¿Por qué nadie detiene a Israel? ¿Por qué EE. UU. legitima la infamia en Gaza?

¿Por qué nadie detiene a Israel? ¿Por qué EE. UU. legitima la infamia en Gaza?

Israel amenaza con un apocalipsis en Rafah cuando empiece el Ramadán, pero el mundo todavía no despierta, cree que será un espectáculo de luces artificiales

Por: PEDRO LEÓN VEGA RODRÍGUEZ
febrero 29, 2024
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¿Por qué nadie detiene a Israel? ¿Por qué EE. UU. legitima la infamia en Gaza?

Se han disparado todas las alarmas por el genocidio en Gaza. Israel amenaza con inaugurar el apocalipsis en Rafah cuando empiece el Ramadán pero el mundo todavía no despierta, cree que será un espectáculo de luces artificiales. Un gobierno de fanáticos extermina de manera impune a la población civil palestina, inocente, inerme, desamparada y pobre, y la comunidad internacional no hace nada para detenerlo. El Estado terrorista de Israel somete a hambruna a la población y devasta la infraestructura alimentaria, sanitaria y de saneamiento mediante bombardeos, el asedio despiadado, el bloqueo de transportes y el corte de suministros que convierten en arma los alimentos, y por tercera vez Estados Unidos veta la propuesta de Alto el Fuego inmediato en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, presentada en esta ocasión por Argelia.     

        Sólo en los últimos cuatro meses Israel ha asesinado a treinta mil civiles palestinos y herido a 70 mil más. Es una vergüenza que el mundo mire para otro lado mientras un ejército cobarde guiado por unos dirigentes judeo-nazis psicópatas masacran miles de niños (12500), mujeres (7600) y ancianos (695), sin contar los desaparecidos en los escombros dejados por los bombardeos (8000), entre ellos otros 4000 niños. Es intolerable que en pleno siglo XXI se banalice este acto infame y criminal sin antecedentes en la historia, peor que el holocausto nazi, y que el mundo no haga nada para ponerle freno, que las autoridades internacionales sea tan cobardes, cómplices y cínicas.

EL GENOCIDIO Y EL CONTEXTO HISTÓRICO

Israel está asesinando a la población civil en Gaza sólo por ejercer su derecho a vivir como palestinos en territorio palestino. Israel lleva 75 años ininterrumpidos repitiendo de manera sistemática esta operación genocida, de apartheid y de limpieza étnica, y nadie hace nada para detenerlo. Por el contrario, recientemente 16 países de Occidente suspendieron su financiamiento a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, UNRWA. Esta acción demuestra la infame estrategia de ahogar financieramente a las organizaciones internacionales que no se alinean con los intereses de las potencias occidentales, sin importar que profundiza y acelera el crimen de genocidio perpetrado por Israel.  

        La comunidad internacional no debe engañarse, las autoridades sionistas y supremacistas de Israel no van a responder a la diplomacia internacional. Están enceguecidas con un fanatismo extremo y escatológico que involucra a la mayor parte de la población y a sus rabinos.  Quieren hacernos creer a la brava que el pueblo palestino es el pueblo de Amalec, el cual prometen exterminar como hace tres mil años lo hicieron sus antepasados por recomendación del profeta Samuel. Este profeta terrorista le dice al rey Saúl: “mata a Amalec y consagra sin piedad al exterminio todas sus pertenencias; mata a hombres y mujeres, muchachos y niños de pecho, bueyes y ovejas, camellos y asnos(1 Samuel 15). Y así lo hicieron, ¡Qué religión tan salvajel! Aunque los Amalecitas de hoy parecen ser los mismos israelíes, así como a Amalec lo personifica mejor el propio Netanyahu, en tanto asesina a traición y sin piedad a niños, mujeres, ancianos y hombres inocentes en desarrollo del genocidio en Gaza. No hay que olvidar que Israel es un pueblo desgraciado, que arrastra el ADN maldito de los judíos que mataron a Jesús, el dios de amor de los cristianos.

