La seria problemática de movilidad pública urbana que padecen las ciudades colombianas que superan los seiscientos mil habitantes y que cuentan con el Sistema Integrado de Transporte Masivo, Sitm, está lejos de solucionarse.
Movilizarse en los Sitm del país es toda una odisea para los más de 4 millones de usuarios. Las fallas más evidentes son: baja calidad en la prestación del servicio, operación ineficaz, precaria cobertura, insuficiente frecuencia de rutas de buses y, deficiente o subutilizada infraestructura.
Los Sitm en Colombia son: Transmilenio de Bogotá; Megabús de Pereira; Masivo Integrado de Occidente, MIO, de Cali; Transmetro de Barranquilla; Metrolínea de Bucaramanga; Metroplús de Medellín y; Transcaribe de Cartagena, inoperante aún.
Sin excepción, los Sitm colombianos han sido objeto de protestas de tradicionales transportadores, de usuarios insatisfechos y de cese de actividades de empleados que exigen el pago de sueldos atrasados y de cotización a la seguridad social.
Es que los transportadores descentralizados o tradicionales afirman que el objetivo del Gobierno es sacarlos del negocio, el cual construyeron a pulso durante años, para dárselo a unos grandes operadores que en la mayoría de los casos son extranjeros.
Otras críticas evidencian que los Sitm en el país no han tenido una eficiente integración modal, entre otras causas, debido al conflicto de competencias y divergencias políticas entre las autoridades de transporte urbano, intermunicipal y especial y, a la falta de integración con el transporte regional, informal e ilegal.
¿Le quedó grande al Ministerio de Transporte regular el Servicio Público Terrestre de Transporte Automotor Especial? Al parecer, porque sistemáticamente falla en el liderazgo de la planeación, implementación y evaluación de las políticas de transporte.
O si no, ¿por qué después de 14 Conpes realizados para regular la implementación de los Sitm, no hay políticas claras a largo plazo y no hay información puntual, veraz y actualizada sobre el sector? Esto los imposibilita para tomar decisiones con fundamento.
Lo evidencia las proyecciones erróneas del número de pasajeros diarios que cada sistema preveía movilizar y que los tienen en las condiciones actuales de iliquidez y al borde del colapso financiero.
Megabús moviliza alrededor de 95 mil pasajeros al día, cuando pretendía unos 140 mil. MIO transporta aproximadamente 500 mil usuarios y la proyección era de 650 mil. TransMetro mueve 118 mil pasajeros y aspiraban a unos 350 mil.
En Metrolínea, en el último año descendió un 4% el número de pasajeros movilizados, es decir 30 mil menos, por lo que los concejales de Bucaramanga y la Contraloría solicitan reestructurarlo por completo.
El único que superó las expectativas es TransMilenio, esperaban movilizar poco más de un millón de pasajeros y son más de un millón 800 mil personas que cada día usan el sistema, de ahí que los articulados sean verdaderas latas de sardinas.
Transcaribe lleva 8 años en construcción y aún no ha empezado operaciones y para colmo, el alcalde Dionisio Vélez anunció que faltan por lo menos $200 mil millones para terminar las obras necesarias, las cuales esperan se concluyan en agosto de 2015.
Metroplús es el único que medio funciona bien y eso porque es un alimentador del Metro.
Tampoco los Sitm han tenido un impacto positivo, a corto y mediano plazo, en la descongestión de la movilidad urbana y la reducción de los tiempos de viaje.
En conclusión: en Colombia hace falta construir una política integral y de largo plazo para el transporte de pasajeros.
@adolfoflorezg