Luego de la visita a Cartagena de Indias de Icomos, consultor de la Unesco en temas de monumentos y patrimonio, invito a la ciudadanía local y colombiana a que valoremos los recursos naturales en términos de bienes y servicios: aquello que aún nos garantiza la vida en este planeta con una sabia participación en materia de gestión ambiental inteligente y democrática. Democracia que implica seguir defendiendo el interés general sobre el particular.
Importante unir fuerzas a favor de los manglares, el bosque seco y los corales en el territorio cartagenero: la captura de CO2 y producción de O2, la protección de los taludes de los cerros tutelares que evitan la erosión y remoción en masa con posteriores avalanchas e inundaciones si no se controlan las urbanizaciones ilegales y la colonización de tierras con especial salvaguardia dentro de un Plan de Ordenamiento Territorial que sigue siendo débil por falta de voluntad política y de un equipo de funcionarios a favor de sus intereses propios. En el caso de los arrecifes de coral, estos han permitido la protección de la línea de costa, la provisión de alimento, la oportunidad de la práctica de un ecoturismo responsable y el mantenimiento del comportamiento de los cuerpos de agua aledaños.
Como lo dijera María Jimena Duzán, “la imponencia de la naturaleza pesa más que el conflicto”: en este caso, un conflicto socioambiental como el del arrecife de Varadero, tan cartagenero y en firme proceso de ser cada vez más reconocido por la ciudadanía como algo excepcional, hermoso y valioso. Nuestro principal interés es la conservación del 100% de su sistema ecológico y recursos naturales conexos, que iniciarán con el estudio cartográfico a partir de enero de 2018 y por seis meses por primera vez en la historia de Colombia, a cargo del Invemar.
Cartagena “es el primer lugar colombiano en entrar a formar parte de la Lista del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural con la denominación de Puerto, Fortaleza y Conjunto Monumental en Cartagena”. Que lo natural comience a ser valorado como tiene que ser por las autoridades ambientales con jurisdicción en el distrito sin ningún tipo de restricciones o coartadas que fortalezcan la incredulidad y la indignación ciudadana: en el caso del Arrecife Coralino de Varadero, este puede convertirse en el área protegida #1000 dentro del Registro Único de Áreas Protegidas de Colombia (RUNAP), administrado por Parques Nacionales Naturales.
Así mismo, dadas sus condiciones ecológicas históricas, ¿por qué no declararlo como el tercer patrimonio natural de la humanidad en el territorio colombiano? La Unesco puede perfectamente ser partícipe de este proceso de conservación: solo es cuestión de ponernos de acuerdo y manos a la obra. Y, en el caso del EPA y Cardique, este es un claro ejemplo de ganar puntos positivos con una ciudadanía crítica y expectante de una real gestión pública que sea más de impacto social que de indicadores administrativos.
Referencias:
Castaño Dávila, M. (2017). Chiribiquete, en la paz como en la guerra. Sección Medio Ambiente. URL: https://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/chiribiquete-en-la-paz-como-en-la-guerra-articulo-728796
Salvemos Varadero. (2017). Sección Multimedia. URL: https://www.salvemosvaradero.org/multimedia
Unesco. (2003). La ciudad de Cartagena. URL: http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=12573&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html
