A pesar de que el uribismo es el principal enemigo de los tratados de paz con los grupos guerrilleros al margen de la ley en Colombia, extraña y paradójicamente parece que estos grupos armados tienen cierta manía de ayudar a que las campañas del señor Álvaro Uribe y sus secuaces sean llevadas a cabo con total éxito, pues ya ha pasado la línea de la casualidad que justo antes de unas elecciones o bajo el mandato de un presidente, gobernador o alcalde propio del uribismo, las acciones bélicas y terroristas de estos grupos aumenten considerablemente.
¿Es el interés de estos grupos armados ayudar a que sus principales enemigos tengan poder en el país, destruyendo cualquier posibilidad de paz? Dudoso, más probable es que bajo las mangas ajustadas del traje del señor Uribe se encuentra todo un arsenal de “guerrillas” propias, dispuestas a asesinar a diestra y siniestra con tal de obtener unas cuantas X en las corruptas caras de sus pupilos.
Estas “guerrillas” uribistas deben correr de un extremo al otro del país, como adolescentes desenfrenados, con bombas, armas y aerosoles, para realizar los típicos atentados y llenar de rayas con los nombres de las Farc y el ELN sus jugarretas, mientras los medios anuncian una acción terrorista más de los eternos guerrilleros, generando más odio y desprecio en los colombianos hacia los procesos de paz y manipulándolos para que pidan a gritos la guerra.
Así el longevo senador se saborea de la sangre derramada y del odio incrementado, mientras sus lavaperros esperan una orden más para ponerse el uniforme que les indiquen y cometer otro acto de falsa bandera que llene a los colombianos de miedo e inseguridad, de reaparición de guerra, de fracaso de la paz. Mientras tanto, en las políticas y discursos hipócritas de ultraderecha se vende la solución a esa eterna guerra, de la cual son protagonistas a diario, participando de bando enemigo y aliado, de presa y cazador, logrando que el dolor, el miedo y la rabia sean los elementos clave que los empujen a votar por aquel que en lugar de guerrilleros asesinaba campesinos, que luchaba contra el narcotráfico en tanto sus grupos armados sembraban y exportaban toneladas de coca, que advertía de expropiación cuando sus secuaces desplazan y masacran a los dueños de tierras campesinas.