Hace 10 años el único canal que veía era RCN. Es que me tenía acostumbrado a lo mejor. Desde Café hasta El Capo 3, pasando por la inolvidable Betty la fea. RCN era parte de nuestras vidas.
En esa época el canal se daba el lujo de tener en su plantilla a reporteras como Vicky Dávila y Claudia Gurisatti. Todos los colombianos las amábamos. Además, en los ocho años de Uribe el canal se estabilizó, sobre todo en el noticiero. Sin embargo, a medida que la popularidad del expresidente bajaba del 75 al 48 por ciento, los número del canal se iban desinflando vertiginosamente.
RCN le vendió el alma al diablo. Literalmente. RCN, sobre todo el noticiero, quiso seguir con su línea editorial de la década pasada y no se dio cuenta de que el país cambió. Si bien el no ganó hace exactamente dos años con poco más de la mitad, esto 10 años atrás hubiera sido muy desigual, hubiera dado 90-10 a favor de destruir los acuerdos. Este ya no es el mismo país uribista que prefería RCN a Caracol.
Es una lástima que la salida de José Roberto Arango de la presidencia del canal demuestre que RCN está fallando como marca. Ya se ha intentado de todo en los últimos seis años, novelas, recambios en la parrilla, lo único que no ha intentado cambiar el canal de los Ardila es la línea editorial del noticiero. Ver a la Guri, gran periodista, y a Hassan es ver el pasado. Es la estética, es el sentimiento, es el uribismo rampante lo que molesta, lo que saca de quicio.
Hace poco despidieron a más de cincuenta personas. Hay una crisis absoluta que se refleja en el rating, no puede ser que a veces amanezcan empatados con programas del Canal Uno y que un reality como Yo me llamo triplique su programa estrella. No puede haber tanta diferencia. Tengo que ser sincero, debido a mis convicciones políticas aplaudía la caída del canal de los Ardila. Ahora, como aspirante a periodista, me preocupa su caída. El cierre futuro de un canal tan poderoso significa menos oportunidades para todos los que queremos vivir del entretenimiento. Necesitamos que RCN salga de la crisis y que la gente deje de detestarlo. Odiar a RCN es odiarnos un poquito a nosotros mismos.