En su libro autobiográfico Una vida, muchas vidas, una larga conversación que tuvo Gustavo Petro con uno de sus mejores amigos, Hollman Morris, Gustavo Petro reconoció haber padecido de depresión. Esto sucedió por la guerra en la que participó al lado del grupo armado M-19. Petro, de muy joven, se metió en esta guerrilla lo que le causó un cuadro tremendo de depresión que él describe de esta forma: “Se me empezó a caer el pelo a manotadas y comencé a sufrir unas migrañas espantosas que arrancaban en las muelas y me subían por la cabeza”
Además afirmó que el miedo a la soledad le generaba una tristeza infinita: “Con el tiempo, sin embargo, comencé a dejar de lado esa soledad, que hoy podría llamarse depresión”. Decía que esa tristeza que sentía por estar lejos de su país, en el largo exilio que vivió, le afectó mental y anímicamente: “Yo traía ya la carga de la derrota y la nostalgia de estar lejos de mi país”.
"Es un chisme de Ingrid Betancourt"
Sin embargo en la entrevista que le hizo el sábado Daniel Coronell, director de Cambio, negó que tuviera cualquier cuadro depresivo. Esta pregunta surgió porque Ingrid Betancourt hizo este comentario sobre el presidente en redes sociales: “No sé si son temas depresivos o de adicción. Uno lo único que hace cuando está al frente de una situación de estas es observar un comportamiento. Uno dice, en pleno día, una persona que tiene que ir a trabajar y que no está laborando, que está acostado, tirado en el suelo, en su apartamento en Bruselas, y uno no sabe por qué, simplemente uno dice, esto no es normal”.
Petro, en la entrevista con Coronell, lo negó de esta manera: “El chisme de Íngrid además no lo entiendo: trato de recordar ese momento. Yo estaba en Europa, evidentemente, en un momento que para mí no era placentero, porque me había ido amenazado de muerte”.
La entrevista a Coronell que dio el presidente dejó una serie de comentarios en redes sociales que ponen en duda la salud mental del presidente.