El martes en la noche se produjo la confirmación del hecho cantado de la elección del secretario del Senado, Gregorio Eljach como nuevo procurador general, en reemplazo de Margarita Cabello.
En principio pareció una jugadita del gobierno para atajar a los candidatos de Vargas Lleras que se habían impuesto en las otras corporaciones, sin embargo, el hecho que definió la elección fue el rápido apoyo de César Gaviria, por un lado, y el partido de la U por el otro. Cada uno por su lado, quienes fueron los edecanes que llevaron a su protegido del brazo hacia el solio del ministerio público.
La conveniencia y la característica de dejar tranquilos a todos los partidos es lo que comparte Roy Barreras con Eljach.
De una parte, la agenda de Petro va a marcar las próximas elecciones, sea para implementarla, mejorala o eliminarla: paz total, reforma a la salud, reforma pensional, reforma agraria, reforma laboral, reforma educativa, Venezuela, cambio climático, etc.
Petro puso la agenda pública del país para los próximos veinte años y aunque sus anuncios sean aparentemente caóticos e improvisados, han tenido el efecto que han dejado a la derecha sin argumentos distintos al rechazo porque si de sus propuestas, mientras que ha logrado alinear a la izquierda en torno a su liderazgo, una izquierda que había sido electoralmente débil y fraccionada en montones de siglas y partidos anárquicos. Tal y como Uribe logró aglutinar a la derecha, Petro es la cara y voz de la izquierda, frente a un centro desdibujado pero con mayorías clientelistas.
Y es ahí donde entra el inasible Roys. Las propuestas de Petro seguramente no van a tener una figura de su carisma para continuar con su proceso del cambio, independientemente de como le vaya con sus propuestas. La derecha no ha podido articular ningún discurso coherente sobre las reformas que están en la mesa, pero ni unos ni otros, aunque sumados pueden ser la mitad o más del electorado, parecen tener la fuerza para imponerse en el 2026.
Roy que viene de apoyar de manera temprana a los candidatos ganadores de los últimos años, tiene la mesa servida: no incomoda a Petro porque lo ha acompañado en su gobierno, y sin duda en una segunda vuelta sin candidato propio recibirá su apoyo.
Uribe le apuesta a una debacle del orden público que vuelva la elección un plebiscito por la paz total, como lo fue en la época de Santos, cosa que depende en mucho de la actitud frente a la elección que tomen los grupos armados. Barreras de seguro saldrá victorioso de una consulta de centro con figuras tan desgastadas como Fajardo, Gaviria o Murillo.
Y en ese escenario el liberalismo, la U y el partido conservador seguramente lo acogerán como lo hicieron con Eljach, y los demás se plegarán porque es, como el nuevo procurador, un presidente que deja tranquilos a todos.