¿Por qué no iremos a Catar? Simple: no tenemos estrategas y ellos sí

¿Por qué no iremos a Catar? Simple: no tenemos estrategas y ellos sí

Del lujo de contar con un estratega, en el banco de mi selección Colombia nos privaron hace unos años los corruptos dirigentes, responsables del karma actual

Por: JOSÉ LUIS YANCES RESTÁN
enero 31, 2022
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¿Por qué no iremos a Catar? Simple: no tenemos estrategas y ellos sí
Foto: Pixabay

Resulta muy curioso como hechos aleatorios y anecdóticos nos influyen en nuestra afición futbolera. Tenía apenas 6 o 7 años cuando vi jugar por primera vez a Maradona en el mundial de 1990, en el partido Argentina vs Camerún.

Casi todos en Colombia, según recuerdo, apoyaban a Camerún, y en mi casa no fue la excepción. Le pregunté al viejo "¿por qué? si los de azul con blanco son latinoamericanos, los actuales campeones y, según dice el narrador, tienen al mejor jugador del mundo, además esos otros son de África". Me contestó que tocaba apoyar a los más débiles.

En dicho partido, Omán Biyik les dio la alegría a los temporalmente colombo-camerunenses y yo simplemente observé impávido.

La verdad para esa época era hincha de Colombia y punto, lo que pasara con los otros equipos no era mi problema, aunque admito que ya una chispa de afinidad por Maradona me seducía al ver que le daban tantas patadas y el tipo simplemente se paraba a seguir jugando.

Pues bien, dos partidos después veo que de nuevo todos estaban en contra de Argentina y apoyaban a Brasil, y en esa ocasión volví a preguntarle a mi papá: “¿Por qué? Si el narrador dice que Brasil siempre es el favorito, tiene mejor equipo y lleva más mundiales, clasificó de primero en su grupo y Argentina a duras penas de terceros, y bueno ¿no que tocaba apoyar a los más débiles?”.

Ese día si tuve un especial interés por ese juego y, como siempre he sido contracorriente y medio rebelde sin causa, apoyé a Argentina, aún en contra del viejo y de mi hermano mayor (hincha de Brasil a morir).

Recuerdo que por cada opción de la canarinha (que fueron muchísimas en ese partido), se burlaban y me decían que Argentina iba a perder, y obviamente para un niño de mi edad perder era algo más que motivo suficiente para llorar.

Sin embargo, resulta que los albicelestes ganaron ese partido, dirigidos por un peculiar y místico estratega como Carlos Salvador Bilardo, y, obviamente, de la mano de ese bárbaro que era Diego Armando Maradona, que en una jugada agarró ese bendito balón, se sacó a un montón de jugadores brasileños, le puso un pase a un mono pelo largo, Claudia Paul Caniggia, y lo dejó solo contra el portero brasileño, un tal Claudio Taffarel, a quien el mono esquivó, dejándolo desparramado en el suelo y anotándole un gol memorable.

Festejé como un loco ese gol y esa victoria, y apoyé a Argentina por el resto del mundial (máxime cuando a Colombia ya la había eliminado, curiosamente, Camerún), y de todos los que vinieron, sin saber que desde ese momento iba a ser un paria en materia futbolística porque en este país todos deben odiar a Argentina, porque si no lo haces es posible que una mujer te salga con una pregunta tan técnica e ilustrada futbolísticamente como: "¿y por qué le vas a Argentina? ¿Acaso te crees argentino?" Como si por sus venas circulara mucha sangre alemana (la insulsa frase fue expresada en la final del Mundial 2014).

Indudablemente, fue el triunfo de la magia de ese monstruo que fue Maradona, pero también de la estrategia, porque Argentina, reconociendo su inferioridad, supo contener y neutralizar a las grandes figuras de la selección de Brasil y aprovechar la única oportunidad que tuvo.

Pues bien, la narración de esta historia tiene como fin expresar que mi afinidad por la Selección Argentina se explica también por mi fascinación por la estrategia y por las personas que son capaces de hacerlas efectivas.

Ayer, el analista deportivo argentino Fernando Niembro trataba de explicarle al exportero Farid Mondragón, ahora pseudocomentarista de fútbol, que a Colombia le faltó un estratega en el banco, a diferencia de Perú que tuvo al argentino Ricardo Gareca (y de Venezuela que disfruta hoy de la presencia de mi viejito querido José Pekerman, argentino también), puesto que Reinaldo Rueda, al enloquecer y hacer tantos cambios como le fue posible y volcarse irracionalmente al ataque, se expuso a una derrota completamente innecesaria y casi imposible teniendo en cuenta el desarrollo del partido.

