Édgar Ibarra es un joven de 27 años que sufrió un ACV isquémico derecho a los 15 y es tildado por el personal médico como un caso de vida extraordinario, pues solo le daban 48 horas de vida.
“El 14 de abril de 2004, después de una clase normal de educación física me sentí muy cansado, con el cuerpo como pesado, me tiré al pasto y les decía a mis compañeros que me ayudaran a levantar; mis compañeros pensaron que estaba molestando porque soy muy 'recochero'. Después de un rato me ayudaron a ponerme de pie al ver que no podía hacerlo solo. En esos momentos sentí impotencia y me preguntaba pero, ¿por qué no puedo caminar, si sólo me dolió la cabeza?”, comenta Édgar.
El ACV isquémico derecho se presenta por la aparición de un trombo en una arteria cerebral que no permite que la sangre fluya normalmente en una parte del hemisferio del cerebro. En este caso es el derecho, por lo tanto hay disminución del oxígeno a nivel cerebral provocando parálisis o hemiparesia en la parte izquierda del cuerpo, trastornos leves del habla e incluso el paciente puede quedar postrado. En general, se conoce poco sobre esta enfermedad, pues existen diversos tipos y muchas veces se asocian a trombosis o derrames cerebrales.
Édgar presentó una hemiparesia izquierda provocada por espasmos musculares que causan la muerte de los nervios, lo que le impide moverse con normalidad, principalmente en miembros superiores. Además de las terapias físicas, se usan fármacos como la toxina botulínica para disminuir la espasticidad de los músculos y nervios.
El médico general Luis Consuegra explica que sus principales causas son migrañas, tabaquismo, consumo de sustancias psicoactivas, obesidad, hipertensión o de tipo genético. Pero en un 30% de pacientes que sufren esta enfermedad su causa es desconocida.
Edgar asegura que no tuvo una total recuperación, sobre todo en su mano, por negligencia médica, pues los tendones se le encogieron debido a que el tratamiento de rehabilitación, las inyecciones de toxina botulínica y las férulas para estirar los dedos, no fueron oportunos. “Si hubiera tenido los dedos de la mano abiertos el tiempo que estuve hospitalizado, tendría más movilidad; prácticamente, la mano no me sirve”, añadió.
La fisioterapeuta Norby Díaz, añade que “es importante trabajar ambos lados del cuerpo, primero fortaleciendo el lado que no está afectado, ya que sirve de apoyo al paciente, y trabajar para mejorar el lado en el que se presenta la discapacidad”
Tres años después de su accidente aprendió de nuevo a manejar bicicleta, moto y carro; ya han pasado once años y se vale por sí mismo. “Gracias a Dios estoy vivo y aunque no estoy del todo bien, puedo hacer mi vida normalmente”, dice. Cursa octavo semestre de administración de empresas, no se olvida de tomarse la warfarina todos los días, ni de hacerse exámenes de laboratorio cada mes para saber cómo está la coagulación de su sangre.
“Mi vida se volvió mecánica; por ejemplo, sé que depende de los resultados, si la sangre está muy gruesa me tomo una pasta y media, y si me sale que está muy delgada, me tomo media”, explica.
Ibarra es uno de los 500 mil casos que se registran en pacientes menores de 18 años y aunque su recuperación fue rápida y satisfactoria, las secuelas que quedan son de por vida: por la hemiparesia izquierda que le dejó la enfermedad, su vida tiene muchas limitaciones.
Glosario médico
Isquemia: enfermedad ocasionada por la llegada deficitaria de sangre y de oxígeno a una parte del cerebro.
Hemiparesia: disminución de la fuerza en miembros inferiores y superiores de un mismo lado del cuerpo.
Trombo: formación de un coágulo de sangre en el interior de un vaso sanguíneo
Anti coagulantes: medicamentos que inhiben la coagulación de la sangre.
Espasticidad: trastorno motor del sistema nervioso que tensiona los músculos.
@jihanschet