Cuando se habla de La Guajira, usualmente, se trata de algún enredo familiar o de un escándalo de corrupción. Pero rara vez se habla bien de un gobernante de esta región del país y es el caso del joven gobernador Jairo Aguilar.
El departamento, el segundo más pobre del país, según estimó el DANE para 2022, está lleno de necesidades básicas insatisfechas que padecen sus habitantes, en especial los más vulnerables: los niños de la etnia wayuu.
Aguilar, para sorpresa de propios y extraños, fue destacado al cumplir 100 días de mandato. La firma Datanálisis midió en la región Caribe para consultar a los ciudadanos sobre el desempeño de sus mandatarios locales.
La aprobación de sus mandatos, en su orden, correspondieron al gobernador de Córdoba, Erasmo Zuleta (70%); el de Atlántico, Eduardo Verano (64%); el de Bolívar, Yamil Arana (62%); y el de La Guajira, Jaime Aguilar (57%).
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En el orden nacional, la medición arrojó el puesto 10 para Aguilar, algo inusual para un gobernador de un departamento castigado por la corrupción, como el protagonizado por Unidad Nacional para la Gestión de Riesgos (UNGR)
Pero no solo se trata de cifras y buena imagen. Aguilar. Según el Instituto Nacional de Salud (INS) señaló esta semana que las muertes de niños menores de cinco años disminuyeron en un 45% en el departamento durante el primer trimestre de 2024.
“Esta reducción es importante, pero debemos ir por más, trabajando con el Ministerio de Salud y organizando todas las estrategias necesarias para que nuestros niños puedan refrendar su derecho fundamental a la vida”, aseguró el gobernador.
Pero no es el único frente. El mandatario local trabaja para potencializar la ejecución de los proyectos alimentarios. Con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que opera el Plan de Alimentación Escolar (PAE) se busca consolidar del fondo de alimentos para tener en el departamento PAE universal.
Eso significa tres raciones para los niños con sus dos meriendas. Hoy en día, con el apoyo del Ministerio de Educación y la bolsa en común de los municipios, se llega a una sola ración y se está trabajando en la segunda. Se cuenta también con el apoyo de Unicef.
Por otra parte, con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se trabaja en la construcción de la Unidad Permanente de Diálogo, que permita hacerle frente a todos los problemas sociales que se presentan en la península y evitar las vías de hecho.
Con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se implementa una estrategia que pasa necesariamente por la segunda fase de los centros de abastecimientos de agua, puesto que se requiere la construcción de granjas agrícolas para los habitantes.
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De la mano con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el gobierno departamental adelanta labores para enfrentar los problemas de salud mental que se han agudizado en la región, con la Línea esperanza.
Declaró el gobernador Aguilar que “es consolidar toda la oferta de Naciones Unidas alrededor de la ejecución de los proyectos que tenemos en la administración departamental. Por primera vez se viene articulando para hacer frente nuestros problemas históricos”.
En 90 días La Guajira empieza por primera vez en su historia a mostrar que sí se pueden hacer bien las cosas, a pesar de la desafortunada ola de noticias negativas que no cesan y que se desprendieron de las irregularidades de los carrotanques, ollas comunitarias y tanques de almacenamiento de agua, episodios vergonzosos por tratarse de ayudas dirigidas a los indígenas de La Guajira.
Aguilar ha contado con una socia importante para consolidar su gestión: la ministra Catalina Velasco con quien conformó una llave para la ejecución de la llamada Ruta del Agua, que ha hecho posible que prácticamente se entreguen cada 15 días plantas de agua potable en los territorios que cobija la sentencia T302 de la corte constitucional.