Segundos. Minutos. Horas. Días. Meses. Años. Así se pasan vidas enteras. Nadie nos dice qué camino seguir. Casi siempre seguimos inconscientemente el camino que nuestros círculos sociales han tomado. Nos levantamos y sabemos que tenemos que cumplir con ciertas tareas, pero no nos atrevemos a preguntarnos por qué lo hacemos. La clásica respuesta sería ganar más dinero para tener mayor libertad. ¿Pero tener más dinero le puede dar más libertad en su vida? Puede ser. ¿La libertad es algo externo a uno o más bien es un conjunto de decisiones intrínsecas que forman la mentalidad de uno? Depende de su perspectiva.
Creo que vivimos en un mundo de cristal. El significado de las cosas nos da miedo, el mismo miedo que nos impide ser disruptivos en nuestro estilo de vida. Puede que no sepamos por qué hacemos lo que hacemos. Pero evitamos el confrontamiento con nuestros propios pensamientos porque no nos queremos sentir vulnerables. Parece ser que queremos vivir verdades relativas que nos impone la sociedad y no nos atrevemos a vivir nuestra verdad absoluta. Esa verdad que uno encuentra a medida que se cuestiona, que se pregunta y que uno decide comprometerse con uno mismo.
Cuando usted determina su verdad a través de la cual está dispuesto a vivir, todo cambia. Su verdad va ir acompañada de su compromiso y ese compromiso va a marcar la pauta de su vida. Creo que cuando nos comprometemos con algo propio que nos revuelve las entrañas, todo parece cobrar sentido. Vivir la verdad para disfrutar la vida.
Las reglas a través de las cuales hemos vivido nos han hecho creer que todo es un desafío y que tenemos que seguir un estilo de vida definido y una línea de pensamiento estática. Eso ha dejado de ser válido. Tenemos que vivir nuestra propia vida y eso implica sacudirse para escribir nuestra verdad. No es vivir por vivir. Es vivir con significado.
Cuando usted se alinee con aquello que considera su verdad y se compromete, las reglas de juego cambian. Usted deja de ser un extra y pasa a ser el anfitrión. Este espacio de tiempo que llamamos vida, debe vivirse bajo sus propios estándares.
A la acción.
¿De qué sirven las ideas sin un impulso a la acción? Empiece el recorrido para encontrar su propia verdad. En primer lugar, hágase las preguntas difíciles: ¿qué sentido tiene lo que hago?, ¿qué me motiva a levantarme cada día de la cama?, ¿qué me gustaría hacer?, ¿bajo qué parámetros voy a vivir mi vida si yo me amo a mismo?
En segundo lugar, escriba su filosofía de vida y comprométase a cumplirla cada día, cueste lo que cueste. Repítala fuerte, hágala parte de usted y siéntala.
Empiece con eso. Empiece con su verdad. Dele un significado a su vida.