Cada vez que, en el Congreso de la República, o en las distintas Cortes se le ponen talanqueras al grueso de reformas presentadas por el actual gobierno Petro, este anuncia desenfundar la espada llamada: Asambleas Populares.
¿Pero qué es la asamblea popular?, ¿Cómo se pondrá en funcionamiento ese órgano que muchos interpretamos como la voz del soberano pueblo, que exige el cumplimiento del mandato que le conferimos al actual gobierno?
Creo que existe más preguntas que repuesta en la manera como poner en marcha, este mecanismo que asegure la voz del constituyente primario en las esferas del poder.
Sin embargo, no es descabellado pensar, que aun gobernante que llegó al poder con la esperanza de llevar a cabo una serie de reformas que nos permitiera a los colombianos la mayor suma de felicidad, pero que pasado dos años de mandatos el tiempo se acaba, y los avances no son tan notorios, no dejan otra alternativa que consultar al pueblo sobre que hacer para darle cumplimiento al proyecto político del gobierno del cambio.
El actual gobierno ha tenido que torear no solo al congreso y a las cortes, le sumamos una incompetente oposición que no hace otra cosa mas que tratar de incendiar al país. Sin propuestas claras, dejan ver el poco nivel político que ha caracterizado a quienes que durante más de dos siglos nos han gobernado a punta de pistola y mentiras, lo que conduce a la desesperanza que tenemos en las figuras políticas más representativas que podrían corregir el curso de la historia.
Hoy ese constituyente primario le decimos al presidente Gustavo Petro, que antes de invitar al pueblo mediante el mecanismo de Asambleas Populares, es necesario depurar al gobierno de quienes se han mimetizado vistiendo la camiseta del Pacto Histórico y seguir manteniendo sus privilegios. Son esos mismos funcionarios de gobierno que rodean al presidente que no dejan avanzar hacia el cambio que necesita este país.
El reencauche politiquero, muchos lo entendimos como una manera de construir un gobierno participativo, pero son esos mismos políticos del tradicionalismo, que tienen incidencia en el actual gobierno los cuales generan el miedo en nuestra sociedad de llamar dictadura cuando se respeta el poder dictatorial de la política a través de los órganos de justicia y legislativo, que se niegan a dar paso al conjunto de reformas que necesita el país, para cerrar la brecha existentes entre ricos y pobres, en el compromiso y la lucha por ganarle a la desigualdad.
El mensaje también va dirigido a quienes en el pasado defendían las justas luchas sociales, pero que una vez probaron y se deleitaron en el poder se olvidaron de la existencia de las necesidades de la Colombia profunda.
Desde los cuatro puntos cardenales de nuestro país, invitamos a quienes sueñen en la construcción de un nuevo paradigma político en Colombia, sumar sus voces en la exigencia al actual gobierno, que la intermediación favorece a los lagartos que pescan en las turbulentas aguas de cara al 2026, que invita mediante el miedo a que votemos por los mismos de siempre, porque es imposible el cambio, ya que gobernar mediante la conciliación es sinónimo de debilidad, o de dictadura como no los han querido sembrar.
Las asambleas populares sin saber como se comen, aunque asuste a algunos, son la esperanza para otros.