       Actualmente el pretexto de Israel para cometer genocidio es el derecho a la legítima defensa y la persecución de los miembros de HAMAS que atacaron Israel el 7 de octubre. Sin embargo, matar civiles no es legítima defensa sino terrorismo; y las acciones de HAMAS deben enmarcarse en un contexto histórico donde es fácil percatarse de que el invasor y victimario es Israel, así como HAMAS interpreta la resistencia política al poder invasor y terrorista.

     La guerra no empezó en octubre de 2023, el Estado sionista, supremacista y terrorista de Israel lleva 75 años matando palestinos sin cesar, en su mayoría niños mujeres y ancianos, mediante bombardeos indiscriminados a los países vecinos: Líbano, Egipto, Yemen, Siria, Irak, Irán, Cisjordania y Franja de Gaza. Otro pretexto que esgrime Israel para la invasión y el genocidio es la liberación de cien rehenes que tiene HAMAS en su poder desde el 7 de octubre, pero Israel también olvida que en sus cárceles hay más de seis mil palestinos detenidos arbitrariamente y sin cargos en su contra. Su único crimen es ser palestino. Los detenidos sufren las mismas condiciones de los prisioneros que Estados Unidos tiene encerrados en la cárcel de Abu Ghraib sometidos a aislamiento y tortura.       

NACIONES UNIDAS: TAN IMPORTANTE Y TAN INÚTIL

    Israel ignora por completo las resoluciones de la comunidad internacional y rechaza incluso hasta la solución política que ratifica la creación de dos estados: uno israelí y otro palestino (Resolución 181 de 1947 de la Asamblea General de Naciones Unidas). Israel confiesa de esa manera su pretensión demencial de invadir y apropiarse de todo el territorio en disputa mediante el exterminio o desplazamiento forzado de la población palestina que lo habita.

      Naciones Unidas es inútil y temerosa, controlada y censurada por los países occidentales, y hasta la Corte Internacional de Justicia ya parece haber sido intimidada por el poder. Ya juega a la política. A pesar de haber admitido indicios de genocidio por denuncia de Sudáfrica, no se atreve a ordenar el cese el fuego como medida cautelar ni siquiera ante el inminente exterminio de 1.5 millones de desplazados hacinados en Rafah, población de Gaza fronteriza con Egipto. Allí Israel amenaza con desplegar una ofensiva implacable, a manera de solución final nazi, si HAMAS no libera a un centenar de rehenes israelíes. Rehenes que no serán liberados por HAMAS sin un Alto el fuego definitivo.

       Hoy como ayer Israel es un Estado sin control:  desconoce las resoluciones de Naciones Unidas, manipula medios de comunicación, intimida, amenaza y asesina a críticos y periodistas, miente y engaña sin escrúpulos morales, carece de todo sentido de humanidad, es contrario a toda cultura conocida. Las autoridades de Israel mienten con cinismo, se humillan ante el poder, se arrastran, se prostituyen y vuelven a mentir para lograr sus fines. Mientras tanto Estados Unidos y Europa simulan preocupación, aunque de manera cómplice e hipócrita suministran las armas y justifican el genocidio de su aliado estratégico. Todas las bombas y todas las armas que utiliza Israel en Gaza vienen de Estados Unidos, son suministradas por Estados Unidos y ahora también por Europa.

El PODER DE NETANYAHU ES SUPERIOR AL PODER DE BIDEN

  Eso explica por qué Netanyahu no le hace caso a nadie, ni siquiera al presidente Joe Biden, quien le reclama moderación en las acciones militares. Su prepotencia de bravucón no es gratis. Netanyahu no sólo está seguro del poder extraído de la energía teológica judía que explota para sus intereses políticos, sino también y especialmente del poder militar, económico y político que lo sostiene: el lobby israelí en el gobierno de Estados Unidos, un poderoso cartel de periodistas que controlan los medios de comunicación, las élites económicas que lo financian y el complejo industrial y militar norteamericano, cuyos principales contratistas son judíos. En especial el papel que juega Israel como aliado estratégico de Estados Unidos en Medio Oriente, garantía del respaldo incondicional esperado de sus gobiernos tanto demócratas como republicanos.

