Hasta hace un tiempo un ciclista antes de los 25 años era considerado una promesa, alguien muy joven. Casi todos los grandes campeones, desde Indurain, hasta Froome, empezaron a ganar después de los 27 años. Por algo la camiseta blanca de los jóvenes se entrega entre los menores de 25. Sin embargo esto de un tiempo para acá ha cambiado. Hoy en día un joven de 24 años, Egan Bernal, ha ganado a su edad el Tour y el Giro. Lo impresionantes es que él no es la máxima promesa del ciclismo mundial, es más, ni siquiera es el mejor. Pagacar cuenta con 22 años y ya ganó un Tour y está aplastando sus rivales en esta nueva versión. Así se puede decir de campeones como el contrarelojero y campeón del mundo Fillipo Ganna, que tiene 25, Remco Evenepoel, 21, Mathieu Van Der Poel, 26, y así una larga lista de cracks del ciclismo mundial que maduraron biches.
Sin embargo nada garantiza que estos corredores vayan a mantener su nivel hasta los 30 como solía pasar antes. Nosotros tenemos un caso palpable, demostrativo, el de Nairo Quintana, quien a los 23 años fue subcampeón del Tour, a los 24 ganó el Giro, a los 25 estuvo a un minuto de ganarle el Tour a un super poderoso Froome, a los 26 campeón de la Vuelta y desde esa época no volvió a tener figuraciones importantes. Hoy en día tiene 31 años y parece completamente improbable que vuelva a hacer un podio en una Gran Vuelta. Incluso en este Tour cambió sus objetivos y ya busca una etapa, o la camiseta de pepas rojas de la montaña. Es un grande pero está atragantado y ya incluso estaría pensando en bajarse de la bicicleta para hacer su carrera política. Pensabamos que a los 31 Nairo podía alcanzar la gloria y la madurez deportiva pero el ciclismo, al ser tan exigente, pasa factura rápido.
Lucho Herrera, Oliverio Rincón y Alvaro Mejia son también ejemplos de corredores que despuntaron muy jóvenes pero que se consumieron muy rápido. Herrera ganó a los 26 años su Vuelta a España, Oliverio obtuvo sus mejores resultados antes de los 25 al igual que el Cometa Mejía que fue cuarto en un Tour a los 25. Es que la carretera cansa, se pierde el goce de estar en la bicicleta.
Dijo Induraín que la clave de su éxito es que ha ido "muy lejos en el dolor". Por eso es que a los 30 un ciclista, a no ser que tenga el pundonor, la belleza competitiva de ese mártir llamado Rigoberto Urán, que a los 34 sigue firme y con hambre de gloria, la mayoría de los ciclistas viven un declive después de los 30: Nibali, Froome, Cháves y Dumolin así lo confirman.
Eso es una señal de alarma. Egan debe ganar lo que necesita ganar ya. Nada garantiza vigencia. Con Pogacar pasaría lo mismo. El ciclismo ha cambiado, el rápido y excesivamente agresivo Tour de este año así lo confirma.