La gente no decide votar por fulano porque su programa le parece mejor que el del adversario. Más allá de los uribistas que votarán por él en segunda, hay millones de colombianos que se identifican con el modo autoritario, violento y trasgresor de Rodolfo Hernández. Requieren del padre que da fuete y hace justicia.
¿Cuántos votantes se han leído los programas de los candidatos? Algunos miles, quizás. En cualquier caso, como se decía de la Emisora HJCK (“una emisora para la inmensa minoría”), no deben sobrepasar el número de individuos que leen, leemos, columnas de opinión. A juzgar por el número de seguidores en twitter, tan solo 128.000, la extraordinaria revista digital Cambio, el proyecto de opinión que tanta falta hacía en Colombia, debe llegar a un número considerablemente menor de suscriptores.
Decenas de youtubers de la trivialidad superan, cada uno y con creces, el número de seguidores de la mayor parte de la gente que se considera a sí misma seria y que cuenta con alguna ascendencia en redes sociales. Cualquier artículo que se refiera a lo que hicieron el fin de semana pasado Epa de Colombia o la Liendra en alguna rumba, supera en lecturabilidad, de lejos, cualquier texto de opinión. Claro, hay las excepciones, por fortuna, de Daniel Coronell, de Daniel Samper Ospina, Margarita Rosa y unos pocos más que consiguen, como se dice en mercadeo, la capilaridad suficiente para crear opinión, al menos por la difusión de sus trinos.
Lo anterior, a propósito de la ingenua idea de los que solemos creer que, con el fin de tomar la decisión apropiada en materia electoral, hay que comparar los programas de los candidatos, que la gente, en efecto, se sienta a leerlos y que votará, después de sesudo análisis, por el que considere el mejor. Así, la fórmula campeona hubiese sido, en mi opinión, la de Fajardo - Murillo. Lo ocurrido en la primera vuelta echa por la borda cualquier idea de decisión racional.
¿Cómo es posible el éxito del ingeniero Rodolfo Hernández, carente de programa antes de la primera vuelta, más allá del lema de “acabar la robadera”?
Sí, muchos dicen que la clave del ingeniero radica en que los colombianos están hastiados de la corrupción y de los políticos, como si tal fatiga fuera un cuento nuevo. Hace décadas que es así y las encuestas siempre lo han registrado. El crónico desprestigio del Congreso, escenario natural de la política y sus agentes, la corrupción hace lustros figura como uno de los males mayores. El ingeniero no está diciendo nada nuevo al respecto.
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Derrotado Federico Gutiérrez pese a la maraña de apoyo de las maquinarias, Hernández es, para los del área del uribismo y el CD, la tabla de salvación
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Por supuesto, derrotado Federico Gutiérrez pese a la maraña de apoyo de las maquinarias orientadas por los que supuestamente sabían del negocio de la política, Rodolfo Hernández es, para muchos, particularmente los del área del uribismo y el CD, la tabla de salvación. La “rodolfoneta”, el transporte del antipetrismo, independiente de la certeza de que el señor carece de la experiencia y el conocimiento para manejar las riendas del ejecutivo, es una apuesta mejor que la de abandonar al país en manos del castrochavismo, esa consigna del miedo tan bien vendida desde hace varios años.
No obstante, votaron por Hernández millones más. Gente de todos los estratos, identificados con él, con su forma de comunicarse. No creo que hayan leído algo de su programa. Les gusta su imagen desbordante de autoridad.
Lo que hay detrás, en un país marcado por la orfandad, por la ausencia de una sociedad protectora de los derechos de millones y, menos aún, justa, es la búsqueda de un papá autoritario que nos defenderá de los malos. Un padre que tomará las decisiones que considere necesarias, incluidas las violentas. Al ingeniero, según su señora madre, le dieron fuete por portarse mal. Y él, buen aprendiz, ha repartido golpes e insultos a concejales y adversarios, como nos consta en los videos y audios, relativamente recientes, que conocemos de él. Es un hombre que no se deja de nadie, garantía de protección.
Francia Márquez, independiente de si está preparada para asumir la presidencia en caso de que el eventual presidente faltara, es una meritoria mujer, ha sido trabajadora de doble jornada como les toca a millones de mujeres. Líder social del territorio, valiente, perseverante. Sin embargo, no es el modelo de mujer líder con el que se identifica una parte significativa de los votantes del ingeniero que, pareciera, están buscando papá trasgresor y furioso, justiciero, que creen haberlo encontrado en Rodolfo Hernández.