Seguramente cerca de nuestro lugar de residencia o trabajo sepamos de alguna persona que tenga un Pitbull, muchos ya hemos tenido accidentes con ellos y por lo tanto somos consientes del peligro que representan.
La ley colombiana categoriza a varias razas de perros como potencialmente peligrosas, sin embargo, en este artículo me voy a referir específicamente a los Pitbull y a los Bull Terrier, por tratarse de las dos principales razas de moda en las ciudades colombianas.
Los dueños de estos perros generalmente los compran porque “les gustan” en criaderos ilegales a través de internet y los ubican en residencias urbanas de menos de 80m2. Además, es muy común verlos (a los perros) sin bozal y/o sin correa paseándose por lugares comunes o públicos. A continuación, respondo a los tres principales escudos con los que los dueños de estos perros pretenden evadir su responsabilidad.
“Amor a los animales”
Es muy común escuchar a los dueños de estos perros decir que son muy tiernos, obedientes, que dan la patica e inclusive que cuidan a los niños cuando se quedan solos en casa. Lo cierto es que con este discurso falsamente animalista lo que pretenden es desviar la atención del tema de fondo: los innumerables accidentes fatales que han hecho que estas razas estén prohibidas en muchos países, incluyendo Inglaterra, Francia, Noruega, Bélgica, Nueva Zelanda, etc.
Animal People News ha recopilado noticias sobre ataques caninos en Norteamérica durante 27 años, de los 345 fallecimientos por estos ataques, el 46% se debieron a Pitbulls. Según el periódico El Mundo, 6 de las 21 muertes por ataques caninos en España durante 20 años fueron debidas a Pitbull.
Además, son innumerables los testimonios documentados en internet sobre perros de razas potencialmente peligrosas que han matado, herido o desfigurado a otros animales, así como a personas de todas las edades; todo perro muerde así sea una sola vez en su vida, pero no es lo mismo la mordida de un Pitbull que la de un Caniche.
Lo que se está discutiendo no es si estos perros son lindos o si se portan bien, lo que se está discutiendo es el daño que estos perros pueden causar debido a su potencia física, ya que precisamente para eso fueron diseñados como raza: para causar el mayor daño posible en las peleas de perros.
“No hace nada, no muerde”
Tras la masiva llegada de estos perros a nuestras ciudades y pueblos, hay un montón de dueños que dicen ser expertos en Pitbulls, que los tienen muy bien adiestrados y que estos perros jamás harían daño a alguien, lo cual no corresponde con los datos anteriormente expuestos.
Si solamente bastara la palabra para garantizar la seguridad, entonces no harían falta, por ejemplo, las licencias de conducir para manejar un carro; bastaría con decirle a los policías y transeúntes: “No se preocupen que yo se manejar muy bien”. Así como se necesita un permiso para tener un arma o para manejar un carro, se necesita también un permiso para tener un Pitbull.
Al ver la cantidad de este tipo de perros sin bozal ni correa por las calles de Colombia, cualquiera podría pensar que la tenencia de estos perros no está regulada en el país, pero no es así.
Tanto en la Ley 746 del 2002 como en el Código Nacional de Policía se regula detalladamente la tenencia de perros de razas potencialmente peligrosas, para tener uno de estos perros se debe contar con un permiso de la alcaldía y el perro debe figurar en el censo de perros de razas potencialmente peligrosas.
Además, siempre que el perro esté en espacio públicos o comunes deberá usar bozal y correa. ¿Cuántos de los dueños de estos perros tendrán el permiso correspondiente?
“Hay que educar mejor a los humanos”
En principio es importante educar mejor a los seres humanos sobre el trato hacia los animales en general, pero decir que un niño que sufrió daños irreversibles en su cuerpo por el ataque de un Pitbull (lo cual ha ocurrido muchas veces) tuvo la culpa porque “no sabía como comportarse frente a un Pitbull” es bastante desafortunado.
Es el equivalente a decir que, por ejemplo, tras el derrumbe de un edificio cuyo diseño no cumplía con la norma sismorresistente, los ocupantes fallecidos tuvieron la culpa porque “no sabían cómo comportarse ante a un Terremoto” o decir que, por ejemplo, a alguien le robaron porque “dio papaya”. Y así se pueden dar muchos otros ejemplos de lo que se conoce como ‘Señalar a la víctima’. Les corresponde a los dueños del perro garantizar la seguridad a terceros y no al revés.
El objetivo de este artículo es aportar para que las regulaciones sobre estas razas caninas se cumplan y concienciar a la población sobre el peligro inminente de estos malos hábitos. Para que no tengamos que volver a mirar con miedo a través de la mirilla de la puerta antes de salir de nuestras casas o interrumpir nuestros ejercicios en el parque porque alguna de esas bestias ande por ahí suelta.