Obviando además que la selección Colombia estaba por encima del seleccionado inca en la lista de invitados a Qatar 2022, que el empate entre ambos equipos mantenía dicha circunstancia y que dicho resultado era más que aceptable teniendo en cuenta los próximos partidos que afrontarán ambas selecciones, a saber: Perú contra Ecuador y Uruguay (rivales directos de los peruanos en las clasificatorias) y Colombia contra Argentina (ya clasificada), Bolivia y Venezuela (ya eliminados).

El señor Mondragón replicaba que Colombia era un equipo con mejores jugadores (como buen colombiano que se cree ese cuento de nuestra superioridad en Sudamérica, supuestamente sólo aminorada por Brasil y Argentina), y que la hinchada no iba a tolerar otro empate.

Bueno, ya sabemos cómo terminó todo, sufrimos una de las peores derrotas en nuestra historia y el país futbolero está en un silencioso y doloroso luto, parecido al que se sintió después de quedar eliminados contra Inglaterra en Rusia 2018 o contra Brasil en 2014.

Perdimos por ser irracionalmente emocionales, por la ausencia de un verdadero estratega en el banco, porque, tal y como también expresó el señor Niembro (oriundo de ese país de estrategas del fútbol, que con justa razón tiene en sus vitrinas 2 copas del mundo, 2 subcampeonatos del mismo torneo, 15 copas América, 2 medallas de oro y 2 de plata en los juegos olímpicos, entre otros), Reinaldo Rueda debió decirle a Gareca (a través de los cambios y la disposición táctica del equipo, por supuesto): “Ya te ataqué 70 minutos y tú no has propuesto nada, ven y muéstrame lo que tienes que tú también estás necesitado y tienes partidos difíciles contra tus rivales directos, a mí el empate no me cae tan mal como a ti”.

Luego de ejecutar esa estrategia, era mucho más probable que el partido se abriera para Colombia y tuviera más opciones de gol, las cuales se necesitan más que nunca teniendo en cuenta la exigua o nula eficacia de nuestros delanteros, y de todos los seleccionados.

Por otra parte, vale destacar que nuestra Selección enfocó casi todos sus esfuerzos en tirar centros, que la mayoría de las veces se estrellaron contra la muralla formada por el equipo peruano, que se encerró bajo los tres palos con casi todo su onceno.

Tal vez Rueda quiso emular el juego llevado a cabo en Lima y que terminó con nuestra victoria por 3 a 1, con dos goles de juego aéreo, pero se equivocó porque las condiciones no eran las mismas.

Perú en esa ocasión tenía la obligación de salir a atacarnos por sus escasos puntos y su precaria posición en la tabla, por lo que no podía aglutinar todos sus jugadores en su área, lo que conllevó a que diera las ventajas que nos permitieron ganarles.

Si bien es cierto que con centros le hicimos goles a Argentina y Brasil, también lo es que estos equipos salen a proponer juego y no suelen limitar su estrategia a defenderse con todos sus jugadores en área propia.

Cabe recordar que luego de ese partido en Lima, perdimos contra los incas en la primera ronda de la Copa América; con mucha dificultad les ganamos el partido por la disputa del tercer lugar de la misma competencia y, en el juego más reciente, volvimos a perder.

Está claro que Gareca aprendió la lección y cambió su estrategia para ganarle el pulso a un terco Reinaldo Rueda que pretende obtener resultados distintos realizando las mismas jugadas.

Pero no debe generar extrañeza y es entendible la falta de raciocinio de Rueda, puesto que en el país del sagrado corazón de Jesús la gente es emocional y fácilmente manipulable, tanto así que son capaces de votar para primer mandatario de la nación por el candidato que expone las mismas propuestas que expuso hace 4 años el actual presidente, que nos ha llevado a las puertas, incluso a la habitación, de una catástrofe social sin precedentes, así es, por ese candidato que pertenece a la misma corriente del partido político que eligió al actual presidente.

Esa misma gente que a su vez cree que las cosas van a cambiar haciendo siempre lo mismo y escogiendo a los mismos, tal y como hizo Rueda, que parece más un director técnico de un equipo de torneo de barrio y su típico 4-4-2, el único que ha eliminado a 3 selecciones en unas clasificatorias a campeonatos mundiales de fútbol, pues no se puede soslayar que, bajo su dirección, Colombia también quedó eliminada del Mundial celebrado en Alemania en 2006.

Finalmente, me permito darle un consejo a aquellos que creen que todavía hay “esperanza” (tal y como lo pregona el pasquín informativo que transmite los partidos de la tricolor, sólo para que la gente siga viéndolos y consumiendo su basura televisiva), no se hagan “pajazos” mentales, no le vamos a ganar a la selección del país que se da el lujo de repartir estrategas por todo el mundo y que tiene actualmente a un estratega como Scaloni que les ha callado la boca a todos.

Del lujo de contar con un estratega, en el banco de mi amada selección Colombia, nos privaron hace unos 3 años unos inicuos y corruptos dirigentes, que son los culpables del karma que hoy estamos padeciendo.

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