En Colombia, a lo largo de la historia, principalmente hemos tenido presidentes abogados, economistas e ingenieros. De hecho, de los últimos 53 presidentes titulares de la República, 25 han sido abogados, y el último es de profesión economista.
Ahora que vemos los resultados y escándalos políticos de la últimas presidencias, se hace interesante preguntar: ¿por qué no tener un presidente con vocación hacia la educación?, ¿por qué no tener un presidente profesor o exprofesor?, ¿qué se necesita para ser presidente de los colombianos?
En los últimos 5 períodos presidenciales —(1998-2002), (2002-2006), (2006-2010), (2010-2014), (2014-2018)— se han presentado múltiples paros y huelgas de profesores, debido a que las condiciones para los educadores y educandos han ido desmejorando poco a poco. En resumen, hemos tenido presidentes desinteresados por la educación, que solo han ido a improvisar y entregar ese misterio a sus padrinos políticos.
Además, las condiciones laborales para los educadores luego del Decreto 1290 han ido de mal en peor. Ahora existe hasta una tercerización en la carrera docente, con condiciones mucho peores que las del Decreto 1290. Esto es importante resaltarlo, porque al parecer en los últimos periodos presidenciales no ha habido un jefe de Estado que entienda a los educadores, que comprenda sus condiciones y se ponga en su lugar.
En el mundo hay mucha diversidad cultural y social, en esa variedad existen países hasta sin policías, pero no hay ninguno sin profesores. Hay países donde los profesores tienen condiciones especiales y exclusivas, tienen un valor social y político, no son vistos como un obrero más, sino como alguien que transforma la sociedad. A partir de ellos se construye o reconstruye cualquier desarrollo social.
Por otro lado, encontramos que los estudiantes de las instituciones educativas no cuentan con las garantías suficientes para su transición a la educación superior. Además, tenemos el programa Ser Pilo Paga, que no ha hecho más que desfinanciar la educación pública, según lo expresan los rectores de las universidades públicas. Con esos recursos se habrían creado 10 veces más cupos en las instituciones pública. Igualmente, de acuerdo con la Fundación Alberto Meraní, el impacto en las Pruebas Saber de este programa ha sido casi nulo, este no ha hecho más que privatizar la educación colombiana. Y a lo anterior, le sumanos la desfinanciación que ha tenido progresivamente la ciencia, la tecnologías y la investigación.
Bajo este orden de ideas, en el plano político encontramos varios candidatos con orientación hacía la educación, como lo son: los exprofesores Jorge Enrique Robledo y Sergio Fajardo; Claudia López, hija de una docente; Gustavo Petro que ha mostrado tener interés por este tema. Los anteriores se han mostrado en pro del desarrollo científico, tecnológico y en investigación del país, pero la pregunta es: ¿estos son los interés de los ciudadanos?, ¿nos importa el desarrollo en este campo?
