiano Ronaldo nos llegó a ilusionar con una selección invencible pero el 2-2 contra ghananos hizo ver una Alemania vulnerable, descompensada en defensa y para nada intocable. Es más, en el mundial del 90, los alemanes fueron campeones con 13 de 14 puntos posibles ¿y adivinen quién les arrebató ese único punto? Sí, sí, Colombia, sí, sí, Caribe!!
El quinto y último partido, sería la final el 13 de julio, posiblemente contra Argentina. Y eso si el equipo de Messi rectifica el camino porque lo mostrado hasta ahora es pobre. Está en deuda con sus hinchas, con la crítica y con las expectativas que generaron sus cuatro terribles atacantes DiMaría, Higuaín, Agüero con Messi a la cabeza. Sería una final de infarto porque nosotros también tenemos nuestros cuatro terribles: James, Quintero, Cuadrado y Ospina. (Ojalá se recupere rápido Bacca y el técnico se anime a alinear a Guarín).
Pero hay algo más que juega a favor de nuestra selección. Su hinchada. He tenido el privilegio de estar en los partidos que jugó Colombia frente a Grecia en Belo Horizonte y frente a Costa de Marfil en Brasilia y déjenme contarles que no hay palabras para describir lo que se ha vivido en esos estadio. Para ser más gráfico, imaginen unas naves espaciales arrancando el Metropolitano de su lugar y descargándolo en Brasil con todo y hinchas. Es la misma vaina. El mismo calor, el mismo furor, el mismo apoyo y la misma cantidad. En ambos partidos cerca de 50.000 fanáticos colombianos han venido a apoyar a nuestra selección. Los días previos nos encontramos en todas partes. En las calles en los centros comerciales, en los restaurantes. Invasión total. Y en los partidos allí estamos. Uniformados de amarillo, con los rostros pintados, las banderas en lo alto y las gargantas afinadas para entonar a grito entero nuestro himno nacional. Sé que los futbolistas aprecian, valoran y se apoyan en esta romería sin precedentes para sentirse en casa. Aquí en Brasil no somos visitantes. Ellos ya lo saben.
Se vale soñar. Podemos ser campeones. Tenemos un equipazo, tenemos la mejor hinchada del mundo y esto es real, tenemos una generación de jugadores fogueados en los mejores torneos del mundo, tenemos un técnico serio que no mete ni a su hermano ni a su hijo a jugar, y tenemos lo más importante: jugadores con hambre de gloria. Jugadores con la ilusión y los deseos de inscribir su nombre, por primera vez, en una copa mundo. Muchos dirán que ya les estamos metiendo presión pero no es así. Después de octavos, todo será ganancia porque nunca hemos estado en otras instancias. Es un simple ejercicio de optimismo al que no debemos temer.
Todo lo que hagan nuestros jugadores redundaráen la pelea que estamos dando por ganar la sede del Mundial del 2026. Un mundial que debe hacer Colombia, para que muchos compatriotas que no cuentan con los recursos para viajar a otras latitudes puedan vivir, aunque sea una vez en la vida, esta fiesta indescriptible del futbol. En 12 años, con un país totalmente en paz, le abriremos las puertas a millones de turistas que se convertirán luego en nuestro mayor patrimonio.
Amén.
