Durante los últimos años han sido recurrentes las denuncias efectuadas en la prensa y redes sociales sobre la arbitrariedad que se comete al estacionar automóviles en las playas turísticas, haciendo referencia especialmente a la ciudad de Cartagena. En este contexto, al indagar con algunos ciudadanos que han realizado este acto, aducen que las playas hacen parte del espacio público y por tal motivo, pueden ser utilizadas como parqueaderos, desconociendo lo establecido en la política de playas turísticas de 2011, donde se indica que “en función de que las playas forman parte del territorio nacional, como un bien de uso público, inalienable e imprescriptible debe prevalecer el interés general sobre el particular”.
A pesar de existir un documento sobre la política nacional de playas, aún es bajo el grado de conocimiento que se tiene sobre la importancia de proteger estos espacios por las implicaciones que tiene su uso inadecuado, desde el punto de vista ecológico y ambiental, y finalmente el impacto que puede tener para la salud de los usuarios. Una de las principales causas del desconocimiento y la falta de gestión de las playas se debe a la pobre coordinación entre las instituciones destinadas para el manejo y las encargadas de su uso. Aunado a este inconveniente, también se destaca la escasa presencia de las autoridades ambientales y policivas para hacer respetar estos ecosistemas.
Es probable que la falta de conocimiento ciudadano sobre la importancia ecológica y ambiental de las playas hace que las personas visualicen estos espacios como inertes, en los que solo se puede destacar su valor paisajístico, pero no su biodiversidad y el rol que esta juega para mantener estables las condiciones ambientales del ecosistema. Sin embargo, estos lugares poseen una diversidad de organismos especialmente adaptados para vivir en las condiciones que estos ofrecen, destacándose entre este grupo, los animales conocidos como macroinvertebrados (tamaño mayor a medio centímetro), conformado por diferentes especies, siendo común en las playas del Caribe colombiano, los moluscos conocidos como chipi chipi (Donax denticulatus) y cono (Hastula cinerea). A este conjunto también pertenecen algunos crustáceos muy parecidos a los cangrejos, pero con un tamaño significativamente menor; igualmente son comunes los gusanos conocidos como poliquetos. La totalidad de estas y otras especies que habitan en las playas, cumplen funciones de gran importancia para el ecosistema, como reciclar restos de materia orgánica, y reducir el contenido de bacterias, hongos y protozoarios, que están suspendidos en el agua, o que se han depositado en la arena.
Figura 1. Principales impactos ambientales ocasionados por el estacionamiento de vehículos en las playas.
Además de las funciones hasta ahora mencionadas, los macroinvertebrados sirven de alimento a otras especies de orden superior en la red trófica, como los peces y las aves marinas. Algunas de estas especies también sirven como bioindicadores de la calidad ambiental que tienen los ecosistemas, lo cual es de gran utilidad para llevar a cabo campañas de monitoreo para conocer la realidad ambiental de estos lugares, especialmente cuando se pretende para valorar el estado de recuperación de aquellos ecosistemas que han experimentado algún tipo de impacto ambiental.
Entre los impactos ecológicos y ambientales que puede generar el estacionamiento de vehículos en las playas, se destaca el empobrecimiento del paisaje natural y los dos que se describen a continuación, cuyo efecto es muy difícil de observar a simple vista.
- Compactación de la arena: Este proceso afecta las actividades vitales (alimentación, reproducción y crecimiento) de los animales que habitan en esos lugares, lo cual trae como consecuencia la muerte de sus poblaciones, y con ello, la reducción de los servicios que estas especies brindan al ecosistema.
- Liberación de contaminantes: Se da principalmente por los vehículos que no están en buen estado. Estos pueden liberar restos de hidrocarburos empleados como combustible, grasas y aceites, y también elementos como el asbesto que todavía es utilizado para la fabricación de pastillas de frenos. Todos estos compuestos se caracterizan por tener un efecto toxicológico reconocido en los seres vivos, incluidos los representantes de la biodiversidad marina.
Los impactos ambientales hasta ahora mencionados, pueden conducir al deterioro de las playas, debido a que potencializan la presencia de agentes contaminantes que pueden afectar negativamente a las poblaciones de animales reguladores de la carga microbiana presente en el agua y la arena, con lo cual se incrementaría el riesgo potencial de afección a la salud de las personas, por qué se aumentaría la probabilidad de entrar en contacto con algunos microorganismos patógenos.
Las anteriores consideraciones ponen de manifiesto la necesidad de que los entes gubernamentales realicen acciones concretas para controlar el estacionamiento de vehículos en las playas, para que de esta manera se realice un aprovechamiento sostenible de estos ecosistemas. Este proceso debe contar con la participación activa de la comunidad, la autoridad local y las entidades privadas que se benefician de la actividad turística en estos espacios, con el fin de implementar medidas de control al acceso vehicular a las playas, a partir de las cuales se pueden definir algunos espacios cercanos a estas, que funcionen como parqueaderos, que sean previamente evaluados y cumplan con las normas de protección al ambiente (ejemplo: impermeabilización de la capa superficial del suelo), que reduzcan el impacto ambiental generado por el estacionamiento de vehículos.
Finalmente quisiera resaltar que, de acuerdo con la política nacional de Playas, “La calidad ambiental es uno de los aspectos mejor valorados en un destino turístico de sol y playa. La calidad del agua de baño y arena se convierten en los indicadores más importante en los destinos de playas competitivas a nivel mundial”. Sin embargo, lograr este objetivo se hace imposible sin el adecuado conocimiento de la dinámica ecológica y ambiental de las playas; esto tampoco se puede lograr sin la interacción de la sociedad, la empresa y la academia, representada principalmente en los grupos de investigación de las principales Universidades del país, que actualmente cuentan con experiencia en este campo, así como de organizaciones como la Red Iberoamericana Proplayas, que cuenta con una comunidad de expertos en gestión y certificación de playas, la cual actúa en 15 países de Latinoamérica (incluido Colombia) y en la península Ibérica.
Recordemos lo afirmado hace más de tres décadas por el ilustre profesor Julio Carrizosa Umaña: "Los recursos de hoy, son el bienestar del mañana".
Referencias:
Costa, L. L., Tavares, D. C., Suciu, M. C., Rangel, D. F., y Zalmon, I. R. (2017). Human-induced changes in the trophic functioning of sandy beaches. Ecological Indicators, 82(March), 304–315. https://doi.org/10.1016/j.ecolind.2017.07.016
Defeo O, McLachlan A, Schoeman D, Schlacher T, Dugan J, Jones A, Lastra M, Scapini F (2009) Threats to sandy beach ecosystems: a review. Estuarune Coast Shelf Sci 81:1–12
Ministerio de Comercio, I. y T. (2011). Documento de política pública de playas turísticas: lineamientos sectoriales. Disponible en: http://www.mincit.gov.co/minturismo/publicaciones/2052/politica_de_playas_turisticas__lineamientos_sectoriales
Proplayas: http://www.proplayas.org/#inicio
Valdelamar-Villegas, J., y Olivero-Verbel, J. (2017). Bioecological Aspects and Heavy Metal Contamination of the Mollusk Donax denticulatus in the Colombian Caribbean Coastline. Bulletin of Environmental Contamination and Toxicology, 0(0), 0. https://doi.org/10.1007/s00128-017-2203-6
Valdelamar J., Prada K., Gamarra K. (2013). Macroinvertebrados intermareales de las playas turísticas en Cartagena de Indias, Caribe colombiano y su uso potencial como bioindicadores de calidad ambiental. Rev. Ciencia y Mar. XVII (49): 3-13.