No hay nada menos confiable que el rating hoy en día. ¿Alguien cuenta a los cientos de miles de muchachos que entran a plataformas piratas a verse de sopetón Betty la fea? ¿Cómo se mide Netflix? ¿Alguien enumera a los pelados colombianos que ven Euphoria en HBO? Sin embargo, tomemos el rating del pasado martes 27 de agosto: en el primer lugar, con más de 16 puntos, estaba Betty la fea, una producción de 1999. En el segundo, lejísimos, estaba el Desafío que ni siquiera llegaba a los 11 puntos. La competencia de Betty, la cada vez peor Bandido honrado, llegaba apenas a los nueve puntos.
Para Caracol y RCN debe ser muy preocupante que cada noche la historia los esté derrotando. Sí, todos amamos a Betty, pero nada justifica que esta tercera repetición tenga estos resultados tan aplastantes. La obra maestra de Fernando Gaitán ha sido lo único que ha podido reconciliar a esos exigentes televidentes que son los jóvenes con la tv colombiana. Si, estos dos tristes canales, cada vez más anacrónicos, más obsoletos, están hechos solo para que señores mayores de sesenta años lo sintonicen. Los formatos no cambian y es por eso que esa afrenta a la civilización occidental que es Sábados Felices vaya muy orondo a cumplir medio siglo de existencia.
No vamos a caer acá en comparaciones absurdas. No podemos caer en la obviedad de decir que mientras Occidente esté viviendo la edad de oro de la televisión, confirmada con joyas como Mindhunter, Derry girls, Sucession, La maravillosa señora Maisel, Years and Years, Westworld, nosotros, habitantes del Tercer Mundo, estemos haciendo Tu voz Stereo. Es tan absurdo como comparar a Lee Strasberg con Alfonso Ortiz. Lo que da rabia es que se ha demostrado que acá se pueden hacer producciones de calidad. Series como Distrito salvaje, o Frontera verde lo evidencian. Pero los dos canales privados tienen una fórmula inmoral y completamente desfasada: preferir a los modelos jóvenes y bonitos para protagonizar sus innombrables melodramas que ni están bien escritos, ni están bien dirigidos. Es tal el descuido que tenemos años sin que se construya un personaje tridimensional. Ahora lo único que vemos son caricaturas.
En ese culto a los jóvenes que tenemos en Colombia,
RCN y Caracol ha jubilado prematuramente a talentos como María Cecilia Botero,
Jairo Camargo, Germán Escallón, Vicky Hernández, Luis Mesa o Gloria Penagos
En ese culto a los jóvenes que tenemos en Colombia, un culto inmerecido o si no miren la nulidad que tenemos como presidente, RCN y Caracol ha jubilado prematuramente a talentos como María Cecilia Botero, Jairo Camargo, Germán Escallón, Vicky Hernández, Luis Mesa o Gloria Penagos. Mientras los canales los desprecian, el público los sigue extrañando. Entre todos los rostros hermosos y lozanos que inundan nuestra pantalla, no hay una sola estrella. Acá la única estrella parece ser Maluma.
Pero no sólo en la escogencia de los actores, en la escritura de los libretos, en la deficiente dirección está la crisis en la que están sumidas nuestros dos canales. El problema está en el formato. Ahora, con plataformas como Netflix, HBO, Claro Video y la misma Youtube podemos escoger la hora y la forma en la que vemos las series. Después de la irrupción de Los Soprano en 1997 la televisión cambió para siempre. Ya no nos interesan los estereotipos, las historias rosas, el relato estúpido de la muchacha del servicio que enamora al príncipe. No, queremos ver la vida en la pantalla y por eso ahora solo películas como Erase una vez en Hollywood pueden superar las historias que estamos viendo en la Televisión del primer mundo. Acá la única vida que vemos en una pantalla es la de las marionetas.