    El pulso de poder entre Biden y Netanyahu lo está perdiendo día a día el anciano presidente. Biden ratifica la solución de Naciones Unidas de dos Estados y Netanyahu lo rechaza. Biden exige respeto a los derechos humanos y Netanyahu justifica y multiplica las acciones contra hospitales y población civil, especialmente niños, mujeres y ancianos. Biden pide moderación en las acciones militares y Netanyahu arrecia sus ataques y consuma el genocidio mediante bombardeos y cortes de suministros de agua, electricidad y alimentos.

Preocupado por el deterioro de su imagen política como consecuencia de su apoyo a Israel, pues ya recibe insultos que lo tildan de “El Genocida You”, Biden intentó frenar la incursión militar de Israel en Rafah sugiriendo un Alto el Fuego, y no sólo recibió el rechazo de Netanyahu, quien siguió adelante con sus ataques y amenazas, también provocó la intervención del poderoso lobby judío en su contra. Como respuesta a la propuesta de Biden los principales periódicos titularon “Sacrificar a Biden para salvar la democracia”. Biden se vió obligado a recular y rechazar de inmediato la propuesta de Alto el Fuego de Argelia. Esto ya es intolerable. No se sabe quién manda en la Casa Blanca.

     Ahora Estados Unidos intenta conjuntamente con Israel llegar a un acuerdo con Egipto y Qatar que permita la liberación de los rehenes en poder de HAMAS a cambio de un “Alto el fuego” temporal de sólo seis semanas. Es un engaño miserable porque lo que se concina en ese acuerdo no tiene espíritu humanitario sino un propósito perverso ideado por Israel: convencer a Egipto de abrir espacio en el desierto del Sinaí para trasladar allí a 1.5 millones de refugiados palestinos que se encuentran en Rafah, además de los palestinos de Gaza y Cisjordania. Netanyahu ya se adelantó a los hechos y negó rotundamente la solución de dos Estados. Los planes judeo-nazis están en marcha, el parlamento de Israel en pleno apoyó la iniciativa de Netanyahu. La consigna de Israel es pragmática, desalojar el territorio de población palestina de manera pacífica o por la fuerza, por las buenas o por las malas, le da igual, el propósito es despejar el territorio para el asentamiento exclusivo de población israelí.

Estados Unidos y Europa apoyarán sin reserva esta abominable solución, con el argumento maniqueo de ofrecer una salida humanitaria que evitará consumar el genocidio. La embajadora de Estados Unidos en la ONU utiliza con cinismo y perversidad la amenaza de Israel de bombardear Rafah, dice no tener afán para proponer un Alto el fuego y que apoyar un Alto el fuego inmediato es poner en riesgo los rehenes. Una postura política que parece dictada por Israel.

LA RAZONES OCULTAS DE NETANYAHU    

Ya sabemos de los intereses económicos de Israel con su invasión de Gaza, donde se encuentran ricos yacimientos de gas natural, y de la propuesta de Netanyahu de una nueva ruta de la seda que tiene origen en Israel y llega a Europa pasando por Arabia Saudita, distinta de la que desarrolla China actualmente con participación de 140 países, donde por razones obvias de tipo geográfico se excluye Estados Unidos. Ya sabemos de los intereses geoestratégicos de Estados Unidos en Medio Oriente para mantener la hegemonía mundial. Intereses muy poderosos que explican las actuales guerras.

