Una de las banderas programáticas en la campaña presidencial de Santos fue la reforma a la salud. Yo me burlaba introspectivamente por varias razones: pertenezco, como profesional, al área de la salud (principales afectados por ese funesto engendro de la Constitución del 91, que se llama la lay 100), fungí como magistrado del Tribunal de ética odontológica de la costa, por nueve años; en una de las reuniones periódicas que se convocan cada dos años, por las cinco regionales, fui escogido para que presentara una ponencia sobre la Ley 100. Bien documentado, consultas a profesionales del derecho constitucional y viviendo en carne propia los desafueros de la puesta en práctica de ese esperpento, prepare mí documento y su presentación fue en la regional de occidente: Cali.
Recién presentado el proyecto por el Gobierno al Congreso, escribí una columna que titule: ¿Por qué no va la reforma a la salud?, presagiando lo que iba a suceder y está sucediendo.
Para refrescar la memoria a mis escasos lectores reproduciré algún aspecto de lo que dije en ese entonces: “Esta observación general por el derecho a la salud no solo abarca el derecho a la oportuna atención, sino también los factores determinantes de ella: como es el acceso al agua limpia y potable; las condiciones sanitaria adecuadas; el suministro de alimentos sanos, para una nutrición adecuada y más”.
Como este factor preponderante para el ser humano ha permanecido desde su puesta en práctica la ley, en un estado de languidez, desfallecimiento, inanición, corrupción, presa primordial de las “empresas políticas de casi todas las regiones del país”, es una reforma intocable. A esto sumémosle uno de los tres factores, que son los intermediarios. ¡Ah! los intermediarios! ganadores absolutos. Las Salucoop y Cia. Ltda. Porque los profesionales que somos el centro del sándwich y los hospitales de las IPS están casi todos en quiebra.
Oyendo radio, periódicos y prensa sobre el debates, que al fin comenzó la votación, sucedió lo presagiado por mí: se retiraron más de la mitad de nuestros padres de la corrupción de la patria, contando en los pasillos del recinto sagrado mas lobistas que parlamentarios. Amén que retiraron del proyecto la eliminación de las EPS: las poderosas
