En los últimos cien años, Antioquia ha tenido tres presidentes de la República Mariano Ospina, Belisario Betancur y Álvaro Uribe. A esa lista hay que sumar a Iván Duque, que es medio paisa debido a que su padre era de Medellín.
El Cauca, Huila, Risaralda y Córdoba también han tenido su cuota presidencial: Guillermo León Valencia, Misael Pastrana, César Gaviria y Gustavo Petro, respectivamente. El resto de los mandatarios han sido rolos.
En ese lapso, el Valle del Cauca no ha tenido un solo presidente. Es más, desde que el Valle del Cauca se creó, en 1910, ningún hijo de estas tierras ha llegado al cargo más importante de la Nación.
Los que más cerca han estado han sido Gustavo Balcázar y Rodrigo Lloreda, quienes fungieron como designados, la figura que existía para reemplazar al jefe de Estado antes de la Constitución del 91, y que era mucho más práctica y, sobre todo, económica, que el embeleco de la Vicepresidencia. Precisamente, Angelino Garzón, desempeñó esa función, entre el 2010 y el 2014.
Que ningún vallecaucano haya llegado a la Primera Magistratura no solo es un problema de orgullo. Porque todo aquel que pasa por la Presidencia le deja, al menos una obra importante a su región. Medellín tiene metro gracias a Belisario y Pereira, viaducto, por cuenta de César Gaviria. Uribe le dejó varias obras importantes a su departamento, como el túnel de oriente.
Además, cualquiera que pasa por la Alcaldía de Medellín queda de inmediato graduado como precandidato presidencial. Así ocurrió con Sergio Fajardo, Federico Gutiérrez y hasta con el impresentable de Daniel Quintero, quién a pesar de tener más de 500 investigaciones por presuntas irregularidades ocurridas en su mandato, está convencido de que va a ser presidente de Colombia.
Lo propio ocurre con los alcaldes de Bogotá. Dos exmandatarios de la capital ya llegaron a la Presidencia: Andrés Pastrana y Gustavo Petro. Y con toda seguridad, más temprano que tarde, Claudia López se va a lanzar tras ese cargo.
No me voy a detener a analizar porqué con los alcaldes de Cali no ocurre lo mismo. Y porqué ningún vallecaucano ha llegado a la Presidencia. Lo importante es mirar hacia adelante. Y por eso anhelo que sea cierto que el actual alcalde de Cali, Alejandro Eder, tenga como meta ser presidente de este país.
Evidentemente Eder aún no tiene los pergaminos para esa aspiración. Pero sería muy importante que se haya fijado ese objetivo. Y que quiera utilizar como trampolín para él su paso por la Alcaldía de Cali.
Es muy temprano para saber si Eder va a dar la talla para entrar en las grandes ligas de la política nacional. Por su bien y por el de Cali ojalá así sea. Pero de momento va bien.
Luego de un arranque flojo, el alcalde de Cali parece haberle tomado la medida al cargo y ha tenido varios aciertos
Luego de un arranque flojo, el alcalde de Cali parece haberle tomado la medida al cargo y ha tenido varios aciertos. El primero, por supuesto, haberle sacado el jugo a la Cop 16 para poner a hablar de Cali al resto de los colombianos y para levantarle la autoestima a los caleños.
Otro punto a favor del alcalde es la mejoría en el tema de la seguridad. Entre enero y septiembre de este año los homicidios en la ciudad se redujeron casi un 10 % respecto al mismo período del 2023. De igual forma, el hurto a personas cayó un 5 % y el robo al comercio el 21 %.
Esos avances se han logrado gracias a la inyección de recursos y a la reactivación de programas sociales como los Tíos que, inexplicablemente, Jorge Iván Ospina desmontó.
También ha habido avances en el tema de la movilidad. Gracias al reforzamiento del cuerpo de Guardias de Tránsito y a la realización de controles en toda la ciudad se ha logrado una notoria mejoría en el comportamiento de los conductores, en especial de los motociclistas, responsables de la mayoría de infracciones de tránsito.
En ese campo aún queda mucho por mejorar, pero no se puede exigir que se solucione en seis meses un problema que es cultural y que se dejó crecer de forma irresponsable en el gobierno anterior.
También me gusta que este alcalde este pensando en grande y proyecte conseguir un empréstito de USD 3,5 millones para acometer las grandes obras que Cali requiere para ponerse a la par de Medellín e, incluso, de Barranquilla.
Pero por encima de todo, a Eder se le nota el amor por su ciudad y su genuino deseo de trabajar por ella.
Aún queda un largo camino por recorrer para saber cómo le irá a Alejandro Eder en la Alcaldía de Cali y para establecer si sus sueños presidenciales, si es que los tiene, se materializan.
Pero, insisto, me parece muy importante por Cali y por él, que se fije esa meta.
Es hora de que los gobernantes caleños y vallecaucanos se quiten el complejo de inferioridad y aspiren a cosas grandes. Si los políticos paisas tienen siempre como meta final la Presidencia, no veo porque los del Valle no pueden tener ese anhelo.