¿Por qué la llegada del liberalismo resultaría estratégica en el Pacto Histórico?

¿Por qué la llegada del liberalismo resultaría estratégica en el Pacto Histórico?

En un hipotético gobierno de Petro, así se movería Gaviria para llegar al Pacto Histórico e integrarse a las toldas gobiernistas. ¿Qué ganaría el Pacto?

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
diciembre 14, 2021
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¿Por qué la llegada del liberalismo resultaría estratégica en el Pacto Histórico?
Fotos: Leonel Cordero

Más allá de la polémica suscitada por el aterrizaje de Luis Pérez a la consulta del Pacto Histórico —vía el sector del liberalismo socialdemócrata orientado por el senador Luis Fernando Velasco— de fondo subyace una discusión más estructural: el aterrizaje del Partido Liberal a las todas del Pacto Histórico y su eventual integración a una coalición gobiernista en un hipotético gobierno Petro. Sin embargo, ambas circunstancias pasan por la discrecional voluntad de un solo hombre (sobre el cual Luis Pérez no tiene mayor influencia): el jefe indiscutible de los liberales y señor de sus bancadas en el Congreso, por estos días investido con el superpoder de otorgar los avales, me refiero al expresidente César Gaviria.

Con la hecatombe mediática generada tras la publicación de la fotografía de Pérez y voceros de Colombia Humana en Antioquia, pasó de agache la auténtica implicación de su acercamiento al Pacto: convertirse en el puente que permita la llegada del Partido Liberal —sin candidato presidencial tras la reventada con Alejandro Gaviria— a la consulta presidencial. Una movida realmente ansiada por Petro y que va en la línea de “rescatar” la identidad de los procesos históricos del liberalismo —como la revolución en marcha de López Pumarejo— y el legado de sus prohombres más progresistas.

De ahí que el rol de Pérez —en el anonimato tras concluir su periodo en la Gobernación— se haya reducido a ser un mero mediador entre Petro y Gaviria (porque Velasco es un liberal rebelde sin línea directa con el expresidente) para eventualmente consolidar el aterrizaje del Partido Liberal a la consulta del 13 de marzo. Y aunque el expresidente ya descartó esa posibilidad, la llegada del liberalismo al Pacto sería una movida estratégica desde dos frentes.

Por un lado, como una cuestión de mecánica electoral, pues el liberalismo es un partido de estructura —con un amplio despliegue territorial— y constituye la bancada más grande en Cámara y la cuarta en Senado. Por otro lado, tener a los liberales en la consulta del 13 de marzo (donde seguramente Petro será el ganador) implicaría sumarlos a las proyecciones del Pacto de cara a la primera vuelta; es decir, evitaría que se convirtieran en la moneda de cambio de la derecha uribista en una eventual segunda vuelta (donde es altamente probable vuelva a llegar Petro), tal como ocurrió en 2018.

Dentro del Pacto Histórico existe una verdadera preocupación por una segunda vuelta que replique la correlación de fuerzas que le otorgó la victoria al uribismo en el entretiempo al balotaje de 2018. Y claro que no es una preocupación menor, pues el liberalismo es el único partido tradicional que podría adherir a Petro, ya que resulta inviable que Cambio Radical, los conservadores o La U (con candidatos en la coalición de la derecha) terminen apoyando a Petro en una segunda vuelta. Ese rol estratégico del liberalismo se mide desde los siguientes criterios: su distanciamiento crítico con el gobierno Duque; la necesidad de unificar sus vertientes (ante la irrupción del Nuevo Liberalismo); y el rescate de su dimensión socialdemócrata en un país en el cual las nuevas generaciones —según varias encuestas— se inclinan más a la izquierda.

Ya en 2018 se vivió el fenómeno de “liberales con Petro”; sin embargo, fue marginal y no sumó más allá de los liberales progresista, ahora, ante el enorme desgaste de la derecha uribista, Petro se viene posicionando sólidamente en las encuestas —asumiéndose en una narrativa discursiva como el continuador de liberales de cuño histórico como Rafael Uribe, López Pumarejo y Gaitán— y eso resulta seductor para un partido que desde 2010 ha ganado con todos los candidatos que se terminaron alzando en segunda vuelta con la Casa de Nariño. Siendo un factor decisivo para la victoria de Santos ante Zuluaga en 2014 y nuevamente en 2018 (donde jugaron contra Petro).

Sin tener claro dónde terminará el liberalismo (porque quieto tampoco se va a queda), ya sea que recomponga las relaciones con Alejandro Gaviria (si su aspiración despega) o si termina nuevamente siendo la moneda de cambio de la derecha, solo de algo estoy seguro: si Petro gana así no haya contado con el respaldo público de los liberales, una de sus primeras movidas desde la Casa de Nariño implicaría reunirse con César Gaviria, pues la bancada del Partido Liberal será representativa en el próximo Congreso —especialmente en Cámara— y si Petro no llega con una aplanadora que impulse su agenda, los liberales podrían resultar determinantes para consolidar un margen de gobernabilidad en el Congreso.

Sin duda, sí o sí, en algún momento se deberá pactar con el amo y señor de los liberales, con César Gaviria.

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