Esta frase dirigida al presidente de venezolano Hugo Chávez Frías por el rey Juan Carlos de España en 2007 en plena cumbre de jefes de Estado, con la que muchos reímos y convertida en fenómeno social para imitar y burlarse de otros, parece ser ahora la favorita de aquellos que pretenden sabotear la libertad de prensa en Colombia.
El pasado fin de semana se conocieron varias amenazas realizadas a través de panfletos y la red social Twitter, dirigidas a: María Jimena Duzán, Jineth Bedoya, colaboradores de La Silla Vacía y de RCN radio, de la mesa de trabajo de Yolanda Ruíz. Estas al parecer vienen por parte del grupo paramilitar Las Águilas Negras. Cabe decir que que no solo se han encargado de amenazar de muerte a aquellos que ofrecen un oficio de denuncia, sino también a líderes sociales, políticos, activistas y sindicalistas.
No se necesita trabajar en un medio reconocido y de alta recordación, pues los periodistas independientes son también centro de amenazas, declarados como “Objetivo militar” y “Milicianos guerrilleros, disfrazados de líderes”, simplemente por opinar fuerte, hacer críticas y tener una corriente política o ideología diferente, dando plazo a los comunicadores para guardar silencio, diciendo textualmente “Esta vez no estamos jugando y ya vienen siendo advertidos desde hace mucho tiempo”.
Pareciera que estamos volviendo a la década de los 80's donde las amenazas a los periodistas se realizaban a través de mensajes directos, coronas florales, sufragios, cartas, hombres motorizados señalando a la futura víctima, enviados por parte de la mafia liderada por Pablo Escobar del cartel de Medellín, simplemente cobraban vidas por doquier, en el que cayeron varios comunicadores reconocidos como: Diana Turbay, Guillermo Cano, Jorge Enrique Pulido, entre otros. El periodismo, fue creado para denunciar y decir la verdad, y así seguirá siendo, aunque por obvias razones cada uno le imprime su toque personal al contar su versión y de acuerdo a sus convicciones, sin embargo, esto no le da razón alguna a aquellos que pretenden callarlos a la fuerza.
Según la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), en Colombia han asesinado a 155 periodistas por causas asociadas a su oficio, estando la mayoría en ciudades pequeñas y donde la justicia en la mayoría de los casos, ha sido negligente para sacar adelante las investigaciones y dar con el paradero de los responsables, por lo cual es absolutamente necesario que tan pronto se den las amenazas, se haga la denuncia pertinente y se disponga por parte del estado, de un esquema de seguridad que permita la efectiva libertad de prensa.
Todo lo anterior y pensando en el cambio de gobierno, lo que le espera al presidente electo Iván Duque y su gabinete, no es nada fácil, pues a los problemas ya conocidos de salud, economía, educación, desigualdad, orden público, narcotráfico, el proceso de paz, asesinatos a líderes sociales entre otros, se suma ahora las amenazas en contra de “pluma del periodismo”, constituyendo un golpe bajo a la democracia y a la realidad.
Solo queda rogar a Dios y a la justicia, que Colombia no vuelva a ser la de los años 80 en un clima de zozobra que nos lleva al miedo y a callar la verdad a gritos.