          Sin embargo, una versión más pragmática que explica la acción demencial de Israel para no frenar el genocidio es el salto adelante a que se siente obligado Netanyahu. Aunque parece un salto al vacío, suicida y estúpido, le conviene al Primer ministro israelí para recomponer la precaria aceptación popular interna que tenía antes de iniciar la campaña militar contra Hamas y para evadir el proceso judicial por corrupción que se adelanta en su contra. Logra además prolongar su permanencia en el poder. Intensificando la guerra con su narrativa escatológica Netanyahu sabe que obliga a su país a mantenerse políticamente unido y en apoyo del gobierno frente a una probable agresión externa de los países vecinos a los cuales ha atacado sin excepción.

       Si por el contrario decide parar la guerra aceptando el Alto el fuego propuesto por la comunidad internacional, Netanyahu se convierte en un cadáver político y de inmediato sus adversarios internos le arrebatan el poder y le hacen pagar su deuda con la justicia. Además, incendiando la región con ataques a todos los países vecinos, y con acciones de falsa bandera llevadas a cabo por la agencia de inteligencia El Mozad, Israel asegura la intervención en su apoyo de sus aliados incondicionales Estados Unidos y Europa, como sucede ahora en el mar rojo. Sin olvidar el enriquecimiento de la industria armamentista con las guerras, cuyos principales accionistas son ciudadanos israelíes. En especial Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, Elbit Sistems, Aerospace, Rafael, así como el poderoso fondo de inversión BlackRock. 

   Ahora que todas las alarmas se han encendido la pregunta que resuena en todas partes es: ¿es imposible frenar al Estado terrorista y genocida de Israel? ¿Es el mundo tan cobarde e incapaz? 

EL PAPEL DE LA SOCIEDAD CIVIL: EJERCER PRESIÓN SOCIAL

 En esas condiciones, sólo la sociedad civil puede ejercer presión social para que el estado terrorista de Israel pare de inmediato el genocidio en Gaza, pare el Apartheid y su política supremacista de limpieza étnica contra la población palestina, pero no de cualquier manera, sino aceptando la única solución política posible: la creación de dos Estados, uno israelí y otro palestino. El problema no es sólo humanitario, el problema es esencialmente político y mientras no haya una solución equilibrada y justa no habrá paz en Medio Oriente.   

  A las marchas de millones de personas saliendo a las calles debe sumarse la oferta de grandes recompensas económicas para motivar a todo aquel que esté dispuesto a cazar a Netanyahu y a los miembros del gobierno del Estado terrorista y genocida de Israel, con el propósito de llevarlos ante la justicia como responsables de crímenes de guerra, crímenes de genocidio y crímenes de lesa humanidad. Será necesario desde ahora crear las condiciones para desarrollar juicios semejantes a los de Núremberg contra los nazis, que llamaremos los JUICIOS DE JERUSALÉN, esta vez contra los judeo-nazis de Israel.

      Hoy nos conforta de alegría el liderazgo ejemplar de Brasil. El Presidente Luis Ignacio Lula da Silva ha comparado públicamente a Netanyahu con Hitler y al genocidio en Gaza con el Holocausto nazi; luego ha llamado a consultas a su embajador en Israel. Este acto de valentía tan justo como la denuncia de Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia se lo agradece no sólo el pueblo palestino sino toda la comunidad internacional. Esperamos que el Presidente Gustavo Petro siga el ejemplo de Lula y suspenda relaciones diplomáticas con Israel mientras Netanyahu y su partido El Likud se encuentren al frente del gobierno. Preferiblemente antes del Ramadán, fecha fijada por Israel para el inicio del apocalipsis en Rafah. Es necesario visualizar el papel de la sociedad civil: presión social para obligar a Israel a parar el genocidio de la población palestina en Gaza. El mundo no puede ser tan cobarde. 

(*) Magister en Economía Universidad javeriana. Autor de las obras Teoría General dela Violencia Política” (2017), y “Batalla por la Síntesis Histórica” (2020)

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