No se está “dividiendo” la ciudad; ya estaba dividida. No están “creando lucha de clases”. En la segunda ciudad más desigual de Colombia, la “economía fraterna” mantuvo estancada la brecha de inequidad. La realidad requiere cierta precisión
En medio de una pugna política nunca antes vista en Medellín, facciones y matices de diferentes partidos y movimientos respaldan o atacan la gestión del alcalde Daniel Quintero, por dos razones:
1. La reorientación de oferta institucional hacia sectores usualmente abandonados por administraciones anteriores.
2. La ruptura con los grupos de interés que, desde 2004 "metía mano" en Empresas Públicas de Medellín (EPM). Esto último fue el detonante.
Deterioro industrial 2004-2019
En 2004, Sergio Fajardo trajo consigo a Medellín un modelo, en principio loable, de gobernanza que acercaba la Universidad, a través de los grupos de investigación, la financiación del sector público y la participación del sector empresarial, para entregar soluciones puntuales a los problemas del territorio. En la práctica, esto nunca pasó.
Con la capacidad investigativa de la Academia al servicio del sector productivo, desde el Comité Universidad Empresa Estado (CUEE) se ha dado respuesta a las demandas del entorno socioeconómico. ¿Pero cuáles han sido las soluciones a los problemas sociales de Medellín? ¿Qué solución se dio al problema del medio ambiente de la ciudad? ¿Cuál fue la solución innovadora?, ¿la movilidad en las comunas al norte de la ciudad? ¿Cuál fue la estrategia innovadora para reducir los hurtos o la prostitución infantil?
En lugar de hacer ingeniería social o solucionar los problemas reales de la ciudadanía, al CUEE se llevaron problemas del mercado que a las empresas les interesaba resolver para poder vender. Los innovadores y emprendedores presentaban sus propuestas; en vez de apoyarles desde el sector empresarial y convertirles en grandes empresarios, les compraban sus ideas y/o les convertían en grandes empleados.
De esta manera se disminuyó la participación de la industria en Antioquia. En lugar de haber un crecimiento, las empresas se fueron de la ciudad. Mientras en 2010 Medellín tenía 36% de participación en el PIB de Colombia, esta bajó a un 16% en 2019, concentrando el capital dinero en unas pocas empresas. Medellín dejó de ser la capital industrial de Colombia.
Deterioro social 2004-2019
En principio, la ingeniería social se apalancó en los programas de presupuesto participativo, de modo que las mismas comunidades tuviesen voz y voto a la hora de identificar sus problemáticas y necesidades más apremiantes y elegir la mejor manera de intervenirlas. Sin embargo, desde 2006 han sido continuas y crecientes las denuncias de cómo los llamados “combos” han saqueado dicho programa, vacunando a los proyectos allí presentados.
Por otro lado, desde el Concejo de Medellín se denunció por años cómo algunos grupos de interés se valían de las palancas del Estado para enriquecer sus empresas. El silencio cómplice de los gobernantes de turno era el trasfondo al carrusel de cargos: la ciudad veía sin chistar cómo las mismas personas rotaron por la administración municipal durante 16 años. La propaganda repetía que todo iba bien, pero la realidad estaba oculta.
El tiro de gracia al statu quo llegó con la administración de Federico Gutiérrez
Tras desmantelar programas y proyectos sociales y con una fallida estrategia de seguridad, en agosto de 2019 la administración de Fico tenía a Medellín con una tasa de desempleo del 12,7% uno de los más altos del país, terminando el año con 591 homicidios (542 hombres, 49 mujeres) y una brecha de inequidad que no disminuía desde 2017. A su vez, desde el concejo se denunciaban sobrecostos, irregularidades y detrimento. Por eso, el 27 de octubre de 2019, la ciudadanía dijo: “no más de lo mismo”.
Hoy, la pugna no es contra “el GEA" y sus 125 empresas, ni contra "el empresariado antioqueño"; actualmente hay más de 106 mil empresas con Registro Público Mercantil solo en Medellín, la mayoría MiPyMes. Esas son el verdadero empresariado antioqueño, las grandes generadoras de empleo en la ciudad. Entonces, ¿la disputa es contra quién?
No es política; es personal
Durante 16 años, representantes de varios grupos de interés llegaron a la administración pública de la mano de Sergio Fajardo. Las gerencias en EPM beneficiaron empresas de las que ellos mismos habían sido gerentes, ya fuera para salvarlas de la quiebra o para fortalecerlas a costa del Estado, despertaron suspicacias. Y las pérdidas y sobrecostos de sus pésimos negocios en lo público lo terminaba pagando la ciudadanía.
Por su parte, las infracciones de empresas contratistas como Integral y Conconcreto, cada vez más flagrantes y evidentes, llevaban años "pasando de agache" ante el silencio cómplice de las administraciones de turno, intocables por ser "aliados estratégicos" de EPM.
Cuando Quintero Calle ganó las elecciones, la preocupación del alto empresariado era la gerencia de EPM, ya que ello "marcaría la pauta de su alcaldía". Previo a su posesión, Daniel Quintero Calle se habría reunido en dos ocasiones con los tres directivos del GEA: David Bojanini (Sura/Protección), Jorge Mario Velásquez (Argos) y Carlos Ignacio Gallego (Nutressa), en las que se habría abordado el tema del gerente de EPM.
Sin embargo, Quintero nombró como gerente de EPM a Álvaro Guillermo Rendón, siendo así el primer alcalde en desestimar el criterio del GEA, entendido no como un grupo de empresas sino como sus directivos. Y comenzaron las tensiones.
Acostumbrados a cogobernar y ser consultados, quienes representan esos grupos de interés ahora están por fuera y les irrita sentirse excluidos, "ninguneados". Evidencia de ello fue la renuncia en pleno de la Junta Directiva de EPM como protesta a la demanda de sus “aliados estratégicos”. Esa fue la manzana de la discordia.
En la mesa y en el juego se distingue al caballero
En el juego del ajedrez electoral de 2019, unos ganaron y otros perdieron. Algunos de quienes perdieron decidieron rodear al ganador y hacer ciudad; otros, que aún no aceptan el resultado, se empeñan en torpedear la gestión del alcalde Quintero.
En su afán revanchista, quieren reacomodar las fichas, volver a barajar y tener un nuevo reparto en el que puedan participar como solían hacerlo. Porque la pelea es personal y es de estos estamentos contra Daniel Quintero.
Esos grupos de interés que acumulaban grandes masas de capital dinero valiéndose de los gajes del Estado, no hicieron crecer sus empresas por libre competencia, sino acaparando la contratación pública. Contratando con el Estado por décadas, no tenían necesidad de competir.
Ahora la tienen. Y no les gusta.
Eso es lo que pasa.