Como siempre desde que tiene cédula de ciudadanía Milton salió temprano el domingo 25 de mayo, día de la elección presidencial, a votar. Lo hizo rápido. Además de no haber filas largas en el puesto de votación en el barrio Santa Rita, quería ir a Barú para saber por sus propios medios ¿por qué los baruleros no votaron? Su amor por investigar y la comunicar lo motivó a salir de su casa.
Hasta Barú llegó por tierra en una moto desde Pasacaballos, donde antes se tomaba el ferri para cruzar el Canal del Dique. Lo hizo allí no porque no supiera que ahora se cruza un moderno puente sino para saber qué pasa con quienes antes vivían de los ferris. Alguien le dijo que habían pasado varios días de inaugurado el puente y que aún muchos no habían recibido un solo peso y que por lo tanto tampoco votaría.
Llegó a Barú en una moto pagando 18 mil pesos. Cruzó el puente recorriendo la nueva carretera aún no terminada, pasando por Ararca y Santa Ana, no desviándose a Playa Blanca, cruzando y haciendo malabares por Playetas, la razón principal por la cual los baruleros no votaron. Llegó a Barú y sus oídos escucharon lo que sus ojos vieron antes: Playetas, un tramo angosto entre la Ciénaga del Mohán y el Mar Caribe se sigue reduciendo por la arremetida del mar y quienes viven o visitan Barú hacen malabares para ir allí. No hay forma de que se pueda intervenir este tramo porque la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales no lo permite.
Escuchó y vio muchos mensajes, pero en especial: “Queremos Playetas”; Playetas significa economía, agua, educación y desarrollo.
Llegó por tierra a Barú para entender por qué esta población, mayoritariamente afro, se niega a ejercer su derecho. La respuesta es porque se les niega el derecho a ser reconocidos, escuchados e incluidos en el desarrollo como debe ser. Salió por agua en una lancha de los Guardacostas, que llevaba a dos periodistas de un medio nacional.
Como la lancha cogió por el Canal del Dique y la Bahía, Milton vio desde lejos a Leticia, Recreo, Pasacaballos, Bocachica, Caño del Oro, Punta Arena y Tierrabomba. En estos territorios así como en Barú hace falta la inclusión efectiva que plantea la política pública para la población afro de Cartagena, política que él vio aprobar en el Concejo en el año 2012 y que al 2014 poco es lo que ha visto implementar de ella.