Esta es la carta que envió el cantautor estadounidense al comité del Premio Nobel en Noruega:
Muy estimado Comité Noruego del Premio Nobel, estimados amigos de la literatura:
¿Les caigo bien? ¡Okay! Pero no estoy aquí. Eso es un hecho. ¿Es que alguien contaba con que iba a aparecer? ¡Arriba los encendedores! Claro que Estocolmo es una ciudad bellísima y vale la pena un viaje. Pero tengo que arreglarme los dientes y la cita con el dentista estaba fijada hace tiempo. ¡Tengo 75 años! Y hablar me cuesta bastante. Supongo que lo entenderán. Es decir: "Ain´t talking” (no hablo).
Agradézcanle a la Academia Sueca, que sabía perfectamente que el premio que ella otorga no me interesa tanto como a ella le interesaba premiarme. ¿O es que los miembros del jurado nunca escucharon mis canciones? ¿Acaso no cantaba ya en 1964 que no soy el candidato indicado? "No soy el que estás buscando, nena, solo te desilusionaré". Fue sin duda visionaria, como tantas otras de mis canciones.
A propósito, eso de cantar, ¡cómo afecta la voz! Y en Malibú hace calor, no como en Estocolmo. Claro que el Premio Nobel de Literatura es un honor y me hace sentir verdadera y totalmente honrado. Pero me hubiera gustado más ganar el Premio Nobel de la Paz. Entonces nadie se molestaría porque no asisto a la entrega, ya que incluso los premiados más reconocidos faltan de vez en cuando. Y ese "simple giro del destino” siempre merece un aplauso aparte.
Seguramente querían probar algo totalmente nuevo que los desempolvara un poco: letras musicales en lugar de literatura. Es comprensible. ¿Pero tenía que ser el viejo Dylan? ¿Por qué no le dieron el premio a Trump por su lírica transgresora de campaña? Esa sí que es una verdadera obra maestra de la ficción. Nadie es tan exitoso como él. Así que no se enfaden conmigo. Quédense con mis ingeniosas palabras, pero déjenme en paz. "It ain't me, babe. It ain't me you're looking for, babe.”
Suyo,
Bob Dylan