Cuando hace ocho meses el presidente Gustavo Petro anunció en Nazareth, corregimiento de la Alta Guajira, que buscaría construir al menos dos aeródromos de especificación internacional para darle el empuje definitivo a la actividad turística en este rincón del país, hubo escepticismo y perplejidad.
El mandatario ha insistido en las actividades turísticas como inagotable fuente de recursos para Colombia –aprovechando su exuberancia y variedad– y la agroindustria, con el ánimo de reemplazar actividades extractivas que considera poco amigables con el ambiente.
"No tenemos una doble calzada que nos comunique con las fronteras. A Colombia se llega por vía aérea. Y para ello Hemos priorizado como parte de la política pública de turismo los aeropuertos que queremos hacer o ampliar en donde creemos que hay un potencial de atracción turística”, dijo el mandatario hace algunos días en la inauguración de la Vitrina turística de Anato en presencia del gobernador de la guajira.
"Logramos hacer crecer el turismo internacional, un 24%, uno de los mejores del mundo” destacó el presidente sobre el ingreso de viajeros del exterior.
En este marco, la reciente visita de Máxima, la reina de Países Bajos, a Colombia sirvió para poner sobre la mesa nuevamente el tema de las pistas aéreas en La Guajira por cuenta del estrecho nexo de la población del extremo norte del país con las Antillas Holandesas, que tienen viejos lazos culturales y comerciales que han tendido a olvidarse.
El presidente Petro, que atendió el encuentro en compañía de la primera dama, Verónica Alcocer, destacó la necesidad de elaborar un acuerdo que facilite el tránsito de turistas entre el norte de la península y las islas de Aruba, Bonaire y Curazao que eventualmente pueda ser ampliado a República Dominicana.
El gobierno ya se ha puesto en marcha, según el director de la Aerocivil, Sergio París, y para ello ha contado con el importante apoyo del cluster turístico del Caribe colombiano, que tiene experiencia en trabajar de la mano con comunidades indígenas. De hecho, cuenta con el aeroclub Los Campanos que opera en el municipio atlanticense de Tubará, en medio del resguardo indígena Mokaná que tiene como parte de sus actividades vuelos turísticos con paracaidistas.
Desde este aeródromo parten misiones de reconocimiento aéreo hacia la Alta Guajira, donde se construirán los aeropuertos en el corregimiento el Paraíso –cerca de Punta Gallinas– y en Puerto Estrella, que cuenta con una pista de tierra en desuso, las zonas han sido recorridas al milímetro por expertos como el capitán Jorge Prieto y el capitán Adlei del Risco, directivos de campanos en una aeronave Piper P-28 comandada por el capitán Andrés Salazar.
Sus desplazamientos hasta la zona han hecho posible la toma de fotografías y estudios de topografía, relieve y otros factores que servirán para la materialización final del proyecto.
La idea es que Aerocivil sostenga un encuentro amigable y coherente con las comunidades asentadas en los territorios donde se materializarán los aeropuertos y, para ello, se han apoyado en quienes han vivido experiencias con aeródromos construidos en asentamientos indígenas, en pos de cimentar un resurgir del turismo, esta vez de estrato alto.
Ello, demandará mejores servicios a los explotadores turísticos y la completa profesionalización de transportadores, guías, dueños de alojamientos y restaurantes, que redundará en una necesaria inyección de recursos a la economía local.
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