Por donde quiera que se vea, Colombia es un país que no para de sorprendernos. Y no precisamente de una forma positiva. Todo lo contrario. La doble moral de la mayoría de sus habitantes parece no tener techo. Unos dicen amar al país y son uribistas, algo que no puede decir ninguna persona medianamente consecuente. Otros dicen sentirse orgullosos de lo nuestro, pero para ellos "lo nuestro" es: James, Nairo, Mariana y Shakira; nada más. En definitiva, un país dormido al borde del abismo que solamente abre los ojos cuando Falcao hace un gol en Old Traffor; pero que no se alarma por estar entre los peores en cuanto a términos de salud y educación, a nivel mundial.
Y, esta vez, esa doble moral tan colombiana como el conformismo, nos está mostrando una de sus caras más perversas. Una nueva faceta que hace pensar que por los lados de nuestro país no pasó la vergüenza. Y digo vergü enza porque es lo único que puede sentir uno de los personajes que llora que una actriz tenga cáncer de mama, pero que no le importa que esa enfermedad la posean más de 6500 nuevas compatriotas cada año. Sí, les vengo a hablar del caso de la actriz argentina: Lorena Meritano. Una de las miles de mujeres que adquirió la enfermedad que el año pasado fue la causa principal de decesos en población femenina diagnosticada con cualquier tipo de cáncer.
Ella, una mujer de esas que acostumbraba a salir con poco ropa en las revistas de "machos", debido a la belleza física que le regaló el mundo, está viviendo por desgracia en carne propia el rigor de la enfermedad que hace que al año en Colombia mueran casi 2 mil mujeres. Y es tan drástico el cambio que ocasiona en la silueta femenina, esa maldita enfermedad, que la actriz argentina ya no volverá a salir en fotos semi desnuda. No creo que esos "machos" quieran ver a una mujer que ya no despierta lujuria sino, por el contrario, ahora despierta admiración solamente mostrando sus ojos. Esa suerte de faros que se niegan a apagar su impresionante luz. Ella, ahora, es una mujer que merece todo el apoyo por parte de sus seguidores, amigos y familiares; no las miradas que por años recibió repletas de morbo, de los varones que no podían parar de verla como un par de senos grandes, unas nalga esbeltas, una cintura perfecta y unas piernas que parecían no tener fin.
Pero acá llega la parte negativa que nos deja este caso. Un mal que, en realidad, es muy triste que tengamos que ver reflejado en un país donde hemos pasado más años llorando que sonriendo. El problema, el de siempre: la doble moral. Al colombiano promedio solamente le importan los casos de los famosos. No hay que tener una memoria brillante, para poder recordar cómo antes ya se presentaron situaciones similares. Al "profe" Montoya le dieron unos balazos unos fleteros, y Colombia lloró; pero a cientos de compatriotas los asesinan, bajo las mismas circunstancias, y a Colombia no se le mueve un pelo. A una reina de belleza le lanzaron ácido en la cara y Pirry le hizo un documental; pero a las miles de mujeres que atacan los criminales de sus esposos, novios y amantes, diariamente, las miran por encima del hombro. Así nos pasa siempre y lo peor es que no hemos cambiado. Es más el cambio se ve bastante lejos. Llevamos 214 años siendo igual de hipócritas.
A Lorena, el "profe" y la reina les envío toda mi solidaridad, respeto y cariño. Esto simplemente es una invitación a que recordemos que no sólo la gente que aparece en la caja boba, los periódicos o las revistas pasan por desgracias. Y menos en Colombia donde, a la vuelta de su casa, usted va a poder encontrar un caso igual al de alguno de los 3 guerreros que vimos decenas de veces a través de RCN y Caracol. Esos mismos emporios que aportan significativamente para que en ese suelo la hipocresía sea cada vez más común entre sus individuos.
#DESPIERTACOLOMBIA
@andresolarte
